Política y Poder


Manuel Cuadras

19/02/2009

Los dos mensajeros


Una vez pasado el primer informe de labores de la presidenta municipal, con todas las lecturas, mensajes y efectos que dejó, el tema de las diputaciones federales vuelve a surgir en la agenda mediática local.


Por el lado del PRI ya hemos dicho que el exceso de confianza que tuvieron al postular a sus candidatos, será la puerta que los lleve al fracaso en lo que bien pudo haber sido un bonito carro completo para culminar la carrera política de Marín: ¿cuestionada? Sí. ¿Exitosa? Sí. ¿Brillante? No.


Los priistas llevarán la penitencia de haber acariciado la gloria y dejarla ir por un simple e infantil desdén de “grandeza”.  Hasta hace unos meses el líder estatal del PAN manifestaba (mediocremente) que en un óptimo escenario, podía comprometerse a ganar únicamente ocho de las 16 diputaciones, dos meses después, una vez conociendo los adversarios que tendría que enfrentar, su pronóstico se modificó para aventurarse ¡a ganar las 16! ¿Quién lo diría, no? De estar hincado esperando recibir un milagro, a aventarse la puntada de esperar un carro completo.


Así es, el escenario para Acción Nacional cambió diametralmente tras conocer los candidatos tricolores. El dream team (equipo de ensueño) de Alejandro Armenta, resultó ser —paradójicamente— el mejor de los sueños posibles para su homólogo panista, Rafael Micalco.


La política es de circunstancias, de momentos y de decisiones, y los panistas hoy saben que las circunstancias y el momento les favorecen debido a las malas decisiones de los priistas. Ante tal panorama, en las más altas esferas del albiazul se cuidan todos los detalles para no caer en los errores en que sus oponentes están cayendo.


Los panistas van con todo y Puebla es un claro ejemplo. Hace tan sólo seis meses vivían la mayor crisis de divisiones internas, debido a la soberbia y protagonismo de un nuevo integrante que pretendió apoderarse de todo, aún a costa de la trayectoria y respeto forjado a lo largo de los años por parte de los verdaderos panistas poblanos. El respeto no se merece, se gana, y eso es algo que el nuevo niño azul no comprendió.


Al Comité Ejecutivo Nacional llegaron reportes de fisuras en el panismo poblano, fue entonces cuando se encendieron los focos rojos. Las decisiones no tardaron en tomarse. El propio Germán Martínez fue quien dio el manotazo y el que realizó las llamadas correspondientes. Las instrucciones fueron claras: Nada de dados cargados, nada de favoritismos y los candidatos (a diputados) se escogerían desde México. ¡Zas! ¿Así o más claro el mensaje?


Las aguas se calmaron y el niño consentido hizo su berrinche (como acostumbra). Tras quejarse con su mamá de las nuevas medidas implementadas, intentó nuevamente impulsar a “sus gentes” para obtener (¿cómo chingaos no?) las candidaturas en la mayoría de los distritos.


El manotazo llegó nuevamente, sólo que ahora no fue desde el CEN del PAN, sino directamente de Los Pinos. El presidente Calderón no permitiría que por un capricho se pusieran en riesgo 16 posibles diputaciones, que buena falta le harían en el Congreso. Cierto, se tienen algunos acuerdos con el niño y con su mamá, pero de eso a que pueda hacer lo que quiera y se sienta dueño del PAN, hay muchísima diferencia.


Para bajar la indicación Calderón recurrió a dos de sus mejores hombres: César Nava y Javier Lozano, ambos, de todas las confianzas del presidente, y ambos, con la radiografía completa de lo que se mueve en Puebla para la elección de julio. El primero en cumplir con los designios del sumo pontífice panista fue César Nava, no podría ser de otra manera, tras la muerte de Juan Camilo Mouriño, Nava es quien ocupa todo el afecto y confianza de Calderón, es dueño de su oído, es su mano derecha, es, simple y sencillamente a quien le está dejando la operación de la campaña 2009 y la futura responsabilidad de la Cámara de Diputados. De tal suerte que César Nava vino a Puebla, lo hizo en el marco de una serie de conferencias de liderazgos juveniles, pero la razón fundamental fue dejar en claro a TODOS los panistas (nuevos y viejos) cuáles eran las intenciones del presidente Calderón. Nada de berrinches, divisiones y golpes bajos, tampoco nada de imposiciones ni cargadas a favor de nadie. El mensaje fue claro, el mensajero también y el destinatario mucho más.


Poco después vino Javier Lozano, su reunión en privado con el dirigente estatal Rafael Micalco, fue para dejarle en claro que a “Don Calderone” no le gusta pedir segundos favores, y que si ya en una ocasión se le había pedido de favor que disimulara su abierto morenovallismo, la siguiente vez no sería en el mismo tono el mensaje. “El presidente quiere ganar, y quiere que tú lo ayudes a ganara, ¿me entiendes Micalco?”

 

Así las cosas, ambos condotieros calderonistas vinieron a Puebla a calmar las aguas y a que nadie se confunda (que no se hagan bolas, como dirían los priistas), antes de pensar en fortalecer un proyecto local, es necesario fortalecer el proyecto nacional, y el proyecto se llama Felipe Calderón, ¿y cómo se va a fortalecer su proyecto? Pues ganando la mayoría de los distritos. ¿Lo habrán entendido los dos Rafitas?


*Don Eleazar


En el último número de la revista VOR, se narra una anécdota de un personaje que fue protagonista indiscutible de la vida política de Atlixco y de nuestro estado, ¿su nombre? don Eleazar Camarillo. He aquí otra espléndida anécdota.


Don Eleazar (como se le decía con respeto entre la clase política) era una especie de don Fidel Velásquez pero a nivel micro, algo así como don Blas Chumacero, o Constantino Sánchez Juárez. Un viejo líder que representaba a la CROM en Atlixco, pero que más allá de eso, hacía las veces de un cacique y líder moral de aquel municipio. Sobra decir que su voz era la única al interior de la CROM (a la cual se refería como “La Cámara”) y que todas las posiciones políticas en Atlixco (candidaturas, dirigencias, etcétera) eran designadas —o por lo menos consultadas— con don Eleazar. En la elección federal de 1994, el PRI arrasó en las urnas con sus oponentes (con un candidato impuesto por don Eleazar) y poco después se impugnó la elección, ¿el motivo? Irregularidades entre la ubicación de las casillas y las señaladas en el listado oficial; ¿La razón de fondo? Que Zedillo nunca vio con buenos ojos a la CROM ni a su líder. El proceso debió repetirse para abril del próximo año (1995) y dado que el PRI se encontraba más ocupado en otras cuestiones legislativas, pasaron siete largos meses sin que nadie se acordara que debían de preparar la nueva candidatura. Así las cosas, el presidente del PRI en el estado le preguntó al entonces gobernador Manuel Bartlett acerca de quién tenía pensado para esa candidatura, la respuesta fue clara: “Consúltalo con Eleazar, seguramente va a querer que sea el mismo, lo cual no me gustaría, pero consúltalo con él”. Cumpliendo la indicación, el dirigente habló con el líder obrero y acordaron verse el día domingo en las instalaciones de “La Cámara” (ubicadas en el zócalo de Atlixco). “Oiga compañero, qué barbaridad, yo creía que ya no se acordaban del proceso, qué grato que me llame usted para eso, para mí es un honor, ¿por qué no se viene usted el domingo, justamente tenemos asamblea para definir qué candidato quieren los compañeros, la asamblea es a las 9, pero usted véngase a las 11 para que no se tenga que chutar toda la asamblea, aquí lo espero”, dijo don Eleazar. El domingo llegó y con él puntual el dirigente al compromiso acordado con el líder, quien ya lo esperaba pacientemente en la esquina del zócalo.


—Qué pasó mi presidente, yo lo esperaba desde hace una hora.
—No, don Eleazar, quedamos a las 11.
—Híjole, pero qué barbaridad, qué confusión, ¿y qué cree? ya los compañeros votaron y acordaron que fuera el mismo de la vez pasada

 

Ese era el PRI bonito de las simulaciones y los dedazos. Qué bueno que ya se haya transformado ¿no?, (ajá…)

 



 
 

 

 
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