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Las tres últimas semanas de Lalo: la feria de los adioses




Escrito por  Arturo Rueda
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Lalo Rivera hizo lo que pudo por la seguridad, pero dejó de lado la mitigación de la pobreza. La Secretaría de Desarrollo Municipal fue un muerto viviente durante todo el trienio. Primero estuvo ahí un académico que no entendía nada; luego, un político de medio pelo como Eduardo Morales Garduño que utilizó la dependencia para satisfacer clientelas

La política tiene caminos de ida y vuelta. Mientras Eduardo Rivera Pérez le dice adiós al Ayuntamiento, Antonio Gali Fayad se prepara para asumir la presidencia municipal. Sí, se trata de la primera transición entre alcaldes emanados de la misma fuerza política (megacoalición). Sí, pese a los muchos conatos de grilla, la larguísima entre-recepción cierra con un buen entendimiento entre el que se va y el que llega, lo que hace prever que no habrá persecución contra los lalistas. Sí, Gali tendrá muchísimo más tiempo en el cargo que su predecesor, lo que hará más exigente la responsabilidad. Pero por mucha sintonía que se sienta entre la despedida y la bienvenida, los principales problemas de Puebla siguen sin resolverse: pobreza, inseguridad y competitividad. La tarea no será sencilla.

 

 

De acuerdo con las cifras de Coneval, la Angelópolis es la ciudad con mayor número de pobres en el país. Más de 700 mil poblanos, lo que le da un rostro urbano a la marginación. Por supuesto, no es culpa ni de Tony, ni de Lalo, sino más bien de un fenómeno acumulativo que viene ocurriendo desde los años 90, los tiempos de Rafael Cañedo Benítez y Gabriel Hinojosa. Ciudad de contrastes, con residenciales de lujo y cinturones de miseria en las juntas auxiliares. Se supone que en Puebla capital hay todo tipo de oportunidades: educación, empleo, hospitales, transporte. ¿Por qué tantos pobres?

 

 

Lalo Rivera hizo lo que pudo por la seguridad, pero dejó de lado la mitigación de la pobreza. La Secretaría de Desarrollo Municipal fue un muerto viviente durante todo el trienio. Primero estuvo ahí un académico que no entendía nada; luego, un político de medio pelo como Eduardo Morales Garduño que utilizó la dependencia para satisfacer clientelas cercanas a Acción Nacional. Probablemente lo logró, ya que la base panista sigue siendo la más leal al proyecto riverista. Pero en el camino se llevó entre las patas a la inmensa de mayoría de pobres que no tienen filiación partidista, pero que igual esperan los beneficios.

 

 

De entre los integrantes del gabinete tonygalicista, la posición que menos curiosidad genera en el círculo rojo es la del titular de Desarrollo Municipal. Ya se tiene a los de Gobernación, Secretaría General, Transparencia, Comunicación Social, Tesorería y hasta Obras. Pero nada acerca de quién se hará cargo del combate a la pobreza y presumiblemente, hará equipo con Luis Banck Serrato para atacar los indicadores manejados por Coneval.

 

 

En seguridad, pese a que se dispararon las cifras de la incidencia delictiva y de que de cuando en cuando hechos como la balacera a La Patrona disparan la percepción, Eduardo Rivera deja su mejor herencia a Gali. Contra viento y marea sostuvo a Amadeo Lara, pero en materia de recursos humanos y tecnológicos hay un mejor panorama del que, a su vez, había recibido de Blanca Alcalá.

 

 

Del próximo titular de Seguridad Pública se habla de que estaría entre Óscar Santizo —miembro del equipo de Facundo Rosas Rosas, titular estatal— o de Eduardo Vázquez Rossainz, el policía civil más talentoso que ha dado Puebla en los últimos años, con una preparación impecable. En este caso, parece que el esquema importará más que el hombre, una vez que desde el gobierno estatal se da por hecho la apuesta por el Mando Único. Con ello, los 217 titulares de seguridad pública municipal perderán todo poder para trasladarle las decisiones a Facundo Rosas.

 

 

En la medianía, por no decir la mediocridad, queda el trabajo de Rivera Pérez en materia de Competitividad y Desarrollo Económico. Su secretario Pedro Ocejo Tarno ni siquiera pudo completar el proyecto para revivir la zona de Los Sapos y darle un nuevo perfil a la plazuela. Sus inversionistas no llegaron y todo el proyecto se malogró. Las cifras de aperturas de nuevas empresas son bajísimas, y serían peores si el gobierno estatal no se hubiera echado a cuestas la tarea de promover el concepto de Puebla Travel y darle una nueva dimensión al turismo.

 

 

Aunque ya lo tenía apalabrado, a la mera hora Rubén Sánchez Robledo prefirió quedarse a culminar su ciclo en la Canaco, por lo que ya no ocupará la Secretaría de Desarrollo Económico. Una baja sensible por tratarse de un joven respetuoso. Por supuesto, a Tony Gali le sobran amigos empresarios a quien colocar ahí, aunque la tarea difícil será elegir a alguien que no busque beneficiar a grupos, personeros y prestanombres, además de su propia cuenta bancaria.

 

 

La herencia de Lalo Rivera, ahora que empieza el recuento final, sus tres últimas semanas antes de iniciar la travesía al desierto, indican que Gali no tiene por qué empezar de cero e inventar una Puebla que niegue las cosas buenas que se hicieron.

 

 

 

 

 

 

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