“En cada hombre, late la posibilidad de ser o más exactamente de volver a ser otro hombre” (Octavio Paz-El laberinto de la Soledad)


DONDE LA LEY TERMINA, COMIENZO YO


Maritha Amescua


La agresión a las mujeres


300 es el número de mujeres que aproximadamente han muerto en Ciudad Juárez los últimos 10 años; 458 es el número de policías que han  muerto en este año, en solo unos meses y sin contar los de los últimos 8 días.


¿Qué pasa con nuestra sociedad que hemos puesto etiqueta con precios distintos a las vidas humanas? ¿Por qué nos causa tanto escarnio la muerte de una mujer y no nos importa la de un policía? ¿Por qué no le damos el mismo valor?


Hace algunos años que decidí profundizar en los temas de seguridad; e involucrarme con el trabajo policial, ha sido una de mis tareas en este camino que elegí, y hoy quiero compartir con Usted amable lector un poco del sentimiento que he detectado, guardan estos hombres y mujeres dentro de sí y que está afectando el desarrollo de nuestra sociedad.


Un policía municipal promedio en nuestro país, piensa que su trabajo no es importante, ¿cómo podría pensar lo contrario, si la nómina refleja el valor que nuestra sociedad le da a dicho trabajo? ¿Cómo habrían de pensar lo contrario si nosotros los ciudadanos a quien ellos sirven y protegen no los respetamos? Por tal motivo corromperse es cosa sencilla, es simple inercia hacia un sistema que nosotros mismos hacemos funcionar, porque así nos conviene.


Por otra parte, el policía tiene dentro de sí la convicción de que el ciudadano es su enemigo, porque nosotros mismos como sociedad, así lo tratamos en cualquier ocasión que tenemos para  con ellos. O menospreciamos su valor como persona ofreciéndoles una “dádiva” para permitirnos continuar con nuestros actos ilícitos, o cuando estamos en una charla familiar hablamos mal de ellos;  o simple y sencillamente cuando los vemos en algún operativo nos burlamos de las medidas de seguridad que toman sin saber siquiera que ellos están  cumpliendo con su deber de la mejor manera; por tal motivo luego encontramos patrullas pick up con elementos en la batea en mala posición ya que si adoptaran la correcta nosotros los ciudadanos seríamos los primeros en criticarlos por parecernos payasadas.


La verdad es que un policía es antes que otra cosa, un ser humano como Usted y como yo; y mire, un gran porcentaje de ellos no han tenido las mismas oportunidades que otros actores de la sociedad que han accedido a la educación media y media superior; pero eso no es un parámetro en el momento que ellos salen a la calle a poner su vida para defender la nuestra; ¿porque nosotros deberíamos utilizar ese parámetro para medir su calidad humana? Dentro de cada uno de ellos –parafraseando a Octavio Paz- late la posibilidad de ser, o más exactamente de volver a ser otro hombre, otro policía cuya actuación se vea salvaguardada por la seguridad jurídica, la seguridad social y la seguridad institucional que nosotros, como sociedad a través del Estado, les deberíamos haber brindado.


El policía mexicano anhela ser respetado por nosotros y también desea ser un profesional en su trabajo, pero se siente “solo” porque en nuestro esquema social los hemos –erróneamente- categorizado como ciudadanos de segunda clase.


Yo se que alguno de Ustedes mis amables lectores –al igual que yo en alguna ocasión- nos hemos visto rebasados por la mala actuación policial, pero no podemos quedarnos cruzados de brazos en la mera crítica de tal situación, y tampoco podemos quedarnos en el papel de víctima. Nuestra responsabilidad como ciudadanos es buscar siempre, por las instancias adecuadas la mejora continua de nuestras instituciones, pero créame que si no comenzamos por respetar a la institución y a darle un mejor trato a los seres humanos que la conforman, nunca estaremos en posición de exigir mejor actuación de nuestras fuerzas policiales.


Nada más para darnos un ejemplo de lo que estamos exigiendo de cada uno de los actores de nuestra sociedad, sirva este ejemplo que rescato de una clase, precisamente de actuación policial, en la Academia Regional de Seguridad Pública (Centro). El presupuesto anual en  educación solamente en este año, superó los 135 mil millones de pesos, contra 19 mil millones que destinamos a la seguridad pública, con el cual esperamos combatir al crimen organizado que tiene secuestradas a nuestras instituciones y muchos delitos más que nos aquejan. Y si, ya se, lo primero que pensará Usted es que la parte más importante del presupuesto debe dedicarse a la educación porque con ella formaremos las bases de la sociedad que queremos; sin embargo en las sociedades más avanzadas se destinan cantidades similares a los temas de educación y seguridad porque entienden que una sociedad sin seguridad es una sociedad en la que no existen las condiciones adecuadas para el desarrollo, y que provoca la fuga de cerebros.


Estamos exigiendo los mejores policías del mundo y sin embargo los policías mexicanos son los servidores públicos peor pagados de nuestro país, en relación directamente proporcional al trabajo que ejecutan; y luego nos sorprendemos cuando ellos aceptan las “dádivas” que la sociedad les ofrece; ¿no la responsabilidad debería comenzar con nosotros? Si infringimos una norma, aceptar la pena es el más mínimo valor cívico que se espera de los ciudadanos.

 

El próximo 8 de julio iniciará en Puebla una serie de foros para la reforma en materia de justicia penal y seguridad pública organizado por la Comisión para el mismo tema del Congreso Local; aun y cuando es verdad que no podemos esperar un resultado que transforme todo el problema que rodea a la Seguridad Pública, si es un esfuerzo más, de muchos que se están haciendo en nuestro país para ir hacia la formulación, gestión e implantación de mejores políticas que aseguren nuestras posibilidades de desarrollo. Me gustaría encontrar ahí no solo a los funcionarios que están trabajando en el área; sino también encontrar a los ciudadanos como usted y como yo, que queremos caminar libremente por las calles sin el miedo a ser molestado en nuestra vida, integridad física y/o posesiones, a policías como muchos de mis compañeros de trabajo, de estudio y de lucha que están buscando la re dignificación de su labor diaria que sin duda es “Servir y Proteger”. Así que bien por Luis Francisco Fierro, el Secretario Ejecutivo de dicha comisión, que ha comprendido que la reforma penal tenemos que hacerla todos para comprenderla y asumirla en cada uno de sus puntos, la ley inicia cuando el legislador recoge  las necesidades de la sociedad y las plasma en leyes, que no podemos permitir que termine en el actuar discrecional de nuestros gobernantes y mucho menos de nosotros mismos, sino que debemos transformarla en necesidad satisfecha acatándola responsablemente, para así avanzar en la consecución de una sociedad digna, responsable y segura.

 

Dedicada al Capitán D.E.M.(Ret) Salvador Castillo

Y a mis compañeros policías del curso de actuación policial

    



 
 

 

 
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