No puedo evitar pensar que el paquete de reformas aprobadas ayer por el Congreso local para endurecer las penas en materia de violencia de género y dotar a las mujeres de nuevos instrumentos para impedirla es un homenaje tardío a las mujeres poblanas que en los dos últimos años han perdido la vida en feminicidios atroces.
Y tampoco puede dejar de pensar que, en especial, lo es para Karla López Albert, la chica embarazada que en febrero de 2014 hizo que todo Puebla volteara a ver un fenómeno social que conforme pasaron las semanas y los meses se convirtió en una realidad alarmante.
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Karla y su bebé inauguraron una realidad dolorosísima que no se acaba ni tiene para cuándo. De hecho, todavía ni siquiera hay sentencia en un caso que la entonces Procuraduría General de Justicia, hoy Fiscalía, se tardó en armar pero se supone era sólido contra Manuel Forcelledo Nader.
En febrero de 2014 abundaron las voces que criticaron la cobertura periodística de CAMBIO a su desaparición y muerte. Los medios adictos al régimen morenovallista se burlaron del caso que llegó hasta el programa de Laura Bozzo, en aras de que más gente visualizara una tragedia silenciosa.
Se hizo todo, y de todas formas le fallamos a Karla y a su bebé porque no pudimos hallarla viva.
Pero Karla cambió algo en Puebla: puso en órbita el fenómeno del feminicidio, el crimen por razón de odio y a menudo, cometido por las parejas sentimentales y/o sexuales de jóvenes poblanas cuyo error fue relacionarse con un psicópata.
La sociedad comenzó a involucrarse en el tema. La organización Odessyr, a cargo de Brahim Zamora, se encargó de dar seguimiento hemerográfico a los casos aparecidos en la prensa que podían incurrir en el tipo penal de feminicidio. Sus cifras contrastaron inmediatamente con la Fiscalía: mientras la ONG encontraba por lo menos 50 casos en los dos últimos años, la FGE tenía apenas 20.
Algunos medios de comunicación, entre ellos el portal CENTRAL, comenzaron a dar un seguimiento puntual a todos los homicidios dolosos de mujeres para catalogarlos como feminicidios. Algunos podrán decir que se trata de una exageración, porque no necesariamente todos los homicidios dolosos se dan por razones de odio. Sin embargo, por visibilizar el fenómeno todo se vale.
Al día de hoy, la ola de feminicidios que no para:
Paulina Camargo
Judith Coátl
Isarve Cano
Olga Nayeli Sosa Romero
Samai Alejandra Márquez
Iraís Ortega
Mireya Pérez
Lili Marlén Guevara
Estos son nombres que resaltan en una lista de más de doscientos feminicidios ocurridos desde 2014.
A buena hora se les ocurrió legislar.
Un aplauso para nuestros oportunos diputados que alzaron la mano con la presión de que Conavim emita la Alerta de Género.
Veremos si estos nuevos instrumentos legales sirven como disuasivo de la violencia de género.
Mientras tantos, va por ti Karla López Albert.
No te hemos olvidado.
