Política y Poder


Manuel Cuadras

 

BLANCA ALCALÁ Y ENRIQUE AGÜERA (ESCENARIOS)


¿Qué tienen en común Blanca Alcalá y Enrique Agüera?


-Ambos fueron los personajes de este 2008.
-Ambos marcaron la agenda mediática.
-Ambos son considerados como posibles candidatos a suceder a Marín.
-Ambos lo niegan.

 

Sin duda alguna los dos personajes políticos más importantes de Puebla en este año que está por concluir, fueron Blanca Alcalá y Enrique Agüera Ibáñez. La primera por toda la fuerza con la que llegó a Palacio Municipal en el mes de febrero, producto de una campaña en la que arrasó a su rival, y el segundo por la manera en que consolidó su trabajo de años anteriores al frente de la BUAP.

 

Alcalá y Agüera son considerados por muchas personas como los políticos que mejor futuro tienen, sin embargo, ¿cuáles son los escenarios reales que tienen frente a sí y qué será lo más conveniente para ambos? Veamos:


-BLANCA ALCALÁ.
Aunque muchos la consideran como una carta fuerte para colocarse en la gubernatura del Estado, la presidenta Municipal difícilmente se arriesgará a tomar la decisión de buscar dicha nominación, por los obstáculos que se interponen en el camino. El primero de ellos, es la palabra empeñada en campaña de permanecer en el cargo durante los tres años de su periodo. El segundo, el escaso tiempo con el que cuenta para promocionarse en el interior del Estado; y el tercero (y más importante), que a la presidenta municipal le interesa más dejar una buena huella en el Ayuntamiento, que arriesgar sus canicas en una apuesta demasiado cara. Dicho de otra manera, ¿qué le conviene más a Blanca Alcalá? Que los poblanos recuerden el papel de la primera presidenta municipal de Puebla con agrado y satisfacción o, que la vean como una política más que ocupa los puestos como trampolines?

 

Cierto, la seducción de buscar la gubernatura es muy tentadora, pero Alcalá sabe (o debe saberlo) que quienes afirman que “tiene todo” para convertirse en la primera gobernadora de Puebla, lo hacen más por un interés de explotar y colgarse de su imagen, que con el afán de ayudarla en su carrera. Esto no significa que Alcalá no tenga posibilidades de convertirse en gobernadora (cosa que le ha de resultar poderosamente atractiva), sino que lo más inteligente sería esperar para el siguiente turno, o como dirían los priístas: esperar los tiempos.

 

Alguien podría argumentar que ¿qué mejor momento para buscar la gubernatura, siendo Presidenta Municipal?, sin embargo, quien afirma eso está cometiendo el gravísimo error de ver el árbol y no el bosque, el árbol representa el 2010 y el bosque representa la carrera política de Alcalá. Pretender reducir sus posibilidades a una sola elección, es tanto como afirmar que el Ayuntamiento fue para Alcalá su último vagón del tren. ¿Qué pasa si Alcalá no busca en el 2010 la gubernatura? Nada. Terminará su gestión como Presidenta, vendrá otra elección, un reacomodo de los grupos y con ello la posibilidad de jugar nuevamente. ¿Qué pasa si sí la busca? Incumpliría su promesa, forzaría los tiempos y se pondría en bandeja de plata para que la atacaran, en suma, sería como intentar meter un zapato con calzador. ¿Tiene alguna necesidad?

 

Ahora bien, ¿qué escenarios se vislumbran para la presidenta en los próximos tres años? Si Alcalá decide terminar su periodo y lo hace entregando resultados (con buenos niveles de aceptación), la puerta de las elecciones federales de 2012 se podría abrir para ella. Recordemos que en 2012 se renovará el Senado de la República y que cada entidad federativa aportará 2 senadores (por el principio de mayoría relativa); recordemos también que de acuerdo a la ortodoxia política priista, de esos dos senadores que aporta cada estado, uno lo designa el gobernador en turno y el otro el candidato a la presidencia de la República. Supongamos que la lógica se impone y que Enrique Peña Nieto se convierte en candidato a la Presidencia por el PRI; la estrecha relación que existe entre ambos, aunado a los votos que le podría inyectar a la campaña podrían convertir a Alcalá en senadora de la República, lo cual la colocaría nuevamente en una posición de pre candidata al gobierno del Estado. Siendo senadora, Alcalá tendría el tiempo y el puesto para promocionarse (justificadamente) por todo el estado (cosa que como presidenta no tiene). ¿Se da cuenta? ¿Usted qué preferiría? Bajar de un coche cómodo a media carretera, con la “esperanza” de agarrar otro mejor e intentar llegar a un destino incierto; o llegar al destino original en su coche cómodo, cambiarlo por uno mejor y entonces sí emprender el difícil camino.


-ENRIQUE AGÜERA
El caso de Agüera es algo parecido (bastante diría yo). Nadie puede dudar que Enrique Agüera es el hombre del momento y que su capital político se encuentra cotizadísimo, sin embargo, nadie podría negar tampoco que todo es gracias a las bondades que permite ser rector de la BUAP, me explico: ¿qué pasaría si Enrique Agüera en este momento dejara la BUAP para aceptar una invitación de Mario Marín para convertirse en secretario de gobernación? Imagínese el diálogo:


-Mario Marín: “Enrique, me he dado cuenta de tu liderazgo, de tu poder de convocatoria, de tu capacidad para llegar a acuerdos, en fin, he pensado que serías un excelente secretario de gobernación que me podría ayudar a resolver muchos problemas del Estado”
-Enrique Agüera: “Con gusto señor gobernador, mañana mismo presento mi licencia al Consejo Universitario”

 

¿Será que a partir de ese momento Enrique Agüera (en una posición de choque y de desgaste como es la SEGOB) mantendría su mismo nivel de confianza y sería igual de aceptado en todos los sectores de la sociedad y con todos los actores políticos, como lo es ahora como rector? Evidentemente que no. Por supuesto que no están en tela de juicio las virtudes políticas de Enrique Agüera, las cuales lo han llevado a ocupar la posición (académica, profesional y política) que actualmente tiene, pero de que la BUAP representa su plataforma perfecta, eso también es innegable.

 

La BUAP es una especie de inmensa burbuja que permite flotar en el ambiente político, de manera protegida y perfectamente cubierto contra los ataques de los adversarios que pudieran estar en el medio. Aunado a ello, quien se encuentra dentro de esa burbuja tiene la posibilidad de vivir dentro de ella por espacio de ocho años, durante los cuales goza de las prerrogativas que ningún otro actor político puede gozar: tiene proyección ante los medios, puede tener acercamiento con todos los partidos políticos, maneja recursos públicos, opina sobre todos los temas, etcétera. ¿Se puede desear algo mejor?

 

A Enrique Agüera le restan cinco años del confort político antes descrito, al igual que a Blanca Alcalá, muchas personas intentan convencerlo de buscar la gubernatura en 2010, la pregunta es la misma, ¿valdrá la pena (en este momento)? Al igual que el ejemplo que pusimos de la SEGOB, el hecho de salirse de la BUAP para buscar cualquier puesto de elección, representa salir de la burbuja y estar expuesto a los golpes de distintos flancos (mucho más al ser candidato a gobernador).

 

Por otro lado, a Enrique Agüera tampoco le convendría terminar su periodo como rector (2013) ya que la fecha en que termina se da en un tiempo de naufragio electoral, es decir, gracias a la reforma electoral, si Enrique Agüera terminara su periodo en 2013, estaría a dos años de distancia de buscar cualquier puesto de elección popular, lo cual, si no se tiene ninguna base para promocionarse (cargo político pues), resultan larguísimos y pesadísimos, si no, pregúntenle a Doger y a Marín. Así pues, el mejor escenario político para Agüera sería: reelegirse el próximo año para mantener el control de la BUAP y buscar una senaduría en 2012. Las condiciones las tiene, los recursos los tiene, ¿entonces?


Paradójico no? Los dos actores más importantes del momento se encuentran a la vez tan cerca y tan lejos de la ansiada nominación, y quizá pronto se tengan que disputar (en 2012) el papel que los lleve al protagónico en la producción de 2015.

 

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