¿No le gusta el helado, senador?


Maureen Dowd / Washington


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Es posible que Barack Obama llegue al Jardín de las Rosas, pero aún así, seguirá siendo una orquídea. A pesar de todos sus esfuerzos por actuar como un estadounidense resuelto y perenne, es una auténtica planta de invernadero, y todo lo que es y hace es cultivado.


A últimas fechas, ha estado tratando de exhibir su aspecto paterno: tanto el de un papá potencialmente fuerte para el país como el de un buen papá para sus hijas.


Sus partidarios liberales se molestaron cuando viró a la derecha en cuanto a Irak y las escuchas gubernamentales. Sin embargo, es evidente que el hombre que creció sin un padre sintió la necesidad de fortalecer su imagen como la de alguien que podría ser un padre protector para Estados Unidos e Irak.


El juego republicano es divertidamente transparente: si Obama no cambia a posiciones de mayor contundencia, no es un patriota. Si lo hace, las está cambiando.


Refinar la posición sobre Irak estuvo bien. Reconsiderar la de las escuchas fue impreciso. Sin embargo, se pasó de la raya cuando apareció en tres programas de televisión matutinos y volvió a tratar la decisión de permitir que entrevistaran a sus hijas en “Access Hollywood”.


Algunos de sus aliados políticos más cercanos se quedaron atónitos al ver que entrevistaban a Malia, de 10 años, y a Sasha, de siete, antes inalcanzables, y los aliados le dijeron después a Obama que había sido un error abrir esa puerta.
Las niñas estuvieron extremadamente lindas y encantadoras, y fue un tributo a la labor como padres de los Obama. Cuando Malia dijo que le encanta decorar, y que está muy emocionada por una posible mudanza a la Casa Blanca porque tendría una recámara nueva para adornar, sentí que quería ver a las niñas Obama en la Casa Blanca sin importar quién gane.


Sin embargo, el senador por Illinois estaba muy molesto la noche que transmitieron la entrevista y dijo a sus asesores que eso no volvería a suceder. Sintió que había vendido a sus propias hijas.


Es posible que no se haya dado cuenta cuando le ponían un micrófono a Malia e iluminaban a las niñas, pero es evidente que sucedió a medio camino de la entrevista. Se veía frustrado cuando Sasha reveló que “a mi papá no le gustan los dulces”, y que prefiere “goma de mascar de menta” a la goma de mascar para hacer bombas. Entonces, empezó a cantar con una entonación monótona: “A todo el mundo le debería gustar el helado” antes de señalar con el dedo a la persona que no le gusta: “¡Excepto papá!”.


Si Obama estaba irritado porque cometió un error y expuso a sus hijas o si estaba molesto porque sus hijas estaban revelando más detalles deliciosos sobre sus gustos quisquillosos y sobrios, nunca lo sabremos.


Se puso aún más nervioso después de que la plática familiar dio un giro hacia momentos “íntimos”. María Menounos, una corresponsal de “Access Hollywood”, preguntó a Michelle: “¿Cuál es la cosa romántica más reciente que has hecho por él?”


Después de decir que el amor se encarga de sus hijas, Michelle agregó: “Creo que son los detallitos, sabe, besos. Le gusta que le preste atención. Sólo llegar y sentarme en su regazo y decirle que me siento orgullosa de él.”


Cuando Malia participó en la conversación diciendo que también la hace sentirse bien ver ese afecto, Michelle continuó: “Les gusta que mamá y papá se tomen de las manos y se abracen”.


En ese punto, el candidato miró más allá de la cámara e hizo un gesto de extrema exasperación.


Aun cuando es una buena idea repetir la experiencia, fue un exceso que Obama se recriminara por su decisión y se retractara en programas matutinos, justo en medio de otro reposicionamiento que provocó una reacción dura entre muchos partidarios.


Matt Lauer, un conductor de un programa matutino, dijo a Obama: “Algunas personas dijeron: ‘Bueno, esperen un momento. Parece que el senador está tratando de tener ambas cosas’. Por un lado, quiere proteger su vida privada. Por la otra, aquí está, sentado con sus dos hijas y dejando que respondan preguntas.”


Obama se reprendió en dos tiempos: “No lo volveríamos a hacer, y no lo vamos a volver a hacer.”


Las malas y las buenas noticias son que Obama puede ser un oportunista. Es más pragmático que dogmático. Es flexible y algo situacionalista. Si Bill Clinton no estuviera haciendo berrinche, apreciaría la emulación que Obama hace de su estilo en 1992, tomando un poco de la izquierda y un poco de la derecha.


El Bill autocompasivo y el Barack autoflagelado necesitan adoptar la pauta de las niñas Obama.


Cuando Menounos les preguntó: “¿De lo que ustedes hacen, qué es lo que hace enojar más a mamá y papá?”. Malia y Sasha contestaron a coro: “Lloriquear”.

 


 
 
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