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_Cómo han pasado los años  

 __Melusa Gómez

 

Hay oportunidades en la vida, en que --sin quererlo-- puedes hacer unos viajes en el tiempo que te pueden hacer darte cuenta de cómo han pasado los años.


Y aunque algunas cosas no la viví en el momento, he de decir, viajado lector, que también me transporté a otra época.


Imagine usted: un lugar con paredes claras y cuadro cubistas, una pequeña tarima, una vedette que mueve magistralmente su cuerpo ante el numeroso público. El rostro, inconfundible. Es Lyn May.


Usted dirá, bueno, ¿pues dónde fregados se anda metiendo el muchacho?
Pues en la Casa del Caballero Águila, en Cholula. Ahí, viajamos en el tiempo, porque pude encontrar a un chamaco vendiendo una foto-novela (publicaciones que fueron muy socorridas en los 70-80) de a 15 pesitos y a una de las mujeres que marcó el cine mexicano llamado de “ficheras”.


Y es que el pintor Antonio Álvarez presentó este trabajo, donde la inspiración de la exposición y la foto-novela, fue Lyn May. La señora de generosas curvas, mostró que sigue manteniendo la agilidad necesaria para aplicar una enredadera a cualquier rival. Llamó la atención desde su llegada y bailó para los asistentes.


Cuando salimos del lugar donde Lilia Mendiola de Chi --ja, ja, a que no sabía, amable lector, que es el nombre de Lyn May-- hizo las delicias de propios y extraños, no dudé en aprovechar el jueves viajero para retroceder, tal vez menos años, pero de igual forma “pasar a la remembranza”. Y qué mejor que ir al concierto de Timbiriche, así, ligadito, de uno a otro.


Imagine usted, “timbi-ruco” lector, que el inicio del concierto es con una pantalla de televisión que muestra imágenes de (y vaya haciendo la lista de los que recuerde bien, para que vea cómo se van los años) el Tío Gamboín, la Familia Telerín, el Chavo del 8, Cantinflas Show, Miguel Bosé (en sus inicios) Siempre en Domingo, Topo Gigio, ente otros.


Fui testigo del crecimiento de los integrantes de la banda, que iban apareciendo en la pantalla, uno a uno, con sus rostros de niños, para luego verlos en vivo, actuales y con lo que eso implica. Por cierto, a casi todos les cayó bien el paso del tiempo. Por ejemplo. La gordita, adelgazó y se ve muy bien; a la flaquita le salieron curvas que no recuero haberle visto con anterioridad y la guapa se puso más “cachonda”.


Por cierto, enviaré mi más enérgica protesta porque no le dan la importancia que merece un sentido tema musical, titulado “Cocorito”. Es increíble que no sea uno de lo temas principales del concierto. Imagine usted que suenan los primeros acordes, la multitud se entusiasme, enardece, los gritos de los fans inundan el lugar, la gente se desborda mientras Timbiriche interpreta: “Cocorito que gigante tan bonito que mascota tan simpática eres tu, súper héroe de grandes y chiquitos Cocorito mil colores tienes tu”. ¡Qué chulada!


En fin, el tema es que, aquí su Rey Pelé, sintió que en un par de décadas se verá igual que los “cincuentañeros” que saltaba y bailaban con la música de Timbiriche, sin haber ingerido alguna sustancia prohibida por la FIFA. En fin.

 

Mi única duda es: ¿Habrá algún referente musical reciente que marque las generaciones que, en su momento, marcó Timbiriche? Por lo pronto, todas mis canicas están puestas en Imanol o Moderatto, aunque no descarto el regreso de los Fantasmas del Caribe.

 

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