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Construyendo Ciudadanos
Giovanna Morales
01/06/2010
En el país de los abusos
México es el país de los abusos. Abusamos de los demás y de nosotros mismos. Este abuso se refleja en los altos niveles de violencia, en los bajos salarios de las mujeres, en la desaparición de periodistas, en el control de los medios de comunicación, en la obesidad, y en un infinito número de ejemplos más. Permitimos que abusen de nosotros al dejarnos engañar por un candidato que dice mentiras, al no solicitar que la autoridad rinda cuentas y sea transparente, al no denunciar hechos corruptos y callar alguna irregularidad del gobierno, al aceptar despensas a cambio de votos, pero así también, abusamos al pasarnos un alto, ocupar el lugar reservado para personas con capacidades diferentes, dar mordida a un agente de tránsito. En definitiva el abuso no se trata de un juego de suma cero, porque nunca ganan las dos partes. Siempre hay un perdedor. Aquel que pierde es quien tiene la menor ganancia a cambio del favor que intercambió, o quien tiene menos que ofrecer: siempre hay un costo.
La triste realidad es que en Puebla los que más estamos perdiendo somos los ciudadanos. En desarrollo social, el estado ha escalado en niveles de marginación, colocándose cada vez un peldaño más arriba en pobreza. Con López Zavala en la Secretaría de Desarrollo Social, 1.2 millones de poblanos dejaron de ser clase media y cayeron en pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Además, el 60% de los poblanos no cuenta con servicios de salud, según la Comisión Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). En el tema de desarrollo económico, el INEGI indicó que de 2008 a 2009, la economía poblana cayó 10%, casi el doble que el país. En materia de justicia, en los últimos 6 años desaparecieron 3,323 mujeres, 8 veces más que las desaparecidas en Ciudad Juárez. Estos datos fueron aportados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pero como no fueron asesinatos, no causaron la misma impresión, aunque es más grave el número de desaparecidas. De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad, Puebla fue evaluado como el estado con el peor sistema de justicia en el país.
En cuestión de transparencia, según la organización Transparencia Mexicana, Puebla es el cuarto estado más corrupto de México. Y no me sorprende, pues como comenté en una ocasión anterior, somos el único estado en el país cuyo órgano de transparencia no es autónomo del gobernador, por incongruente que esto se escuche. Además, algunos medios de comunicación locales parecen estar, sobre todo en tiempos electorales, totalmente dispuestos a colaborar con esta situación. Se puede observar con tan sólo leer y escuchar las noticias. Entiendo que algunos, que incluso me consta que han recibido amenazas, no quieran perder su posición o verse obligados a cerrar el changarro. Recientemente escuché a un ciudadano contar que en algunas zonas de la ciudad, un partido se atrevió a imprimir periódicos apócrifos de La Jornada de Oriente con pseudo-reportajes atacando directamente a una coalición opositora. No se ha hecho ningún pronunciamiento al respecto, porque todo el sistema está putrefacto, y no hay a quién recurrir si también los medios de comunicación están cooptados o amenazados por el poder en turno.
Por todo esto, es imperante hacer un análisis de la situación y conocer a fondo las propuestas de los candidatos, antes de regalarles nuestro voto. Hay preguntas obligadas: ¿conoces sus propuestas? ¿en ellas consideran mejorar la situación del estado basándose en la problemática actual? ¿conoces sus motivaciones, intereses y antecedentes? Como ciudadanos tenemos el derecho de acceso a la información pública, y podemos solicitar que los candidatos expliquen sus propuestas y las hagan públicas.
Somos un país que se quedó a la mitad de su evolución. Es como si el maestro ahora estuviera teniendo que forzar al alumno para que aprenda una lección que por las buenas no ha podido aprender, para pasarlo al siguiente grado. Y lo fuerza a aprender, a través de lecciones doloras que están causando heridas profundas en su sistema de valores y en su sentido de justicia. Este alumno consiguió avanzar bastante hace un par de décadas, incluso se ganó el respeto y la admiración de otros alumnos a nivel internacional. Pero ahora, le han puesto orejas de burro y lo han mandado a la esquina, y no quisiera ver que lo mismo le suceda a Puebla, en quien los ciudadanos teníamos grandes esperanzas hace 6 años. Que esto por favor no se entienda como menosprecio. Amo mi país, pero mi amor no es ciego. Lo que preocupa es la ceguera colectiva. ¡Hasta pronto!
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