Poder y Política


Manuel Cuadras

08/06/2010

 

 

¿Candidato mudo o cuidado de más?


Hasta el pasado viernes no entendía por qué Javier López Zavala no hablaba en sus spots de televisión. ¿Por qué aparecía como mudo? Tampoco me explicaba por qué el afán del Instituto Electoral por hacer un “debate” a modo para cuidar al candidato priista. ¿Por qué tantos cuidados? ¿Miedo? ¿Prudencia? ¿Estrategia? ¿Una mezcla de las anteriores?


Una cosa es cierta (por estúpida que parezca la afirmación), Zavala sí tiene voz, lo he escuchado en mítines multitudinarios, reuniones priistas, y en entrevistas de radio, luego entonces (vuelvo a lo mismo), ¿por qué no habla en sus spots? ¿Por qué quieren reducir al mínimo su intervención en el debate?


El viernes pasado tuve la oportunidad de escuchar la entrevista que le hiciera Fernando Canales al candidato priista. El desarrollo de la conversación me hizo recordar cierto poema del gran Mario Benedetti (a poco más de un año de su muerte).


El tono de voz (el de Zavala) parecía lúgubre, tenue y aletargado. La forma de preguntar (la de Canales) parecía atrevida, ágil e irreverente. Las respuestas de aquél (las del candidato) salían con esmero de un baúl empolvado poniendo en aprietos a su propietario. La sonrisa de él (la de Canales) era como un augurio o una fábula.


Como siempre, o como casi siempre, la política condujo a la cultura, así que Canales comenzó con las preguntas “incómodas”.


“Javier, si pudieras alejarte de todo y de todos por un tiempo, ¿qué libros, que películas y qué discos llevarías contigo para meditar?”, preguntó el conductor.


Tres segundos apenas de biografías y nostalgias recorrieron la mente del entrevistado, hasta que al fin sobrevino un silencio, que como se sabe en estos casos es bravo decir algo que realmente no sobre


Él probó: “Sabes, Fernando, definitivamente me llevaría un CD de Richard Clayderman, y otro de José José (sic); de películas una de Joaquín Pardavé que me gusta mucho, acerca de un joven que se va a preparar al extranjero; y de libros una biografía de don Benito Juárez, porque me gusta mucho su vida, no sólo su vida sino sus acciones (sic)…”.


La entrevista continuó; el conductor agradeció la voluntad de su invitado; él, por su parte (Zavala), agradeció la invitación y aliviado respiró al término de la misma; así transcurrieron lentamente los minutos, mientras los grandes temas (y los radioescuchas) dormían el sueño que ellos no durmieron


La entrevista me dejó un cierto sinsabor que no podía precisar. Había algo en aquella conferencia matutina que no me gustaba. ¿Habrá sido el tono de voz ronco y cansado de Zavala? Quizá. ¿O serían acaso sus respuestas preparatorianas? No lo sé. Por un momento me incliné más por la segunda. ¿Qué hubiera contestado alguien como Manuel Bartlett? -pensé-. ¿Chopin o Clayderman? ¿Joaquín Pardavé o Marlon Brando? ¿Literatura clásica o una simple biografía de Vips?


En fin, en ese momento comprendí que a Zavala lo cuidan mucho, no por otra cosa, sino porque su tono de voz no es el adecuado para que lo escuchen millones de poblanos. ¿Usted encuentra otra razón?

 

*Una felicitación

 

Los Lobos de la BUAP ficharon para esta temporada al gran portero Antonio Iriarte, sin duda la mejor contratación en mucho tiempo. ¿Quién es Toño Iriarte? El portero que ascendió a los Lobos a Primera A; portero titular de la selección nacional de fútbol de playa, emblema de la escuadra universitaria, colaborador efímero de esta casa editorial y, sobre todo, excelente amigo. ¡Enhorabuena!

 



 
 

 

 
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