Poder y Política


Manuel Cuadras

09/06/2009


Blanca Alcalá (pasado, presente y futuro)


A finales del año pasado hablábamos de dos personajes que se erigieron como los personajes públicos más importantes de la entidad: Blanca Alcalá y Enrique Agüera. Ambos, con cargos importantes, con proyección y con un proyecto político ambicioso: la candidatura al Gobierno del estado. Ambos han tenido triunfos y fracasos a lo largo de este tiempo, analicemos, pues, en esta ocasión, el pasado presente y futuro de la alcaldesa, dejando para otra ocasión el análisis del multifestejado doctor Agüera.

 

Blanca Nieves y los 7 enanos (de su gabinete)

 

Blanca Alcalá inició el 2008 con muchos retos y muchas expectativas, pero también, como dirían los optimistas: ¡Con todo por delante! Remó contra corriente, ganó fácilmente su elección y su nombre quedó inscrito en la historia de Puebla como la primera mujer en gobernar la ciudad. Era la mujer de moda. Todos querían entrevistarla. Su foto aparecía en las primeras planas de los diarios y las incipientes revistas de política fashion. Todo parecía miel sobre hojuelas. ¿Se podía pedir algo más?


Sin embargo, para su mala fortuna, pronto las cosas comenzaron a ponerse difíciles. El gabinete que “ella escogió” para gobernar la ciudad, resultó ser un auténtico fiasco y un abanico de intereses externos. Pronto llegaron los primeros cien días de gobierno blanquista y con ellos, las primeras desilusiones, tras las desilusiones, sobra decirlo, las primeras justificaciones hicieron también su aparición.


La idea (de campaña) de anunciar con bombo y platillo “100 días de gobierno, 100 acciones para Puebla”, fue sustituida por la primera de muchas justificaciones de la presidenta: “Alcalá rechaza hablar de plan de 100 días, se pronuncia por establecer periodos trimestrales de evaluación de los alcances que se propone…” (periodicodigital.com.mx febrero 21 de 2008).


La pregunta es: ¿y las evaluaciones trimestrales?


Los encabezados de aquellos días eran: “100 días de claroscuros”. “No se ve nada”. “¿¿¿100 días de resultados???” Mientras tanto, la presidenta afirmaba: “Nadie tiene el puesto seguro en mi gabinete”.


¿Será verdad que nadie tiene el puesto seguro en el Ayuntamiento? Quizá la presidenta se refería a empleados menores. ¿No le da la impresión que hay algunos funcionarios de “primer nivel” que parecen tener el puesto asegurado?


Continuemos: El tiempo siguió su marcha y los resultados simplemente no se veían, o al menos NO en la medida que los ciudadanos esperaban. Pronto empezaron a aparecer los primeros brotes del ingenio y la picaresca mexicana para referirse a la falta de obras del Ayuntamiento y a la justificación constante por parte de la presidenta:

 

Bla, bla, blanquita…”


Blanca Presidenta, Gris administración…”


“Blanca Alcalá: A tiempo para la gubernatura…”

 

Así las cosas, la mitad de la gestión de la alcaldesa ha transcurrido y aún no logra imprimir su huella en el Ayuntamiento de Puebla. ¿Cómo será recordada Blanca Alcalá por los poblanos? ¿Como la presidenta que instaló una pista de hielo? ¿Como la presidenta que instaló una ciclopista? ¿Cuál es la obra ancla de esta administración? ¿La remodelación del Centro Histórico? ¿La transformación del jardín del Carmen?

 

Doña Blanca está cubierta de pilares de oro y plata


Lo curioso del caso, es que a pesar de no haber realizado una gestión deslumbrante hasta el momento, Blanca Alcalá se ubica en el primer lugar en el ranking de la mayoría de las encuestas, lo cual, para bien o para mal, la ubica como la priista con mayores posibilidades de triunfo. ¿Cómo explicar este fenómeno? La respuesta es simple: Alcalá tiene un nivel de conocimiento alto y un potencial de voto elevado, debido a su constante proyección en los medios, es decir (para decirlo en términos artísticos), su fama y su popularidad son gracias a los medios de comunicación, cuando acabe (o disminuya) su presencia en los medios, empezará la caída libre de la alcaldesa. ¿Cuándo ocurrirá eso? Cuando deje de ser presidenta. ¿No es tanto como estar en una jaula de oro? ¿No es tanto como hablarse al espejo?

 

La presidenta está cubierta de pilares de oro y plata, pero éstos son muy frágiles y endebles. Los cimientos de su proyecto no son lo suficientemente sólidos como para resistir una (pre) campaña al Gobierno del estado y todo lo que ello implica: traiciones, ataques, puñaladas, guerra sucia, etcétera. Cierto, la presidenta (aún a pesar del desgaste en su gobierno) se encuentra “en las nubes de las encuestas”, el problema radica en que no hay nada que medie entre el suelo de su realidad y el cielo de su popularidad. La presidenta vive en un lujoso castillo construido en el aire: sin paracaídas, ni redes.


Así es, Alcalá adolece de operadores (paracaídas) y de REDES ciudadanas (estructura propia) que aligeren una eventual caída, sin embargo, ¿qué no acaso así se encontraba cuando era candidata a la presidencia (sin estructura y sin equipo)? ¿Cómo le hizo entonces para ganar? Fácil: con la estructura y los operadores de los diferentes grupos: marinistas, zavalistas, monteristas, dogeristas, etcétera. Luego entonces, en caso de que Alcalá sea la abanderada, se podría repetir el mismo fenómeno, ahora en una campaña estatal. El problema entonces, no es su falta de estructura, sino su falta de aliados (que es distinto).


Ya en otra ocasión hablábamos sobre los distintos frentes abiertos que tiene la presidenta: El Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento; El presidente de su partido; la delegada de su partido; su antecesor Enrique Doger, y el más importante: el gobernador Marín. ¿Se puede aspirar a ser candidato(a) con tantos adversarios?


Otro factor (que va ligado al anterior) que juega en contra de la presidenta en su búsqueda por la candidatura, es el famoso compromiso firmado ante notario de permanecer los tres años al frente del Ayuntamiento. Hasta el momento, Alcalá ha mantenido un perfil bajo y ha preferido evitar las preguntas (incómodas) de si cumplirá o no su palabra. Dicha estrategia en el léxico ordinario se conoce como “nadar de a muertito”. No dice sí, pero tampoco dice no. Eso es algo que sus oponentes tienen medido y sabrán utilizar en el momento propicio. El mismo Alejandro Armenta Mier ya dio una muestra de lo anterior, al “sugerir” que los actuales candidatos a diputados firmen ante notario (igual que la presidenta) para permanecer los tres años de gestión en sus curules, y no utilizar el puesto de “trampolín”. ¿Así o más claro?


¿Qué pasaría en caso de que Alcalá decida buscar la candidatura e incumplir su promesa de campaña? ¿Se caería en las encuestas? ¿Cuántos puntos? ¿Aguantaría una campaña mediática en contra, impulsada por sus adversarios? ¿Apoyaría el gobernador su promesa incumplida? ¿Se irá por la libre?

 

Vaya escenario de Alcalá, ¿no? Tan cerca y tan lejos. Veremos qué sucede…

 



 
 

 

 
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