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Pestilencia en la carretera de la muerte

Pareciera una conspiración de la fortuna para que todo le salga mal al gobierno marinista. Por si fuera poco el desastre político causado por el escándalo Cacho-Marín, un desastre natural deriva en una trama de corrupción y negligencia en el que se encuentran involucrados una gran cantidad de funcionarios y hasta el empresario favorito del sexenio, Edgar Nava, así como su protector, Javier García Ramírez. Todos ellos son criminales por pasivos, corresponsables de los 32 muertos oficiales y otros tantos que permanecen sepultados. Es cierto: nada puede hacer un gobierno ante las fuerzas de la naturaleza que derrumbaron el cerro en Eloxochitlán. Pero tienen todo que ver cuando la carretera construida para comunicar a una de las comunidades más pobres del país se convierte en un monumento a la corrupción y a la negligencia, que en partes iguales, mataron a unos inocentes que tomaron la carretera de la muerte para cobrar unos cheques de Procampo.

 

El gobierno estatal avanza de tragedia en tragedia. Es trágico que el gobierno melquidista haya ordenado la construcción de la carretera de la muerte sin tomar en cuenta las condiciones geográficas de la región, pero todavía es peor que el secretario de Comunicaciones y Transportes del marinismo, Rómulo Arredondo, haya encubierto todas las irregularidades y protegido a los funcionarios responsables de armar un proyecto sin pies ni cabeza. También es trágico que el contralor Sánchez Ruiz viva en la permanente demencia cuasi senil y todo le pase por delante, y todo lo ignore.

 

Toda tragedia también tiene su parte de horror, y ese papel le toca representarlo a Javier García Ramírez y el constructor Edgar Nava, dignísimos representantes de eso que el periodista regiomontano Ramón Alberto Garza llama cleptocracia: la clase política y empresarial rapaz del presupuesto público. García Ramírez, sabedor de todos los problemas en la planeación del tramo Alcomunga-Eloxochitlán, le entregó discrecionalmente a Edgar Nava, es decir, sin licitación pública, según un informe de la Comisión de Acceso a la Información Pública sobre la obra asignada sin los requerimientos de ley, según reportaje de CAMBIO en febrero del presente año.

 

Ningún novelista podría narrar tal mezcla de negligencia y corrupción, cuyo desenlace fue la muerte de 32 inocentes. La realidad siempre termina superando a la ficción. Trágico también es, después de sus errores en el diseño de la carretera, y en la entrega ilegal a ESNA Construcciones para que Edgar Nava pudiera ganarse otros 21 milloncitos de pesos –como si le hicieran falta-, el gobierno estatal rehuyera su responsabilidad, atribuyendo a las fuerzas de la naturaleza la desgracia, como si los gobiernos –de cualquier nivel- no tuvieran ninguna responsabilidad.

 

La evasión de responsabilidades terminó con el reportaje de Salvador García Soto en El Universal. Vaya, se derrumbó con el mismo estruendo que el cerro de Eloxochitlán. La justificación de Rómulo Arredondo y Víctor Manuel Sánchez Ruiz es bastante pueril: las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación se refieran a un tramo distinto a donde ocurrió el alud que sepultó al camión. El documento al que tuvo acceso El Universal y hoy también publica CAMBIO refiera la construcción de la carretera Tlacotepec de Díaz-Alcomunga, y en sus observaciones especifica muy claramente que hubo ““una deficiente planeación… al no considerar las características ambientales, climáticas y geográficas de la región”, y acusaron que la supervisión de los trabajos tampoco fue la óptima.

 

Rómulo Arredondo y Sánchez Ruiz salieron ayer por peteneras. Sin embarco, poco podrán aducir ante el documento que presentamos hoy, una auditoría de la SEDECAP al tramo Alcomunga-Eloxochitlán, en el que las observaciones se dirigen en el mismo sentido de la ASF: jamás se presentó un proyecto en forma impresa que haya sido validado por la firma del proyectista y que contara con la autorización de la Dirección Técnica de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

 

¿Ahora que responderán?

 

La versión de que el gobierno estatal desconocía el peligro de la carretera, provocado por los constantes derrumbes y aludes, se cae dramáticamente. En una serie de oficios intercambiados entre Arredondo y el contralor, el titular de SCT reconoce que ““en la ejecución de los trabajos se presentaron derrumbes y deslaves constantes en el desarrollo de los trabajos que disminuyeron el rendimiento de la empresa por tratar de mantener en condiciones de tránsito el camino ya que por las características propias del camino y topográficas imposibilitaban el paso de los usuarios”.

 

¿No que no sabían de los derrumbes?

 

El melquiadismo también debería asumir su culpabilidad. El anterior secretario, Marco Antonio Rojas Flores, dejó pasar todas las omisiones en el proyecto, y las irregularidades en la ejecución de la obra. Suyos son también los 32 muertos y los que se quedaron sepultados.

 

Vaya historia nauseabunda. Tanto como el olor que dejaron los cadáveres.

 

¿Alguien tendrá el valor de llamar a cuentas a tanto corrupto y negligente?

 

El gobernador tiene la palabra.

 

*** Sobre la infamia en el DIF. Acuso recibo de una comunicación firmada por la directora de comunicación del Sistema DIF Estatal, Patricia Domínguez, que señala “le informo que este organismo no encubre a nadie, por tal motivo el personal es  responsable de sus actos y  tendrá que responder, como lo esta (sic) haciendo, ante las autoridades correspondientes sobre sus acciones”.

 

A contrario sensu, entiendo entonces que Alejandro Sánchez Ramírez sí cometió un homicidio en la carretera federal a Tepeaca. Sin embargo, el sujeto de marras sigue amparándose bajo Humberto Aguilar Viveros, tal y como lo narra el siguiente correo.

 

“Lo que escribieron es cierto, Alejandro Sánchez Ramírez, encargado de la Subdirección de Alimentos y próximo Subdirector de Delegaciones en el Sistema DIF, atropelló y dio muerte la noche del viernes a una persona, y no se va hacer nada, porque está siendo apoyado por el flamante e inepto Calzoncin, Director de DIF Humberto Aguilar Viveros, quien en el tiempo de su reinado solo se ha dedicado a promoverse para  Diputado de Tepeaca, y a engañar a la esposa del Gobernador. Ya vez, para que sirvieron los descuentos a los trabajadores del DIF, pero además, descubrirás en esa investigación que los programas de asistencia social sirven par promover candidaturas a Diputados y Presidentes Municipales. Vé en donde, Tepeca, Tehucán el Profe Félix, en Chiautla de Tapia otro Profe, en Teziutlán otra profra Dona Gude, en Cholula, en Chignahuapan, en Atlixco, en Zacatlan, en Tecamachalco, y en otras más donde los Delegados del DIF, aprovecharon el contacto con la gente para promocionarse, las despensas, los créditos, los apoyos médicos, los centros alimentarios, todo, todo, todo para promover su imagen, todos comandados por el flamante Subsecretario Mier, la mano que mece la cuna del Secre de Gobernación. Busca y encuentra, te divertirás con una más de este Gobierno de Nueva Generación”.

 


 

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