SIN RODEOS


Marcela Jiménez Avendaño

10/12/2009


¿QUIÉN MANDA EN PUEBLA?


Dentro del PRI se viven días de nerviosismo y de urgencia entre su dirigencia y los aspirantes a distintos puestos de elección a renovarse en el 2010 y ello, sobretodo, ante la inminente decisión de aprobar como mecanismo de selección de candidatos “la Convención de Delegados”.


Hay quienes han señalado que esta decisión llevaría a ese partido a la judicialización de su proceso interno, nada más alejado de la realidad, de hecho se podría llegar a tal extremo pero no por el método con el que el Revolucionario Institucional elegirá a sus abanderados sino por los innumerables actos anticipados de campaña y de promoción de imagen en que varios de sus militantes han caído.


La “Asamblea de Delegados” o Convención es, junto con la “Consulta directa a las bases”, uno de los dos únicos métodos legalmente constituidos al interior de ese instituto político para tal fin, por lo tanto, es demasiado aventurado cuestionarlos. Es más, cualquier otro proceso de selección, como encuesta o mesa de negociación, habría de derivar en cualquiera de ellos.


Ahora, con esto no se quiere decir que este proceso no pueda derivar en una crisis, ambos mecanismos tienen sus ventajas y desventajas. El más riesgoso, sin duda, es el de la “Consulta a las bases”, método que ha demostrado genera polarización, división, encono y enfrentamiento, debilitando al partido y al candidato ganador.  Ahora bien, la “Asamblea de Delegados” fortalece la unidad del partido pero también arroya a las minorías. En este caso, los más perjudicados son Enrique Doger, Jesús Morales e incluso, la propia Blanca Alcalá. Y aunque, esta definición no es ilegal o injusta, sino solamente la expresión de una realidad política concreta, tampoco quiere decir que sea lo más bueno para el PRI.  Lo mejor que podría hacer ese partido sería aglutinar a todas sus expresiones en un consenso o acuerdo de unidad en que todos ganen, de esta forma se estaría evitando cualquier fractura y se presentaría absolutamente fortalecido a la contienda constitucional.


Aquí la responsabilidad de la construcción de la unidad ya es un asunto de Javier López Zavala, pero también de sus opositores. Se llama negociación. La transformación de una mayoría en una hegemonía es un asunto político complicado y solo los mejores son capaces de lograrlo.


Por ahí mi buen amigo Ricardo Morales hablaba de que el triunfo del PRI dependerá de la guerra que se desate en su interior, entre marinistas y antimarinistas, y coincido plenamente.  Estamos ante un problema estratégico concreto en cuyas manos está el resultado de la elección del 2010. Si se une a todos los PRIs y se construye una hegemonía política será imposible sean derrotados por el PAN. Por lo tanto, este se convierte en el asunto más importante de todo el proceso del próximo año.


¿Hasta dónde pueden, los opositores de López Zavala, tensar la cuerda?, la respuesta es obvia, hasta que no se rompa. Si la rompen están fuera, con todas las consecuencias que ello conllevará tanto para su partido, el candidato y para ellos mismos.


La construcción de la unidad es un problema de voluntades, así son las relaciones humanas. Nada funciona ni es duradero por la vía de la fuerza. La política es un arte de habilidades, por eso cuando el político se radicaliza y las deja de lado, puede ser acusado de necio, frívolo, temerario, locuaz e insensato.


Un político tiene derecho a innovar, esto es, sacar conejos de la chistera hasta el infinito, pero cuando en lugar de conejos vivos, saca fotografías de conejos, es decir, cuando lejos de reinventarse se empieza a repetir, inicia su decadencia.


Es la hora de los acuerdos. Lo que hemos visto hasta ahora es solamente el preámbulo de los mismos. Todo se puede ir a la basura o ser parte de una suma ganadora. Es hora que los principales actores políticos poblanos demuestren de qué están hechos.  Puebla podrá atestiguar si al mando se encuentra una elite más que inteligente, brillante o un grupillo de simples operadores electorales, suertudos, provincianos, con poder y dinero, pero mediocres.

 

Por cierto, de esos estamos hartos todos los mexicanos, incluso es repugnable para quienes somos parte de ese mismo sector. Esperemos comprobar que son los primeros quienes dirigen y dirigirán el destino de nuestra entidad, en tanto, nos leemos la próxima semana……..

 



 
 

 

 
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