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        Poder y Política  
		 
        Manuel Cuadras 
        17/06/2010 
          
          
        El  posdebate 
		 
		Finalmente llegó el día. Después de meses de  estarse diciendo cosas a través de los medios de comunicación, el día de ayer  los candidatos a la gubernatura tuvieron la oportunidad de decirse las cosas de  frente. 
		 
		  El resultado del “debate” lo desconozco, ya que mientras escribía esto aún faltaban  dos largas horas para que diera inicio el patético ejercicio organizado por el  Instituto Electoral del Estado (errónea y popularmente llamado “debate”); sin  embargo, no se necesita ser adivino para saber lo acontecido entre los  protagonistas de dicha obra de teatro. 
		 
		  Las circunstancias de cada candidato son  distintas, por lo tanto, su postura en el desarrollo del “debate” estarán  (estuvieron) sujetas a esas circunstancias, veamos. 
		 
		  Zavala se presentó como el puntero de la  contienda (por muy escaso margen, pero puntero al fin), por esa razón buscó a  toda costa rehuir al “debate”. La  estrategia básica de todo candidato puntero es no perder la cabeza ni caer en las provocaciones del rival, máxime  si se conocen de las habilidades discursivas del rival. Luego entonces, el  debate es, y ha sido siempre, una oportunidad de lujo para quien se encuentra  abajo en las encuestas, y una amenaza muy seria para quien goza de la  delantera.  
		 
		  ¿Recuerda la negativa de Labastida a debatir  con Fox en el 2000? ¿Cómo olvidar el famoso “hoy, hoy, hoy” de Fox? Ya en el debate, el panista lució sincero y  propositivo, mientras que el priista  gris y acartonado, motivo por el cual se dio el cruce en las preferencias  electorales entre ambos. Algo similar ocurrió con Zavala, quería cuidar su  delantera, y la mejor manera de hacerlo era no debatir con Moreno Valle. 
		 
		  El neopanista, por su parte, sabía que el  “debate” era (quizá) su última oportunidad para remontar la diferencia, algo  así como un penal en el minuto 85, un auténtico gol de oro pues. Por ello su estrategia se basó en confrontar a su  rival con ataques y descalificaciones, en vez de presentar propuestas de  gobierno. 
		 
		  ¿Qué es más redituable para remontar en las  encuestas: proponer (ideas) o desprestigiar (al rival)? Ojo, no estoy diciendo  que sea lo mejor ni lo más ético, es simple y sencillamente una herramienta de  campaña. 
		 
		  ¿Se habrá limitado a presentar su plataforma  política Moreno Valle? ¿O habrá aprovechado cada minuto para poner en jaque a Zavala? Me inclino por lo  segundo. 
		 
		  Por lo que respecta al moderador Juan Carlos  Valerio, seguramente se habrá comportado como lo ha hecho a lo largo de estos  meses el supuesto “arbitro” de la contienda (IEE): protegiendo la integridad de  un candidato, en vez de dar muestras de apertura para un verdadero ejercicio  democrático. 
		 
		  Pero quizá lo más importante no sea el  “debate” en sí, sino el posdebate. Los conocedores afirman que el 50 por ciento  de éste se gana en los días posteriores al mismo; es decir, quien tenga mayor  habilidad ($) en el manejo mediático. 
		 
		  No es casual que en los días previos se haya  intensificado la guerra sucia entre  ambos candidatos. ¿La razón?, utilizarlas en el “debate” y explotarlas en el  posdebate. 
		 
		  ¿Qué sucederá en los próximos días? ¿Quién  ganará el posdebate? El ganador, tiene medio pie en Casa Puebla. 
		 
		  Por lo pronto, le aseguro que el día de hoy  nadie (más que los periodistas y políticos) hablará de lo sucedido ayer, todos  (los ciudadanos normales) estarán más atentos al partido de la selección que al  resultado del “debate”.  
		  
		¿Fue  casualidad fijar el “debate” un día antes del partido México vs Francia? Lo dudo. Ahí se ve el manejo  del posdebate…  
		  
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