Polleros de Lara Grajales llevaban contabilidad de las extorsiones


A través de una libreta documentaban los nombres de los indocumentados


Solicitaban cantidades que iban de los mil a los mil 500 dólares a cambio de la libertad


Edmundo Velázquez

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La banda de polleros y policías municipales de Rafael Lara Grajales secuestró al menos a 54 centroamericanos, pues llevaban una rudimentaria contabilidad de sus chantajes: en una libreta documentaban nombres y números telefónicos de familiares para solicitarles cantidades que iban de los mil a los mil 500 dólares a cambio de la libertad de sus parientes.


La libreta donde se llevaba la contabilidad es evidencia de que en al menos cinco casos se dio el chantaje telefónico. Las cinco víctimas correspondían a un primer grupo de indocumentados, ya que el segundo grupo fue detenido el día que lograron su libertad sometiendo a los secuestradores.


Los propios indocumentados comentaron a los vecinos de Rafael Lara Grajales que el modus operandi iniciaba con su captura, en la que participaban los policías municipales, quienes los detenían bajando de los furgones de carga del ferrocarril. Después eran llevados a la casa de seguridad y desnudados. Los uniformados les quitaban sus pertenencias e incluso se quedaban con el poco dinero con el que viajaban.


Recién llegados, uno por uno fueron interrogados para que dieran el número telefónico de algún pariente, de lo contrario serían torturados hasta que revelaran la información.


La libreta se encuentra en poder de los vecinos de la localidad, quienes se quejan de que aún las autoridades mantienen sin asegurar este tipo de evidencias consideradas como valiosas para la investigación, piezas de las que algunas ya han sido recogidas por otros miembros de la banda de secuestradores que han vuelto a la casa marcada con el número 4 de la Calle 4 Oriente.


En el documento pueden verse los nombres de al menos 54 centroamericanos que estuvieron hacinados en la casa —un espacio de menos de ocho metros de largo por cuatro metros y medio de ancho—, los cuales fueron contados por dos grupos, primero los que fueron secuestrados antes del 10 de octubre y después los que fueron atrapados hasta el 12 de octubre, justo el día en que ocurrió su escape.


El primer grupo, según los documentos cuya copia está en poder de Cambio, estuvo conformado por 26 personas, entre ellas solamente una mujer, de origen hondureño. En el grupo, 16 personas provenían de Honduras, siete de Guatemala y tres de El Salvador.


Según la libreta de todos los secuestrados, ya se había tenido contacto con la familia de cinco de ellos, entre los cuales se encuentra José Antonio Romero Bonilla, proveniente de Honduras. Los secuestradores registraron en el cuaderno que tuvieron comunicación con su hermano Carlos Romero, quien vive en Nueva Jersey, y al parecer tuvieron éxito en sus extorsiones, pues lo manejan como “no pendiente”.


Con la familia de Horacio Amilcar Cristales Corado, otro ilegal que se mantenía en cautiverio y que viajaba desde Guatemala, también cometieron la extorsión. Lograron comunicarse con su hermano Walter Cristales, quien de acuerdo al cuaderno vive en Maryland. También se maneja entre la lista de aquellos que sí cayeron en la extorsión.


En su lista de “pendientes” por extorsionar se encontraban tres inmigrantes, entre ellos Aroldo Acatec y Domingo Tec Acte, ambos de Guatemala así, como Ramón Ochoa Zavala, de Honduras. En este caso, la libreta marca que sus familiares ya sabían que se encontraban privados de su libertad, y los secuestradores estaban en espera de que confirmaran el pago de la extorsión.

 

Evidencia perdida


Cabe decir que como esta libreta donde los secuestradores asentaban los manejos de las extorsiones, hubo otras evidencias más que han desaparecido de la casa de seguridad donde se encontraban los centroamericanos.


Los vecinos han notado cómo al lugar han llegado vehículos donde otros probables responsables toman cosas y se van de la casa.


“Se vio perfectamente cómo un policía, un policía, ¡imagínese!, llegó con llave. Abrió, tranquilamente. Sacó una caja de la que se asomaba la punta de una escopeta o un rifle largo. Eso fue pocas horas después de que salieron los señores y las muchachas todos encuerados. La autoridad nunca ha resguardado”, aseguró una señora que vive a unos cuantos metros del inmueble.


Y en efecto, a la casa cualquiera puede entrar y salir sin problema. NI las autoridades municipales, estatales o federales han sellado el lugar para evitar que más evidencias sean robadas.


A cuatro días de sucedido el escape de los centroamericanos, la casa se mantiene abierta, aún con pertenencias de ellos, bolsas plásticas donde guardaban su equipaje, colchonetas, etcétera.


De acuerdo a los datos brindados por los vecinos, la casa había sido rentada recientemente, cuatro días antes de que los secuestrados escaparan. Los mismos pobladores indican que la dueña, María del Carmen López Martínez, reconoció a un hombre de la banda, a quien ella había rentado la casa, pero al reconocerlo él escapó.

 

 

Los centroamericanos secuestrados


En una libreta tipo profesional de hojas rayadas marca Scribe, las mujeres que acompañaban a los presuntos secuestradores hacían registros donde pueden leerse los nombres completos de los centroamericanos que eran extorsionados, así como los números telefónicos de los familiares en Estados Unidos para que pagaran por su libertad.
Además tenían divididos a los secuestrados en dos grupos, los que llegaron la noche del viernes 10 de octubre y los recién llegados la madrugada del 12 de octubre, el mismo día que lograron su libertad.

 

Migrantes secuestrados hasta el 10 de octubre del 2008

  1. Iris Yolanda López Pedraza. Honduras.
  2. Juan Carlos Hernández. Guatemala.
  3. Yoni Alexander Hernández. Honduras.

4. José Antonio Romero Bonilla. Honduras.
(Tuvieron comunicación con su hermano en Nueva Jersey, Carlos Romero)
5. Moisés de Jesús Sandoval López. Guatemala.
6. Horacio Amilcar Cristales Corado. Guatemala.
(Tuvieron comunicación con su hermano Walter Cristales en Maryland)
7. Otoniel Barrera Barrera. Guatemala.
8. Aroldo Acatec. Guatemala.
9. Domingo Tec Acte. Guatemala.
10. Carlos Alberto Funes Pavón. Honduras.
11. Evis Alexander Casco. Honduras.
12. José Luis Reyes Solis. Honduras.
13. Álvaro Estrada Cázares. El Salvador.
14. Nagun Antonio Fuente Sánchez. El Salvador.
15. Gilberto Hernández Aldana. El Salvador.
16. Quelin Jonathan Hernández García. Honduras.
17. Randy Hernández García. Honduras.
18. Elio Enrique Barahona. Honduras.
19. César Esteban Maldonado. Honduras.
20. Elio Chris Alvarado. Guatemala.
21. Luis Ortiz Ordoñez. Honduras.
22. Wilson Banega Hernández. Honduras.
23. Ramón Ochoa Zavala. Honduras.
24. Alex Leonel Urbina. Honduras.
25. Mario Alexis Ortiz. Honduras.
26. Beto García Flores. Honduras.

Migrantes secuestrados hasta el 12 de octubre del 2008.

  1. Doris Yamileth. Guatemala.
  2. Alejandrina Ramos. Guatemala.
  3. Nelly Julisa Chávez. Honduras.
  4. Cindy Carolina Bonilla. Honduras.
  5. Martha Irene Domínguez. Honduras.
  6. Arodi Yanil Ayala Enriquez. Honduras.
  7. Ángel Alberto Solís. Honduras.
  8. Eric Anael Cruz Bonilla. Honduras.
  9. Wilson Miguel Hernández. Honduras.
  10. Rubén Antonio Perdomo. Honduras.
  11. Javier Reyes López. Honduras.
  12. Danilo Antonio García Celaya. Honduras.
  13. José Enrique Herrera. Nicaragua.
  14. Pablo Herreras Haraus. Nicaragua.
  15. Dobiel Villalobos. Nicaragua.
  16. José Luis Ordóñez. Honduras.
  17. Juan Carlos Ramírez. Honduras.
  18. Yajaira Hernández Estrada. Honduras.
  19. Yaneli Velázquez Castillo. Honduras.
  20. Juan Alexander Fuentes Riveras. El Salvador.
  21. Osmin Cáceres Domínguez. Honduras.
  22. Edwin Santos Reyes. Honduras.
  23. Santos Lanza.  Honduras.
  24. Joel Reyes Guardado. Honduras.
  25. Edwin Joel Meraz Arias. Honduras.
  26. Alex Gómez Aguilar. Honduras.
  27. Pedro Cárcamo. Honduras.
  28. Juan Pablo Cartagena Alas. El Salvador.

 

 

 

 

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