Después de 43 años, Israel está listo para la Beatlemanía


Ethan Bronner / Jerusalen


Notas Relevantes

La decisión de compañera de fórmula de McCain: audaz y riesgosa

Notas Anteriores

En 1965, cuando Israel no tenía aún televisión y el entretenimiento público consistía en gran medida en festivales de la canción en los kibbutzim que celebraban la cosecha de trigo, los Beatles firmaron para dar un concierto aquí. Para los jóvenes fanáticos israelíes, parecía un sueño imposible.


Y lo fue. El permiso oficial requerido para retirar las preciosas divisas extranjeras para pagar a la banda fue negado porque un comité ministerial temió la influencia corruptora de cuatro ingleses de cabello largo que cantaban sobre el placer.


Como lo expresó el comité: "Los Beatles tienen un nivel artístico insuficiente y no pueden aportar nada a la vida espiritual y cultural de la juventud en Israel."


Desde entonces, especialmente en los últimos años, Israel ha expresado vergüenza por el episodio y trató de reparar el daño. En enero pasado, envió una carta de su embajada en Londres a los dos ex Beatles sobrevivientes, Paul McCartney y Ringo Starr, pidiendo perdón por la "oportunidad perdida" de que la banda que "dio forma a la mentalidad de una generación, viniera a Israel y actuara ante la generación joven en Israel que los admiraba y continúa admirándolos". Se pidió a los artistas que consideraran de nuevo acudir a actuar.


Hubo poco progreso hasta recientemente, pero ahora McCartney ha firmado para un enorme concierto al aire libre en Tel Aviv el 25 de septiembre. Y casi todo sobre el acontecimiento —el precio de 8 millones de dólares pagado por un financiero israelí de altos vuelos que espera obtener una utilidad, los boletos con un costo de cientos de dólares que están siendo acaparados a través de ventas por Internet, ciertamente su mera existencia— es una parábola de una nación transformada.


El concierto prometido ha llevado a muchos aquí a reflexionar sobre la simplicidad de la vida hace sólo cuatro décadas.
"Acababa de recibir mi primer disco LP por mi bar mitzvah de mis dos mejores amigos, y era de los Beatles", recordó Yoel Esteron, de 55 años, editor del periódico financiero Calcalist. “Y luego cancelaron el concierto. Aún no teníamos televisión y sólo había estaciones de radio oficiales. Estábamos viviendo en un gueto cultural; el país era bolchevique. Los adolescentes y sus padres lo discutieron durante semanas. Todos los adolescentes estaban furiosos".


Para Yossi Sarid, un exparlamentario izquierdista y ministro de gobierno, la llegada de McCartney es una oportunidad para recordar y corregir información equivocada sobre su padre, Yaakov Sarid, que fue el director general del Ministerio de Educación y Cultura y un funcionario involucrado en la cancelación del concierto original.


En un artículo de primera plana en el periódico Haaretz, Yossi Sarid dijo que la verdadera causa de la cancelación fue una rivalidad entre empresarios en ese entonces. A uno de ellos, la madre del representante de los Beatles, Brian Epstein, le había ofrecido un concierto de los Beatles en 1962, antes de su ascenso, y lo había rechazado. Cuando un competidor los firmó tres años después, el primer empresario usó sus conexiones con el gobierno para impedir que se desembolsara el dinero necesario.


"Puedo asegurarles que mi padre nunca había oído de los Beatles", dijo Sarid en una conversación telefónica posterior. "El promotor, por supuesto, no acudió al gobierno y dijo: 'No me gusta este otro tipo y no quiero que reciba el dinero'. Dijo que era un grupo asqueroso y corrompería el espíritu de los maravillosos, brillantes y puros jovencitos israelíes. Se aprovechó de su ignorancia.”


Los líderes de Israel a principios de los años 60 no sabían casi nada de la cultura popular global. Se cuenta una historia famosa de David Ben-Gurion, el primer ministro fundador, cuando leyó un titular en un periódico de venta masiva de que Elizabeth Taylor, entonces entre las mujeres más famosas del mundo, estaba muy enferma. "¿Quién es Elizabeth Taylor?", se dice que preguntó Ben-Gurion.


Un vistazo a los boletos impresos para el concierto cancelado de los Beatles en 1965, copias de los cuales aún existen como artículos de colección, y pueden ser vistos en internet, cuentan su propia historia de una era pasada.


El precio marcado, en las liras locales, entonces bajo enorme presión y ahora desaparecidas, representaba sólo 7 dólares.


El nombre en hebreo del grupo impreso en los boletos tampoco significaba nada. Los artistas eran universalmente conocidos como los Beatles, pero en Israel, que entonces aún trataba de crear una cultura exenta de las palabras y la influencia extranjera, eran Hipushiot Haketzev, o los Escarabajos del Ritmo.


Era un esfuerzo laborioso y entrañable en el que nadie se molestaría hoy en día en un país donde el inglés permea las conversaciones diarias (sorry, whatever) y los logotipos publicitarios, y donde muchos nombres hebreos oficiales para nuevos desarrollos simplemente no entran en el vocabulario dominante.


Sarid señaló que aunque el nombre hebreo oficial para los Beatles era entonces Hipushiot Haketzev, muchos adultos los calificaban despectivamente como Hipushiot Hazevel, o "Escarabajos del Estiércol".


Esteron, el editor, como otros, dijo que el cambio en 40 de una sociedad aislada, igualitaria y agraria a un centro de alta tecnología, impulsado por el mercado y conectado con todo el mundo que genera enorme riqueza —y alguna alarmante pobreza— había sido vertiginoso y de algún modo personificado extrañamente por la historia de su relación con los Beatles.


Sarid dijo que él seguía agradecido con los músicos. Gracias a su concierto cancelado, dijo, su padre, un gran educador y hombre modesto cuyos logros habían sido olvidados hace mucho tiempo, se ha ganado un lugar eterno en la historia de Israel.

 

 

 

Copyright 2008 / Todos los derechos reservados para M.N Cambio /


 
 
Todos los Columnistas