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               Línea Abierta 
			   
            Josefina Buxadé Castelán* 
             
            Mentiras sobre el derecho a informar y censura en la reforma electoral 
              
                Justo en los momentos más  álgidos de las negociaciones para la aprobación de la Reforma Electoral,  que absurdamente se mezcló con la aprobación de la Hacendaria, como  lúcidamente explicó ayer Raymundo Rivapalacio en El Universal, el duopolio televisivo fijó su postura con respecto a  los contenidos de la reforma. 
                  
                Para variar, sólo para  variar, tanto Televisa como TVAzteca, en sus noticiarios estelares del lunes,  descontextualizaron algunas frases del dictamen para eregirse como paladines de  la libertad de expresión y la democracia. 
                  
                Se lanzaron con todo  contra algunas de las propuestas de la Reforma Electoral  porque evidentemente lesionan sus altísimos intereses económicos y como poder  fáctico. Pero lo hicieron argumentando que la merma económica no les preocupa,  sino la amenaza al derecho a informar y la censura. 
                  
                La Cámara Nacional de la   Industria de la   Radio y Televisión (CIRT) emitió un comunicado sobre el  “predictamen” de la reforma  en el que  manifiesta que deberían reconsiderarse algunos aspectos que “claramente dan  lugar a la censura de los medios electrónicos al limitar la difusión de  opiniones sobre los partidos o sus candidatos por parte de la ciudadanía e  informadores”. 
                  
                Los paladines López Dóriga  y Alatorre unieron sus voces al coro de la CIRT y criticaron que no se podrán transmitir  mensajes con opiniones sobre los partidos y candidatos. Y dijeron que era  censura, porque entonces no podrían entrevistar a ningún candidato o hacer  reflexiones sobre el tema. La propuesta de Reforma no se refiere a cualquier  tipo de mensajes. En el dictamen se trata de mensajes publicitarios, para  evitar los anuncios como los de Sabritas y el Consejo Coordinador Empresarial  durante las campañas presidenciales de 2006. 
                  
                Me parece de lo más sano  que se reduzcan los recursos a las televisoras, y que ni particulares ni  partidos puedan contratar publicidad electoral. Esto, lo vimos el año pasado,  afectó el proceso  y permitió campañas  negras que en nada contribuyen a informar y a debatir públicamente sobre temas  políticos. 
                  
                Las televisoras deben  estar preocupadísimas por ver cómo se recortarán de manera muy drástica sus  ingresos; pero deberían ser mínimamente coherentes con la función de informar  que supuestamente tienen los medios. 
                  
                Parte de la propuesta  consiste en la remoción de los actuales consejeros electorales, con el  presidente Ugalde a la cabeza. 
                  
                Las cuatro comisiones  unidas del Senado que analizan el proyecto de reforma electoral acordaron ayer  que el presidente del IFE sea removido 30 días después de que se apruebe la  reforma; pero falta la aprobación del Pleno. 
                  
                Los partidos, de acuerdo  con sus intereses, y para llevar agua a su molino, han negociado si los  removidos serán dos o tres o todos. Ugalde, al verse tan claramente amenazado  ha recurrido a su único gran e incondicional aliado: Televisa, y a desatado una  cruzada para descalificar la reforma, que obviamente ha tenido eco, por afectar  directamente los ingresos de la televisora. 
                  
                El impacto del debate  serio, argumentado e inteligente que se pueda dar en los medios impresos es  mínimo, comparado con los efectos de las palabras afectadas y malintencionadas  de López Dóriga y Alatorre. 
                Los ciudadanos, para  variar, son desinformados en lugar de informados. 
                  
                Ayer, los representantes  en el Senado del PRI, el PAN y el PRD coincidieron en que la reforma electoral  no pretende establecer una ley mordaza. Nadie, excepto las televisoras lo había  tergiversado así, pero vale la pena aclarárselo. También dijeron que no se  trata de afectar a las televisoras o radiodifusoras, sino que haya equidad en  las contiendas. 
                  
                El senador perredista Carlos  Navarrete denunció que varios de sus colegas han sido amenazados o recibido ofertas  tentadoras –sobornos- con motivo de la reforma electoral por parte de los  poderes fácticos mediáticos. 
                  
                El Congreso tiene, otra  vez, una oportunidad dorada para mostrar su autonomía y su compromiso con la  democracia. Tiene la posibilidad de mantenerse firme o de sucumbir ante las  enormes presiones. Ojalá diputados y senadores mantengan la dignidad y realmente  defiendan los intereses de los ciudadanos, que no coinciden con los de los  partidos y mucho menos con los de los grandes medios electrónicos. 
              
                *Josefina Buxadé Castelán  es comisionada de la Comisión  para el Acceso a la Información Pública,  josefina.buxade@caip.org.mx. Las opiniones  vertidas en este artículo son responsabilidad de la autora y no necesariamente  reflejan la postura de la CAIP. 
             
             
      
              
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