Atentan contra el número 2 de la PGJ


Un grupo de sicarios hiere a su escolta mientras el subprocurador escapaba


El vehículo de sus escoltas recibió al menos 300 balazos de rifles de asalto AK-47. A 36 horas de los hechos nadie ha visto a Víctor Pérez Dorantes, hecho que, sumado al letargo de las autoridades, se ha prestado a las especulaciones


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Edmundo Velázquez

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Víctor Pérez Dorantes escapó milagrosamente del primer ataque que dirigió el crimen organizado en contra de las autoridades poblanas, cuando la noche del viernes camino a su domicilio fue interceptado por un comando de ocho sicarios que disparó al menos en 300 ocasiones con rifles de asalto AK-47 e hirió a uno de sus escoltas y a su secretario particular.


El gobierno marinista y los cuerpos policiacos se paralizaron y reaccionaron 17 horas después, cuando el procurador Rodolfo Igor Archundia Sierra, sin presentar al funcionario objetivo del ataque, minimizó el hecho al asegurar de que el atentado se trató de una balacera en contra de dos funcionarios menores de la Procuraduría General de Justicia (PGJ).


Sin embargo, a 36 horas de los hechos, nadie ha visto al subprocurador Víctor Pérez Dorantes, hecho que, sumado al letargo de las autoridades, se ha prestado a las especulaciones. Nadie sabe si realmente fue levantado por sus agresores, si se encuentra con vida o si fue malherido en el ataque, o incluso si la agresión fue un ajuste de cuentas por problemas por las investigaciones que llevó a cabo mientras fue titular de la Dirección de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (DIEDO) por el robo de tractocamiones de carga.

 

La balacera


De acuerdo a fuentes del gabinete de Seguridad del Gobierno del estado, alrededor de las 11:30 de la noche, Pérez Dorantes salió acompañado de sus escoltas en tres vehículos desde el edificio central de la PGJ, en la zona de Plaza Dorada, y tomó rumbo a su casa, ubicada en la zona de La Mora, a un costado de la laguna de San Baltasar.


La caravana la componían un automóvil guía, el auto de Pérez Dorantes y un tercer vehículo, un Jetta color rojo, donde viajaban Juan Carlos Arizmendi Salazar y Víctor Manuel Flores Bravo.


En calles aledañas a la laguna de San Baltasar, al menos dos camionetas —una Nissan Armada y una Jeep Liberty— esperaron la caravana en que se trasladaba el subprocurador. Al ver llegar la comitiva, ocho hombres descendieron de los vehículos y dispararon en 300 ocasiones los rifles de asalto AK-47; al menos 50 disparos se impactaron en el automóvil escolta —el Jetta color rojo—, mientras que Pérez Dorantes pudo escapar en el segundo automóvil y el primero dio aviso a las autoridades. Los atacantes escaparon dejando heridos con sendos disparos a Arizmendi Salazar y a Víctor Manuel Flores Bravo.


A la par, vecinos de La Mora llamaron al Centro de Respuesta Inmediata, y fueron enviadas únicamente las patrullas 251, 266, 278, 284 de la Policía Municipal.


Agentes del Ministerio Público y empleados de la PGJ atendieron la escena del atentado mientras los dos servidores públicos ingresaron a las 3:00 de la madrugada al Hospital del Issstep, donde se les atendieron las heridas. Arizmendi resultó con un disparo en el tórax y Flores Bravo fue herido en una pierna.


Por la mañana, funcionarios de la Secretaría de Gobernación y de la PGJ debatían sobre la versión oficial de los hechos. El procurador Archundia se mantuvo en junta con el jefe de la policía judicial, Hugo Isaac Arzola Muñoz, por más de cinco horas. Y mientras tanto no hubo información sobre los hechos.


La calle fue cerrada a la vialidad al grado que vecinos del lugar no podían acceder a sus domicilios. Otros habitantes de la zona aseguran que los disparos se escucharon hasta Ciudad Universitaria y Contaduría.


En la mañana del sábado, en el programa de radio Buenos Días, el conductor Javier López Díaz mencionó que “dos funcionarios de la PGJ habían sido heridos en una balacera, y al parecer habían atacado a un subprocurador”. Y así la información fluyó a cuentagotas. La mayoría de las versiones consistían en especulaciones sobre un levantamiento de Pérez Dorantes.


En operativo vespertino, la Policía Municipal encontró la camioneta Nissan Armada, abandonada en la zona del Hoyo Negro, al norte de la ciudad. 

 

La versión oficial


No fue sino hasta las cinco de la tarde cuando el procurador Rodolfo Igor Archundia Sierra salió a dar la versión oficial, en la que se negó identificar el hecho como un atentado, y aseguró que los dos trabajadores no eran ni chofer ni secretario particular de Pérez Dorantes, sino un agente del Ministerio Público y un auxiliar, ambos asignados a la subprocuraduría.


Archundia insistió en que el ataque fue una respuesta de parte de delincuentes debido a que ambos trabajadores habían llevado a cabo trabajos de investigación en casos de secuestro y narcomenudeo. Pero de Pérez Dorantes solamente indicó que no iba en el vehículo baleado, y que únicamente el Jetta seguía su misma ruta. Y hábilmente evitó confirmar que el domicilio del subprocurador se encontraba a unos pasos del lugar de la balacera.


“Miren, en este momento no podríamos decir que se trató de un atentado porque finalmente el resultado es que (a) quienes se dirigió el ataque se encontraban el del vehículo. El subprocurador no se encontraba en el interior de ese vehículo (…) el señor subprocurador viajaba a la misma hora y en un vehículo diferente, y la agresión la sufrió otro vehículo. El hecho de no involucrar a ninguna otra persona ni a ningún otro vehículo en la cercanía no nos permitiría especular en este momento”, mencionó.


En la versión de la PGJ solamente se advierte un vehículo, la Jeep Liberty color negro. El procurador mencionó que dos de los ocupantes de la camioneta bajaron los dos cristales del lado del copiloto y dispararon en contra del vehículo Jetta en varias ocasiones, hiriendo a los servidores públicos, acto seguido escaparon.


Sobre las armas utilizadas en el atentado, Archundia mencionó que esperaban los informes de balística para confirmar su calibre, aunque adelantó que se trata de instrumentos que regularmente usa el Ejército Mexicano.


Cuando se preguntó del lugar en el que se encontraba Pérez Dorantes y por qué no aparecía en la rueda de prensa, el procurador aseguró:


“Yo soy el titular de la institución y yo soy quien debe dar a la sociedad la imagen de unidad de nuestra institución, y no solamente las personas que la integramos, estoy hablando de una imagen institucional”.


Cabe decir que en la rueda de prensa celebrada en el auditorio de la PGJ, Archundia apareció con el doble del personal de seguridad, y además la oficina de Pérez Dorantes se encontraba también resguardada por escoltas.


—¿Qué medidas van a tomar? ¿Teme por su vida?—se le preguntó al procurador.


—En este momento no estaría yo siendo congruente si no dijeramos que hemos tenido que reforzar algunas medidas de seguridad, pero creo que estamos hablando, de acuerdo con las circunstancias, de ninguna previa amenaza; no estamos hablando de ningún aspecto que hubiera anunciado alguna agresión hacia personal de nuestra institución y exclusivamente estamos tomando las providencias acordes a la situación que vivimos.
No tenemos ningún precedente, por eso nuestras líneas de investigación van ligadas a nuestras actividades como procuraduría.

 

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