Visiones audaces del hombre más rico de India


Anand Giridharadas /Mumbai, India


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En un reciente partido de cricket aquí, Mukesh D. Ambani estaba sentado en su palco privado observando al equipo del que es dueño, los Indios de Mumbai. Parecía inconsciente de los otros que lo rodeaban: su hijo que vitoreaba ruidosamente, su esposa envuelta en joyería de diamantes y un grupo de invitados que esperaban ansiosamente la más breve oportunidad de hablar con él.


En el último siglo, Mohandas K. Gandhi fue el ciudadano privado más famoso y poderoso de India. Hoy en día, se considera ampliamente que Ambani desempeña ese papel, aunque en una forma muy diferente. Como Gandhi, Ambani pertenece a una casta mercante conocida como los modh banias, es vegetariano y abstemio y es un pensador revolucionario con ideas audaces sobre lo que India debe llegar a ser.


Sin embargo, Gandhi era un asceta esquelético, un defensor de la aldea, un escéptico de la modernidad y un hombre enfocado en la pureza espiritual. Ambani es un oligarca robusto, un defensor de la ciudad, un sepulturero del pasado y un hombre que desafiantemente —y, dicen algunos críticos, implacablemente— ejerce su poder financiero. Es la persona más rica en India, con una fortuna estimada en las decenas de miles de millones de dólares, y muchas personas aquí esperan que sea la persona más rica del mundo dentro de poco.


Aunque carece del lenguaje elocuente de un político —puede ser un orador público nervioso, y su dicción puede ser titubeante—, habla más como un padre de la nación que un ejecutivo corporativo. Al describir sus objetivos, dice que son para el beneficio de India tanto como el de su extendida compañía, Reliance Industries.


“¿Podemos realmente desvanecer la pobreza abyecta en este país?”, reflexionó en voz alta en una rara entrevista en sus oficinas centrales aquí. “Sí, en 10, 15 años podemos decir que lo habremos hecho de manera sustancial. ¿Podemos estar seguros de que creamos una estructura social donde eliminemos la intocabilidad? Estamos avanzando rápidamente hacia una nueva India en que no se piense en esta casta y esa casta.”


Conforme millones de indios pasan de la quema de estiércol de vaca para tener energía al consumo de petróleo, Reliance está invirtiendo miles de millones de dólares en exploración energética y está construyendo la refinería de petróleo más grande del mundo. También ha abierto una cadena de casi 700 tiendas que venden alimentos y artículos varios; Ambani promete que canalizará dinero de las ciudades florecientes al agobiado corazón agrícola. Prevé que Reliance, con 39 mil millones de dólares en ingresos, estará proporcionando ingresos a entre 12 y 30 millones de indios en los próximos cinco años al comprar a los granjeros y emplear a nuevos empleados en sus tiendas.


Y conforme Mumbai, la ciudad natal de Ambani y la capital comercial y del entretenimiento de India, se ha vuelto más poblada y mucho menos habitable, él ha propuesto que Reliance simplemente construya una nueva ciudad mejorada al otro lado del puerto.


Ambani, de 51 años, que se peleó con su hermano menor después de que su padre murió hace seis años, tomó el control de aproximadamente la mitad de la compañía dividida. Incluso conforme incursiona en nuevas áreas, ha mantenido el dominio de su familia en sus empresas petroquímicas, petroleras y gaseras y de producción textil.


Mantiene un perfil público bajo, es visto como un hombre cuyo corazón sangra por India. Por otra parte, Ambani también es conocido como alguien que no permite que nada se interponga en su camino o el de Reliance.


Emblebática de su ascenso es la impresionante residencia que está construyendo sobre lo que alguna vez se conocía como Altamount Road, una de las calles más exclusivas aquí. Ofrecerá varios niveles de estacionamiento, un gimnasio de varios pisos, un salón de baile, un teatro, una amplia sala de estar y espaciosas habitaciones para huéspedes, y un helipuerto en la azotea. (Aunque el precio de la residencia ha sido estimado en hasta 2 mil millones de dólares, un portavoz de Reliance dijo que finalmente costaría entre 50 y 70 millones de dólares.)


Una nueva clase de indios que quiere vivir, trabajar y criar a sus hijos en India, que son fieles a los valores, comida y cultura popular indios y que no se avergüenzan de sus gustos indígenas está ascendiendo al poder. Los Ambani son la primera familia de esta clase.


Los cimientos de la riqueza de Ambani fueron echados hace relativamente poco tiempo, cuando el padre de Ambani, Dhirubhai, abrió las puertas de Reliance en 1958, al año siguiente de que nació Ambani.


El padre inició la compañía en una diminuta y escasamente amueblada oficina en Mumbai, primero exportando especias a Yemen, luego entrando en el comercio de hilos, un negocio que requería astucia especial. En ese entonces, el gobierno estaba restringiendo severamente la manufactura a gran escala, así que importar hilos requería licencias difíciles de conseguir y maniobras creativas en torno a la burocracia.


Reliance estaba prosperando para fines de los años 60, y la familia se mudó de un edificio de clase media a uno de los mejores barrios de Mumbai. Pero su padre, que nunca terminó la preparatoria y a quien le preocupaba que sus hijos crecieran demasiado consentidos, contrató a un tutor cuya responsabilidad era pasar tres horas al día llevando a Mukeshm y posteriormente a sus hermanos, a visitas de campo de clase trabajadora: tomar el transporte público, comprar boletos en la estación ferroviaria. Una vez al año, el tutor arreglaba una visita a una aldea por unas dos semanas.


Años después, cuando Ambani se inscribió en un programa de maestría en la Universidad de Stanford en California, su padre se aferró a la creencia de que el verdadero aprendizaje se daba en las trincheras, no en enclaves académicos como Palo Alto. Convocó a Ambani a casa en 1980, a la mitad del programa de dos años, para que se hiciera cargo de un proyecto de manufactura de hilos.


Amigos de Ambani dicen que la conclusión de la planta, a tiempo, marcó su surgimiento como un líder destacado en el imperio corporativo de rápido crecimiento de su padre. Para entonces, Reliance ya era una de las compañías más audaces de India, combinando una fuerte visión para el futuro con las tácticas severas requeridas para llegar ahí.


Conforme Ambani crecía, Reliance entró en una serie de nuevas empresas, ganando más poder y colocando apuestas aún mayores en industrias nacientes. Como el hijo mayor en una familia india tradicional, ayudó a supervisar la diversificación de la compañía hacia la petroquímica, luego la energía, después los teléfonos celulares. Su padre le hizo miembro del consejo a los 17 ó 18 años, dice; y como se involucró en Reliance cuando era “sólo una compañía textil”, dice que siempre ha sentido que la construyó con su padre, en vez de simplemente heredarla.


A través de los años, Reliance cambió de una pequeña empresa familiar, a un imperio cotizado públicamente, adoptando nuevos estándares de administración corporativa, publicando brillantes informes anuales e incorporando accionistas de todo el país. Para cuando Ambani padre murió, en 2002, se había convertido en una leyenda, y multitudes de indios comunes en duelo recorrieron las calles de Mumbai. El régimen socialista y gandhiano al que desafió había producido, a partir de los años 90, el tipo de franco capitalismo que él había defendido celosamente.


En 2004, dos años después de que Ambani padre murió, sus hijos empezaron a enfrentarse por el control de Reliance. Su madre, Kokilaben, también una importante accionista, puso fin a la disputa en 2005 cediendo al hermano menor, Anil, el control de las más nuevas empresas de servicios de Reliance como las telecomunicaciones, la energía eléctrica y la banca. Mukesh recibió la cartera de las empresas industriales. Cada mitad opera ahora de manera independiente.


Hoy en día, ambos hermanos son respetados directores ejecutivos, aunque amigos suyos que rara vez se hablan entre sí, si es que lo hacen. Ninguno de los hermanos discute públicamente la relación.


Anil Ambani, cuyos amigos dicen que luchó para ser tomado en serio como hermano menor de los Ambani, ha surgido por su propia cuenta como líder empresarial, llevando el negocio de los teléfonos celulares, en particular, a nuevas alturas. Pero es su hermano mayor, con sus gigantescos proyectos casi públicos en energía, ventas minoristas y renovación urbana, quien se ha convertido en el símbolo más visible de la transformación visceral de India.


Abordando un problema indio a la vez, Ambani ha propuesto para cada uno una solución de Reliance.


Aunque India alguna vez fue en gran medida autosuficiente en petróleo y gas, una creciente clase media está consumiendo más energía, forzando a India a convertirse en importador de energía y ejerciendo presión en el desarrollo del país. Así que está construyendo una refinería petrolera y complejo petroquímico de clase mundial en Jamnagar, en el estado occidental de Gujarat.


La instalación de 6 mil mdd ya puede procesar 660 mil barriles diarios, y ha ayudado a India a volverse autosuficinete en la producción de gasolina terminada; aunque aún debe importar petróleo crudo. Es una de las refinerías más lucrativas en el mundo, y Ambani planea duplicar su capacidad.


Dos terceras partes de los mil 100 millones de habitantes de India aún viven de la tierra, y combatir el ciclo de pobreza que atrapa a los residentes rurales —mientras presumiblemente saca una enorme ganancia para su compañía— Ambani también quiere fomentar una revolución agrícola.


Ha empezado a construir una red nacional de cientos de supermercados estilo occidental y otros locales minoristas, con la esperanza de conectarlos directamente con los agricultores que tradicionalmente vendían a intermediarios, muchos de los cuales pagan menos que los precios de mercado y son ampliamente considerados embaucadores y usureros.


En algunas regiones, la campaña de supermercados de Reliance ha causado que agradecidos agricultores cambien sus hábitos y se vuelvan más productivos. Pero en otras áreas, los terratenientes ha protestado por la adquisición de su propiedad por parte de Reliance; en otros lados, los tenderos han protagonizado violentos mítines contra una cadena de supermercados que temen los diezme. Algunos estados, incluyendo Uttar Pradesh, han buscado bloquear a Reliance en su territorio.


No obstante que estos desafíos se resuelvan, algunos hombres de negocios dicen que Ambani ya se ha establecido como el gran transformador de India, con un legado que tiene mucho en común con los industriales estadounidenses del siglo XIX.“Cuando hablamos de Rockefeller y Carnegie y todos estos tipos, realmente cada uno cambió una industria”, dijo Nilekani, el co-presidente de Infosys. “Pero si uno ve lo que él está haciendo, realmente está cambiando tres o cuatro industrias.”

 

 


 
 
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