Friday, 17 de May de 2024

Viernes, 26 Febrero 2016 03:22

Vuelven los tiempos de inestabilidad a la BUAP




Written by  Arturo Rueda

La renuncia forzada trae a la memoria los peores momentos de la universidad decadente de finales de los ochenta del siglo pasado, pues el director fue electo, no designado, y apenas estaba a la mitad de su periodo. Pura y dura desestabilización. Ni Doger ni Agüera recurrieron en sus periodos a un manotazo semejante. ¿En qué se está equivocando el rector Esparza?


Alfonso Esparza había hecho un trabajo inmaculado al frente de la BUAP como sucesor de una línea de estabilidad, mejoramiento en la calidad educativa y crecimiento en la infraestructura. Su sobriedad personal contrastó con algunos excesos de la era agüerista. Pero todo lo bueno está a punto de echarlo por la borda con una decisión absurda: el golpe de Estado en la Facultad de Derecho, traducido en la renuncia falsificada del director Carlos Moreno Sánchez. Un acto de autoritarismo inexplicable al interior de una universidad pública y que hace recordar los peores años de las purgas comunistas.

 

Es probable que Carlos Moreno no forme parte del grupo político del rector Esparza, e incluso existan diferencias personales de antaño. Además, que el control de la Facultad de Derecho sea ambicionado de cara a sus planes reeleccionistas amenazados por la reagrupación de agüerismo. Pero de ahí a deponerlo, a través de un acto ilegal aderezado por amenazas mafiosas, es algo no visto desde los tiempos de Samuel Malpica. La renuncia forzada trae a la memoria los peores momentos de la universidad decadente de finales de los ochenta del siglo pasado, pues el director fue electo, no designado, y apenas estaba a la mitad de su periodo. Pura y dura desestabilización. Ni Doger ni Agüera recurrieron en sus periodos a un manotazo semejante.

 

¿En qué se está equivocando el rector Esparza? ¿Quiénes son sus descuidados operadores?

 

Hasta el momento, la administración central de la universidad no se ha pronunciado y tampoco ha ofrecido versión alguna, por lo que prevalecen los dichos del Dr. Carlos Moreno y su acusación es gravísima, pues implica el delito de falsificación de firmas y documentos oficiales. De acuerdo con él, la renuncia que divulgó el perfil de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales es totalmente apócrifa, pues no se trata de su rúbrica, por lo que pretende llegar a todas las instancias judiciales, según declaró en el programa #JuegoDeTroles.

 

¿Puede una universidad en pleno siglo XXI de las redes sociales armar un golpe de estado y cometer un delito sólo para desalojar a un académico de sus funciones? ¿Qué otras atrocidades ocurren en las BUAP que no hemos volteado a ver? ¿A Esparza no le gusta gobernar con oposición?

 

No sólo hay una ilegalidad flagrante, sino un actuar mafioso. Según el Dr. Carlos Moreno, fue citado en la oficina de la abogada general para tratar el tema de la apertura de una nueva carrera, y de pronto, como si fuera la película de Goodfellas o Casino, fue rodeado por René Valdiviezo, la propia abogada general y hasta el tesorero para exigirle la renuncia, mientras recibía amenazas de todo tipo, incluido el fincarle responsabilidades administrativas y penales por presuntos desvíos. Sólo les faltó agarrarlo a batazos y tirarlo a una zanja.

 

¿Así se gobierna una universidad pública, templo del conocimiento, la ciencia y la discusión democrática? ¿De dónde aprendieron tantos académicos ese estilo mafioso digno de Joe Pesci?

 

Lo más probable es que los operadores de Esparza descuidaran el estilo hasta volverlo burdo, luego de que presiones semejantes tuvieron éxito hace apenas unas semanas en otras unidades académicas. Y es que parece que en la BUAP hay una purga silenciosa, pues Carlos Moreno sería el quinto director “renunciado” de forma violenta. ¿Por qué tanto exceso de fuerza?

 

Veamos la lista.

 

La primera en caer fue la directora de la Facultad de Administración, Lilia Vázquez Martínez, pues aunque era considerada esparzista, luego se le acusó de agüerista, el mismo cargo por el que no dejaron reelegirse a Ricardo Paredes.

 

Le siguió el director de la Facultad de Ingeniería Agrohidráulica, Fabián Enríquez García, expulsado a la mitad de su gestión de cuatro años.

 

La purga encontró a otra gran víctima en Jonathan Palacios Duarte, director del Complejo Cultural Universitario, a quien presuntamente se le descubrieron desfalcos que quedaron ocultos con la entrega de la renuncia. Cinco años estuvo a cargo del recinto construido por Enrique Agüera, con varios créditos bancarios que se consideran “ultrasecretos”.

 

Muy silenciosa fue la salida de Mónica Doger del Centro de Innovación y Competitividad Empresarial (CICE), cargo en el que llevaba cinco años y era responsable de toda la vinculación con Audi.

 

Todos ellos se fueron en silencio y calladitos, pero ante las mismas presiones mafiosas.

 

Carlos Moreno Sánchez decidió revelarse a los moditos del esparzismo. Veremos si tiene argumentos legales para quedarse al frente de la Facultad de Derecho o mejor se va calladito a su casa, como lo hicieron los otros directores destituidos de forma autoritaria.

 

 

 

 

 

 

 

 

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