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La Quintacolumna



El contenido de las columnas y de opinión son responsabilidad de quien las escribe y no reflejan precisamente la linea editorial de este medio

 

 

La triste historia de Jajomar

 

¿Por qué los que un día estaban en contra de la concesión de los parquímetros hoy están a favor?


¿Por qué la urgencia de aprobar la licitación de los parquímetros a Jajomar?


¿Por qué cada que atacaban al Ayuntamiento de Puebla sobre esta empresa llamada Jajomar nadie hacía caso ni buscaban parar los golpes mediáticos?


¿Por qué, incluso, los medios que usaron el tema para atacar a la comuna y a Doger se quedaron callados rápidamente?


¿Por qué nadie ha dicho nada sobre el tema y quién está detrás?


¿Por qué hasta Rosendo Huesca está dispuesto a poner sus moneditas cada que se estacione en el Centro Histórico y persignarse una vez hecha su buena acción?


¿Por qué?


Resulta que este lunes entrará al Congreso del estado para su discusión y aprobación la concesión de parquímetros por 15 años a Jajomar.


Al respecto entra la pregunta: ¿Por qué creemos que será aprobada por mayoría y que tragarán sapos nuestros queridos diputados?


Simple: porque es una petición de El Señor que vive en el cerro a El Señor que despacha en el zócalo de la ciudad.


La empresa Jajomar, dicen los informantes, pertenece a Jacobo Martínez y de su hermano José (Ja-Jo-Mar), quien es el titular del estacionamiento del Paseo de San Francisco y a su vez es una persona muy cercana al gobernador Mario Marín Torres. Dicen que son muy buenos amigos.


Como contexto, Jacobo Martínez fue quien operó para que el gobernador viajara a la ciudad de México para entrevistarse con Joaquín López Dóriga y posteriormente con Carlos Loret de Mola el día del escándalo del 14 de febrero del 2006.


Es todo un personaje en la vida de Puebla. Con un gran poder de influencia en Casa Puebla.


Ahora, el Cabildo aprobó esta concesión por 15 años y la consulta ciudadana será después de que se haga la operación fina.


Ahora que nuestra querida Blanca Alcalá, quien es más blanca que su campaña blanca, dice que está dispuesta a revisar la concesión de los parquímetros, en caso de ganar la elección, pues sólo se estará haciendo el harakiri. Nunca es bueno escupir pa’ rriba, ya que esta concesión es un encargo de —como dirían los funcionarios priistas— tu amigo, nuestro amigo.


Por lo pronto, yo ya voy preparando mis moneditas para el parquímetro más cercano a mi casa.


Apuesto doble o nada que el Congreso del estado, por mayoría, aprobará la concesión de los parquímetros sin chistar siquiera. No se extrañen que hasta organicen una sesión extraordinaria para aprobar esta petición y si así fuera, ahí se confirmaría esta especie.


¿Alguna duda más?
 
Los Pablos, los grandes fracasados
Tras la elección de los candidatos panistas a diputados locales, surgieron dos grandes perdedores: Pablo Montiel y Pablo Rodríguez Regordosa. Ambos personajes se quedaron sin operadores, sin representación, sin nombre, sin nada y sin nadie.


En el distrito 1, en donde ganó Blanca Jiménez y fue cerrada por Teresa Otáñez, fue un triunfo para el grupo de Ángel Alonso Díaz Caneja.


En el distrito 2, Martín Rojas —apoyado por los Pablos— perdió. La misma fuerza mermada de los Pablos y la soberbia de Rojas y Carlos Paz Villalba orillaron a Rojas a perder en manos de Pedro Gutiérrez, un joven abogado, cercano a Humberto Aguilar Coronado. En este caso la gente de Ángel Alonso negoció con Aguilar Coronado.


Los otros dos aspirantes: Mónica García hija dilecta de Anatere Aranda también cayó por paliza al igual que el contador Miguel Lozano, del grupo de Ángel Alonso.


En el distrito 4, Luis Olmos triunfó sobre Jesús Encinas y Roberto Esponda, porque Luis Olmos se la merecía. Él ha trabajado más para el panismo que para los grupos internos. Si bien hay quien lo ubica como paredista, Olmos está más allá del bien y del mal. Nuevamente se vio la mano de Ángel Alonso, “El Tigre” Aguilar, Jaime Zurita y hasta la de Antonio Sánchez. Los Pablos no hicieron el intento porque saben que en ese distrito ya no tienen nada de qué presumir.


En el distrito 5 ganó Fernando Arrubarena, perdió José Luis Carmona, el candidato valiente (luego les digo porqué) y terminó hundido Óscar Pérez. Éste último gente de los Pablos.


Y ya para cerrar el distrito 6, Juan Carlos Mondragón, quien iba por una virtual unanimidad.


Los famosísimos Pablos engañaron al doctor Ayón, a quien le dijeron que con su fuerza ganarían.


Si analizan, la distribución de fuerzas quedó pareja: Ángel Alonso, Humberto Aguilar, la dirigencia municipal, Toño Sánchez resultaron triunfantes. Los grandes perdedores, sin duda, Pablo Rodríguez y Pablo Montiel.


¿Por qué? Por soberbios.


Se han dedicado más a dividir que a sumar al interior de su partido. Y los resultados están ahí. A la vista de todos.


Dentro del panismo hay reglas no escritas que sólo los panistas las conocen. Así como los ajustes de cuentas, por eso, los periodistas, columnistas o analistas que se dicen conocedores del PAN se (o nos) equivocan porque son juegos muy internos.


Por eso la gente de los Pablos resultó defenestrada. Sin grupo.


Y si preguntan ¿por qué le dicen a José Luis Carmona el candidato valiente? La respuesta es sencilla: Porque es el único chango que tiene el valor para sobarle los huevos al Tigre.


Por cierto, a Fernando Arrubarena lo llaman “El Milmáscaras” porque por su apellido es de las familias custodias del PAN, por convicción y por interés ha trabajado siempre a la sombra de Luis Paredes. Apoyó a Anatere contra Toño y ahora es muy, pero muy cuate de Gerardo Alfaro (La vaca que come caca) y de Rubén Ramírez (El regidor madreador).

 

Historias de jefes de prensa
Me platicaron recientemente que cuando del área de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación aseguraron que Javier López Zavala era el jefe del gabinete, fue por la simple y sencilla razón de que su encargada de prensa Érika Jaramillo se estaba curando una superborrachera con unas cervezas y unos mariscos.


Ella comenzó a dictar el boletín y en una actitud muy a la Charro Avitia se le ocurrió decir: “El jefe del gabinete… hip, es Javier… hip, López… hip, Zavala… hip”. Dicen que justo cuando dijo eso que se empuja la botella de cerveza que tenía en las manos sin dejar rastro de esa espumosa y amarillenta bebida.


Y bien orgullosa el área de Comunicación Social de Gobernación presumió que… hip, Gobernación es hip, bien, hip…

 

 

 

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