Política y Poder


Manuel Cuadras

 

El futuro de Marín


El pasado lunes Arturo Rueda en su columna “Tiempos de Nigromante” nos dibujaba un posible panorama que enfrentará Marín cuando termine su periodo como gobernador. Panorama por cierto nada halagador, y en el cual todos sus sueños de convertirse en un político de talla nacional (como su maestro Manuel Bartlett o como su opositor Melquiades Morales) se verían reducidos justamente a eso: un sueño.


Al inicio de su gobierno, Mario Marín era un gobernador con muchísimo poder y PRESENCIA. Llegó muy fortalecido después de ganar ampliamente su elección, tenía muy buena relación con Roberto Madrazo (cuando todavía no apestaba) y comenzaba a tejer buenas alianzas con un grupo de gobernadores del sureste. Fue en esos momentos cuando comenzó a darle forma a su sueño de convertirse en Presidente de la República, ¿cómo? a través de una alianza sólida con un grupo de gobernadores del sur (que por su puesto encabezaría él). Hasta ahí todo iba bien, sin embargo, como ya todos sabemos, de un momento a otro todo se derrumbó en los planes marinistas, primero fue el escándalo de Lydia Cacho, que trajo consigo que los gobernadores que antes eran sus aliados, ahora negaran su amistad, y segundo: la caída estrepitosa de Roberto Madrazo, quien a la larga también le dio la espalda. Así, Marín se encontró sólo, débil y en crisis.


Después, el poder y las influencias se impusieron y Marín fue absuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en lo que pasará a la historia como una de las mayores injusticias en nuestro país. Sin embargo –como en alguna ocasión escribí-, a pesar de que Marín libró el juicio legal que enfrentaba (para llamarlo popularmente pues, porque en realidad ni juicio político le iniciaron),  existen otros dos juicios que difícilmente podrá librar con la misma suerte: el juicio popular y el juicio de la historia.


Y es justamente por eso, por lo que vale la pena preguntarnos ¿qué será de Marín cuando deje el poder? Cuando se acabe el presupuesto, cuando no haya avanzada, cuando se vayan los lambiscones, cuando ya no se pueda “maicear” a los periodistas. Cuando todo eso pase, ¿Qué será de Marín? ¿Se irá a vivir a una isla lejana? ¿Regresará a su casa de Xilotzingo a escribir sus memorias? ¿Se dedicará a su notaría? ¿Será gestor ciudadano? ¿Se irá a fumar puros con Mariano Piña Olaya (por aquello de compartir penas)? Para analizar el futuro de Marín, es necesario analizar el futuro de otros personajes que (directa o indirectamente) pueden incidir en el destino del hoy mandatario. Propongo para este ejercicio a los siguientes: Doger, Blanca Alcalá y Alejandro Armenta Mier. Veamos porqué.


Partamos del hecho que actualmente las personas que mayor posibilidad tienen de suceder a Mario Marín son: Enrique Doger, Blanca Alcalá y Rafael Moreno Valle, y mucho me temo que el senador panista, y hasta la alcaldesa serían contraproducentes para la causa marinista. Caso aparte al de Doger, que analizaremos después.

 

Luego entonces (y siguiendo las estrategias básicas del “Arte de la guerra”), Marín debe protegerse (o armarse) para cuando vengan los tiempos de mayor debilidad para él, o dicho de otra manera, dado que Marín a lo largo de estos años ha generado muchas enemistades, lo que debería hacer es contratar un “seguro de vida política”, ¿y cuáles son las maneras de adquirir una póliza de esas características? Solo hay dos formas (bueno tres).


1.- Colocando a gente de su confianza en puestos claves del siguiente gobierno.
2.- Consiguiendo una posición política para él.
3.- Yéndose del país.

 

1.- ¿Cuáles serían esos puestos claves para la gente de Marín durante los siguientes seis años, que le permitan dormir tranquilo sabiendo que no sufrirá ningún tipo de “revanchismo”? Solamente: Gobernación, la Presidencia del Congreso o la Presidencia del ORFISE, lo demás serían  meras concesiones o dádivas, como la que él mismo le dio al grupo de Melquiades: la Secretaría de Salud. A como están las cosas, ¿cree usted que Marín tenga posibilidad de “colar” a alguna de su gente a posiciones importantes? Yo lo dudo. Entonces analicemos la siguiente posibilidad.

 

2.- Tras la resolución de la Corte con respecto al tema de Lydia Cacho, Marín poco a poco fue recobrando parte del poder que perdió en el camino, sin embargo, lo que nunca pudo recuperar (ni podrá) es la buena imagen y presencia que algún día tuvo y que lo llevó a soñar con la Presidencia de la República. Hoy –tal y como lo describía Rueda el pasado Lunes- Marín es uno de los grandes lastres del PRI, que ningún político quisiera tener en su gobierno, ni ningún candidato quisiera contar con su “apoyo”. Por lo tanto, la idea de que el próximo Presidente de la República invite a Marín a su gabinete es prácticamente imposible y mucho menos será candidato a ningún puesto de elección popular (ojo), al menos por el principio de Mayoría relativa.

 

3.- Mario Marín es una persona inteligente, calculador, visionario y hasta cierto punto maquiavélico. Quizá la mayor enseñanza que le dejó el maringate es no dejar dominarse por sus pasiones, por lo tanto, antes de irse del país (no es broma eh, ya Paredes lo hizo), preferirá negociar para garantizar su sobrevivencia (tanto jurídica como política).  Cierto, nadie en su sano juicio le dará una cartera, una secretaría, ni una candidatura a Marín, pero puede negociar la inclusión de su nombre en la lista de representación proporcional (vía plurinominal) para llegar al Senado; puede negociar la candidatura de la Presidencia Municipal para alguien de su equipo, puede negociar ciertas posiciones para su gente que le permitan sobrevivir políticamente (no forzosamente las más importantes), en fin, pero para ello debe empezar a trabajar su retiro (algo así como una AFORE pues), es decir, Marín debe comenzar a cerrar las fisuras que tiene tanto con Doger como con Moreno Valle y dejar de ver al Ayuntamiento de Blanca Alcalá como una Secretaría más de su gobierno.

 

Sin duda, dos personajes que marcarán línea en muchas de las decisiones importantes que se tomen en Puebla para el 2010 y 2011 serán Beatriz Paredes y Enrique Peña Nieto, y ambos, son políticos prácticos que gustan de los buenos números (votos pues) para sus respectivos proyectos políticos.

 

Así, Beatriz Paredes no dudará en designar la candidatura a la gubernatura en favor de Enrique Doger si éste es el mejor priísta posicionado, de igual manera Peña Nieto no dudará en pedir una candidatura al Senado para Blanca Alcalá, para que ésta le atraiga votos en la campaña Presidencial, por lo tanto, Marín ni impondrá al próximo gobernador, ni será candidato al Senado, sus últimas dos cartas son: Llegar al senado vía pluri, o apostar sus últimas canicas al proyecto más rentable del sexenio: Alejandro Armenta Mier. Marín tiene la última palabra.


*Hoy en tu cumpleaños.


Muchas felicidades a una persona a la que quiero profusamente y que hoy en su día no puedo más que enviarle un abrazo sincero.


Gracias por compartir conmigo la construcción de muchos “Castillos en el aire”. ¡Felicidades!

 



 
 

 

 
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