Las ambiciones industriales de China se elevan a la alta tecnología


David Barboza / Shenzhen, China


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Pocas personas han escuchado hablar de BYD Corporation —BYD son las siglas en inglés de Forja Tu Sueño— pero esta compañía poco conocida se ha convertido en el segundo productor de baterías más grande del mundo en menos de una década de existencia. Ahora planea dar un gran salto: "Nos gustaría hacer un auto de energía verde, uno de enchufe", dijo Paul Lin, director de mercadotecnia de BYD. "Pensamos que podemos hacerlo".


Incluso en la China enérgica, esas elevadas aspiraciones quizá suenen descabelladas. Pero BYD ha construido una planta de ensamblado de autos de 148,000 metros cuadrados aquí y contratado a un equipo de diseñadores de autos educados en Italia; planea construir un híbrido verde para fines de año.


Ya no contentas con albergar la manufactura de bajo costo, bajo margen y poco calificada de juguetes, plumas, ropa y otros productos, las compañías chinas están tratando de ascender en la cadena de valor, esperando eventualmente desafiar a las corporaciones más grandes del mundo en la búsqueda de negocios, clientes, poder y reconocimiento.


El gobierno está respaldando el impulso con un enfoque doble: usando incentivos para alentar a las compañías a innovar, pero también actuando para desalentar a las manufactureras baratas de operar en el sur de China. Ese paso revertiría uno de los motores cruciales del espectacular ascenso económico del país.


Pero al introducir estándares laborales y ambientales más estrictos y poner fin a las exenciones fiscales para miles de fábricas aquí, el gobierno ha emitido una señal poderosa sobre sus ambiciones globales, y ayudado a alentar un éxodo de fábricas desde un área largo tiempo considerada el taller del mundo.


El Presidente Hu Jintao insinuó las ambiciones de tamaño olímpico de China durante una reunión de la élite científica de China en junio en la Academia China de Ciencias, donde pidió a los científicos desafiar a otros países en alta tecnología. "Estamos listos para una pelea", dijo, "para controlar el alto terreno científico y ganar un lugar en el consejo de alta tecnología del mundo. Haremos algunos esfuerzos serios para fortalecer la competencia de nuestra nación".


Las políticas del gobierno ahora favorecen a las zonas económicas de alta tecnología, los centros de investigación y desarrollo y las compañías que prometen salarios más elevados y más habilidades. Una planta de chips de computación que está siendo construida por Intel en la ciudad norteña de Dalian es bienvenida; una fábrica textil que produce pares de calcetines de un dólar no lo es.


"Cuando un país está en sus primeras etapas de desarrollo, como lo estaba China hace 20 años, tener un centro de procesamiento de exportaciones es bueno para el crecimiento", dijo Andy Rothman, veterano analista sobre China en CLSA, el banco de inversión. "Pero hay un momento en que ya no es adecuado. Ahora, China está diciendo: 'Ya no queremos ser el taller de basura del mundo"'.


Las firmas chinas están ampliándose hacia (o comprado compañías que trabajan en) el software y la biotecnología, los automóviles, los aparatos médicos y las supercomputadoras. Este año, una corporación respaldada por el gobierno incluso presentó su primer jet de pasajeros comercial, una acción que Beijing espera le permita algún día competir con Boeing y Airbus.


En cierta forma, el gobierno sólo está aprovechando las corrientes económicas que vienen con el desarrollo y el alto crecimiento. Por ejemplo, muchas manufactureras en el sur de China  —la mayor zona de exportación del país— están avanzando al interior porque los costos de la tierra y la mano de obra son más baratos, o ampliando operaciones para incluir países de más bajo costo, como India, Vietnam o Bangladesh.


Las marcas de clase mundial que se han vuelto dependiente de la producción intensiva en mano de obra subcontratada en China ahora están buscando alternativas. Incluso el gigante minorista Wal-Mart, que trasladó su centro de adquisiciones global aquí a Shenzhen en 2002, se verá forzado a encontrar nuevos canales de aprovisionamiento para llenar sus 5,000 tiendas en todo el mundo.


Para millones de consumidores alrededor del mundo, dicen los expertos, el cambio de política también pudiera significar precios más altos para una amplia gama de productos, desde plumas y martillos hasta muñecas Barbie y calzado para correr.


Economistas dicen que el desarrollo de China está siguiendo las huellas de Japón y Corea del Sur, que exitosamente hicieron la transición de manufactura poco calificada a alta tecnología, servicios y la creación de marcas globales.


Sigue habiendo abundantes obstáculos aquí, incluida una débil aplicación de los derechos de propiedad intelectual y una cultura de copiar o robar tecnología a compañías extranjeras o socios de empresas conjuntas. Pero expertos señalan aspectos positivos como una creciente y agresiva clase emprendedora, legiones de graduados en ciencias e ingeniería y un mercado interno fieramente competitivo.


Peter J. Williamson, profesor de administración en la Universidad de Cambridge y co-autor de "Dragons at Your Door: How Chinese Cost Innovation is Disrupting Global Competition" (Dragones a su puerta: Cómo la innovación de costos china está alterando la competencia global), refuta la idea de que China no tiene conocimiento tecnológico.


"Están entre los más grandes en lanzamiento de satélites. Tienen mucha tecnología bajo llave en las fuerzas armadas, y ahora el gobierno está reduciendo presupuestos y presionando a las agencias para que se privaticen", dijo. "Así, repentinamente, mucha tecnología que la gente pensaba que no existía ha salido de detrás de la cortina".


Esto es a lo que China está apostando.


En BYD, ejecutivos están incrementando el gasto en investigación y desarrollo, y estudiando estrategias de mercadotecnia global. Fundada en 1995 por un científico que estudió metalurgia, la compañía ha hecho baterías de litio, teléfonos celulares, equipo para cámaras, refacciones de autos y otros componentes para Nokia, Motorola y Sony, entre otros, ganando experiencia en la producción de productos de alta calidad.


"La tecnología para un auto no es tan sofisticada", dijo Lin. "Esgrande, pero tiene mucha baja tecnología". Hace cinco años BYD compró a un fabricante de autos propiedad del estado para ayudarse a hacer la transición.


Otra compañía que espera dar el salto es Hasee, un fabricante de computadoras en rápido crecimiento también con sede en Shenzhen, en un área que alberga a Huawei, el gigantesco fabricante de equipo de telecomunicaciones de China.


Fundada hace seis años, Hasee ya está vendiendo 100,000 laptops al mes y es el segundo fabricante de computadoras chino detrás de Lenovo, con ingresos que se pronostica llegarán a 800 millones de dólares este año.


Ejecutivos de Hasee dicen que la compañía está gastando fuertemente en investigación y desarrollo, y que al enfocarse en computadoras y laptops innovadoras que ahora se venden en apenas 370 dólares, está en camino de convertirse en el mayor fabricante de computadoras del mundo en un plazo de una década.


"Nuestra estrategia en China es siempre enfocarnos en la innovación", dijo Zhang Xianyong, vicepresidente y gerente de ventas de Hasee para China. "Ahora estamos en el mercado interno, pero no escatimaremos esfuerzos para lograr la expansión al exterior".


Analistas dicen que hay docenas de otros fabricantes poco conocidos de semiconductores, software y equipo de telecomunicaciones que pudieran surgir como compañías globales en las próximas dos décadas.


El gobierno está presionando a las compañías para que asciendan en la cadena de valor por razones económicas, pero también políticas, dicen analistas. Promover la innovación y las compañías de marca probablemente impulsará a la economía y creará mejores empleos.


La Asociación de Pequeñas Empresas de Hong Kong proyecta que para finales del año, 20,000 fábricas en el sur de China tengan que cerrar o salir de China.


En abril, Credit Suisse pronosticó que un tercio de todas las manufactureras orientadas a la exportación pudieran cerrar en un lapso de tres años. Y un estudio dado a conocer en marzo por la Cámara Americana de Comercio en Shanghái y Booz & Company, la firma consultora, dice que los inversionistas extranjeros están volviéndose pesimistas sobre China y que los crecientes costos están haciendo salir a la manufactura estadounidense del país.

 

Para muchos economistas chinos, eso está bien. "Las industrias de productos baratos hacían una gran contribución a Guangdong", dijo Liang Guiquan, economista de la Academia de Ciencias Sociales de Guangdong, un grupo de análisis del gobierno. "Pero una empresa es como una creación. Deben acostumbrarse a los cambios en el medio ambiente. Si el ambiente cambia, deben morir".

 

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