Poder y Política


Manuel Cuadras

21/04/2009

LA SALIDA DE HIDALGO VIGUERAS


La semana pasada comentábamos acerca de los cambios realizados en el equipo de trabajo de la presidenta municipal. Decíamos que fueron meros ajustes en mandos medios y que faltaba tomar medidas de corrección en áreas superiores, caso concreto: Secretaría General, Gobernación y Seguridad Pública (de hecho en aquella ocasión incluí también al síndico, sin embargo, agradezco la corrección de una lectora, a quien respeto, que acertadamente apuntaba que el síndico no puede ser removido ni por la propia alcaldesa, toda vez que se trata de un cargo de elección popular. Sirva pues este espacio para hacer la aclaración y agradecer la corrección).

 

Muchas, pero en serio muchas, veces hemos dicho que uno de los problemas fundamentales de la actual administración municipal es que no parece ser un Ayuntamiento que responda a los proyectos de su titular, o para decirlo más claramente, parece que la presidenta municipal se encuentra secuestrada en su propio Gobierno por todo tipo de grupos e intereses, y que su Ayuntamiento carece de identidad y autonomía.

 

Para sostener lo anterior hemos analizado los perfiles, trayectorias y nexos de los principales funcionarios de la administración de Blanca Alcalá y desde el inicio la interrogante fue una (o varias en el mismo sentido): ¿Quién es el equipo cercano de la presidenta? ¿Quiénes son sus hombres de confianza? ¿Quiénes son los blanquistas del gobierno de Alcalá Ruiz? La respuesta es simple: nadie.


Así es, la presidenta se encuentra en su propia casa rodeada de falsas lealtades y muchos, muchos intereses ajenos. ¿Se imagina el esfuerzo que se necesita para salir adelante en una situación como esta? Imagine que usted está al frente de una embarcación y ordena a todos los tripulantes remar en una sola dirección. Los tripulantes hacen como que reman y siempre le contestan: “Si presidenta”, “lo que usted indique”, “a la orden”, sin embargo, más allá de no remar en la dirección indicada, cada uno pretende remar hacia una dirección opuesta. El esfuerzo del capitán se vuelve intenso y agotador. No solamente tiene que remar en la dirección soñada, sino que además tiene que hacer el doble o triple esfuerzo para corregir los malos remos de sus subalternos.

 

La pregunta es, ¿por qué escogió a esa tripulación? Y en su defecto, si resultaron tan malos (y desobedientes) ¿por qué no los corre?

 

El periodista Valentín Varillas parece compartir las mismas interrogantes. El día de ayer en su columna La Tempestad lanzó la siguiente pregunta: “¿Quién gobierna entonces? ¿Alcalá, o los representantes de los distintos grupos políticos de los que es rehén la presidenta municipal?”

 

La pregunta es muy válida y viene a colación por un oficio dado a conocer por el periodista, en el cual se marca copia a un tal “Héctor Carreón Herrera, secretario de Seguridad Pública Municipal”. La pregunta que se hizo Varillas es la misma que nos hacemos todos: ¿Y Vigueras?

 

El asunto, más allá de lo anecdótico, no es cosa menor. El hecho de que un funcionario menor destape estúpidamente en uno de sus oficios, al personaje que los medios han filtrado como el sucesor de Hidalgo Vigueras, nos habla del nivel de descomposición que se vive en el Ayuntamiento. Por una parte, todos dan por hecho que Vigueras tiene un pie afuera (hasta los burócratas de segunda), y por otro lado, señalan como virtual relevo a un personaje vinculado con la vieja escuela policíaca de los años 80, más cercano a la imagen del “Negro Durazo”, que a funcionarios modernos que respondan al nuevo modelo de seguridad pública que tanto pregona el Ayuntamiento.

 

El infortunio para la alcaldesa no terminó ahí. Además de hacerse público el mentado oficio que tantos problemas habrá suscitado (esperemos que no corran al trasnochado burócrata). Resulta que el día de ayer también se publica una entrevista al —hasta hoy— secretario de Seguridad Pública Municipal, Guillermo Alberto Hidalgo Vigueras. La entrevista fue concedida al periódico digital Puebla Online y de verdad que no tiene pierde. Mire.

 

De entrada Vigueras pierde la cabeza al ponerle nombre y apellido a las personas que supuestamente lo están grillando, dice: “Organigrama mata tercia, y yo primero obedezco órdenes de mi presidenta municipal, Blanca Alcalá, que cualquier otra”.

 

¿A qué “tercia” se refiere Vigueras? Más adelante lo señala: “Es gente que intenta sembrar discordia entre mi persona con los mandos en el gobierno estatal. Te seré franco: no puedo ni quiero pelearme con el general Ayón, Armando Toxqui, Jesús Morales, ni con nadie con quien tenga que coordinarme…


¿Cómo serán las próximas reuniones de seguridad después de las declaraciones de Vigueras? ¿Cómo reaccionará la “tercia”?

 

Pero hay más. Observe cómo narra Vigueras su primer acercamiento con Blanca Alcalá y la manera en que lo invitó a participar en su gobierno: “No tenía el gusto de conocerla, pero me la presentó un amigo con la intención de planificar una cita de 20 minutos. Y efectivamente, Blanca Alcalá, en ése entonces presidenta municipal electa, se tardó ese tiempo para invitarme a participar en su proyecto (sic). Me sentí muy halagado sobre todo porque estaba contratando a un extraño (sic), pues todo lo sabía de mi era mi currículum. Confío en mí inmediatamente, y eso sólo lo puedes pagar con la misma moneda.


Ella me comentó que tenía ganas de hacer la diferencia, presidir un municipio con una policía no identificada con la corrupción y marcara un parteaguas en la historia de Puebla. Me acuerdo que me dijo “tu eres el experto y te dejaré trabajar como quieras, pero te pido dos cosas: lealtad y honestidad”.

 

¿Se da cuenta? Vaya manera de exhibir a la presidenta. ¿Qué tenía que estar Vigueras contando esas confidencialidades? ¿Qué pasó por su mente? Porque efectivamente fueron eso: confidencialidades, fueron conversaciones privadas en las que Alcalá lo invitó a sumarse a un proyecto. ¿Cómo le habrán caído esas declaraciones a la alcaldesa?, ahora que ya todos nos enteramos que contrató a una persona por una recomendación ¡¡¡de un amigo!!! Eso es justamente lo alarmante.


Déjenme ver si entiendo. Vigueras no conocía a Blanca Alcalá. Llegó un amigo, los presentó, platicaron 20 minutos y al salir Vigueras ¿¿¿ya era secretario de Seguridad Pública???

 

¿Así se escogen a los funcionarios de áreas importantes? ¿Por “recomendaciones de amigos”? ¿De la misma manera se escogió a César Pérez y a Juan de Dios Bravo?

 

¡Menudas cosas nos vamos enterando! La duda mata, ¿quién es ese amigo o amigos de la presidenta que le “presentan curriculums”? O para plantearlo de otra forma, me quedo con la interrogante de Varillas: ¿cuáles son esos grupos políticos de los que es rehén la presidenta?

 

Si usted tiene alguna pista por favor escríbame para resolver este ¡tremendo caso!


PD. Secretarios, a veces calladitos se ven más bonitos…

 



 
 

 

 
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