Poder y Política


Manuel Cuadras

28/07/2011

 

 

Rápido y furioso


A gran velocidad inició el gobierno de Moreno Valle. Los primeros dos meses fueron de intensa actividad, a tal grado que, muchos funcionarios de primer, segundo y tercer nivel, no dieron el ancho y se fueron; unos por incompetentes; otros no aguantaron el ritmo y (solitos) se fueron; y otros tantos no resistieron los malos tratos y también decidieron irse. Pero el comentario común era uno solo: “están locos…” –haciendo referencia al ritmo de trabajo y al trato laboral (las formas pues)-

 

 Todos los días se firmaba un convenio, todos los días se colocaba una piedra, todos los días el gobernador tenía una gira. Algunos incrédulos y celosos empezaron con sus suspicacias: “Para qué firma tanto convenio…” “De dónde va a sacar dinero para hacer tantas obras…” “Seguramente va a endeudar al estado…” bla, bla, bla, descalificaciones comunes, ante una dinámica poco común.

 

Mientras eso sucedía, un gobierno lento, opaco y sin identidad, empezaba a desentumirse de la cruda electoral. Me refiero al gobierno municipal de Eduardo Rivera, ¿acaso hay otro con esas características?

 

Mientras uno firmaba convenios, el otro choreaba con lo que iba a hacer. Mientras uno proyectaba obras de gran impacto, el otro fantaseaba con mil calles. Mientras uno recorría (trabajando) las Colonias de Puebla, el otro recorría (turisteando) las calles de Madrid.

 

Hoy, a seis meses de haber entrado en funciones, hay un contraste abismal entre ambas administraciones. Es la diferencia entre alguien que aprovechó los siete meses de transición para estudiar los problemas, trabajar en proyectos, y cabildear apoyos; y alguien que se nada más se aprovechó del triunfo para cobrar y usufructuar recursos que no le correspondían (nómina secreta, cursos inventados y Suburbans para el mandado).

 

Hoy la Ciudad que gobierna Eduardo Rivera se ve dinámica, obras por aquí, obras por allá, obras que se antojan de primer mundo. La mala noticia para Rivera es que no es gracias a él. Lo que más le reconocen los poblanos a Rivera es la creación de mil, pero mil baches

 

Sin embargo, como dirían los que saben, ni el santo es tan bueno, ni el diablo tan malo. Si bien es cierto que Moreno Valle ha tenido un arranque espectacular en materia de obra pública y promoción –tanto turística como política- del estado (recordemos que Puebla se encontraba en el descrédito nacional por el gobierno anterior), también es cierto que existen ciertas áreas de su administración que se han conducido igual, o peor, que el régimen anterior. ¿Cuáles? La Contraloría, la Secretaría de Economía, y por supuesto, la Secretaría de Seguridad Pública. Veamos.

 

Ya hemos reconocido los grandes logros alcanzados por el gobierno de Moreno Valle en tan poco tiempo. Ya reconocimos que se ve un gobierno activo y con ideas, pero, ¿qué ha pasado con las promesas de castigar los abusos de la administración anterior? ¿De verdad piensa Moreno Valle que los poblanos nos creemos el cuento de que, sólo algunos funcionarios menores fueron corruptos? ¿Cómo ha sido el desempeño de su flamante Secretario de Competitividad y Economía? ¿Fue la feria de Puebla el evento de primer mundo que Pablo Rodríguez prometió? Es justo decir también que, los mismos siete meses de transición, los tuvo Regordosa para planear una feria de calidad internacional, y no una feria desorganizada (como finalmente lo fue).

 

¿Y qué decir de la Secretaría de Seguridad Pública? ¿Cuál es el mensaje que quiere enviar RMV a los ciudadanos? ¿”El que no esté conmigo, está contra mí…”? ¿”El que grite le damos coscorrón…”? ¿Acaso el gobierno anterior hacía lo mismo? ¿Entonces? ¿Había (hay) alguna necesidad de manchar la buena cara de un gobierno activo, con la rudeza de un gobierno represor?

 

No perdamos de vista que este es apenas el inicio del sexenio. Las obras son buenas, pero quedan poco tiempo en la memoria colectiva de la gente. La imagen de un gobierno que castiga (con palos) es una mancha que no se puede quitar con nada. De eso justamente se debe cuidar Moreno Valle. Su gobierno debe seguir siendo rápido, pero menos rígido…

 



 
 

 

 
Todos los Columnistas