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El virus de las candidaturas comunes se extiende: Jalisco y Nuevo León




Escrito por  Arturo Rueda
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Otra vez, el chantaje como vía para obtener ventajas políticas se expresa como la estrategia que impulsa el dúo Madero-Moreno Valle. En Jalisco tienen todo preparado para apoyar a Enrique Alfaro, que fue el rival de Aristóteles Sandoval en 2012, como candidato a la alcaldía de Guadalajara para arrebatarle al PRI la zona metropolitana. En Nuevo León, el PAN se prepara para asaltar el gobierno de Rodrigo Medina en alianza con el PRD y el PT, aunque todavía buscan candidato idóneo.

El que cuando pudo no quiso, cuando quiera no podrá. Quizá llegará un día en que los priistas a nivel nacional se arrepentirán de no haber detenido a tiempo a Moreno Valle y al neoPAN que controla. El chantaje de la reforma energética ahora se extiende a territorios desconocidos y demandas insolentes que pulverizarán la hegemonía tricolor en varias regiones como en Jalisco y Nuevo León, en donde se vive el chantaje más reciente de Acción Nacional: la incorporación de las candidaturas comunes en sus códigos electorales. Una adecuación contra natura de la reforma política, patrocinada, claro, por el gobernador de Puebla, donde nacieron las candidaturas comunes.

 

 

Otra vez, el chantaje como vía para obtener ventajas políticas se expresa como la estrategia que impulsa el dúo Madero-Moreno Valle. En Jalisco tienen todo preparado para apoyar a Enrique Alfaro, que fue el rival de Aristóteles Sandoval en 2012, como candidato a la alcaldía de Guadalajara para arrebatarle al PRI la zona metropolitana. En Nuevo León, el PAN se prepara para asaltar el gobierno de Rodrigo Medina en alianza con el PRD y el PT, aunque todavía buscan candidato idóneo. De funcionar la estrategia, el tricolor estaría en riesgo de perder los estados dos y tres más importantes de la República, además de que ya no tienen el cinco que es Puebla, ni el seis, que es Guanajuato. El único bastión que les quedaría sería Veracruz.

 

 

Se sabe que el presidente Peña Nieto es enemigo acérrimo de las coaliciones y las candidaturas comunes, pero también se sabe que su urgencia y necesidad por sacar la reforma secundaria energética es extrema. ¿Podría aceptar que Jalisco y Nuevo León entren en una ruta de derrota a cambio de sus secundarias? ¿Cuántas concesiones más a los terroristas?

 

 

El escenario en Jalisco es una convergencia entre el PAN y Movimiento Ciudadano para impulsar a Enrique Alfaro, que quedó en segundo lugar en la pelea por la gubernatura. Moreno Valle ya se ha comprometido con él por su alto potencial electoral, pero todavía se desconoce quién fue el intermediario para acercarlos. Algunos, en la vía política, señalan a Sergio Ramírez Robles, director de C7, la televisión pública de Jalisco. Y otros, en la vía financiera, al empresario Raymundo Gómez Flores, quien ha hecho múltiples y variados negocios en Puebla que pronto saldrán a la luz pública.

 

 

Pero esa alianza requiere la figura de las candidaturas comunes, algo a lo que el PRI se niega absolutamente. El coordinador de los tricolores, Rafael González Pimienta —viejo conocido de los poblanos— ya dijo absolutamente que no, y aunque tienen los votos para sacar la adecuación, el PAN bloquea la votación todo porque tiene la presidencia de la Mesa Directiva y de la Comisión de Asuntos Electorales y Puntos Constitucionales. Son ellos los que no citan para sesionar hasta que la línea de urgencia baje de Los Pinos.

 

 

Un escenario semejante ocurre en Nuevo León: PAN, PRD y PT tiene todo preparado para desafiar a Rodrigo Medina y el aparato electoral tricolor. Pero también requieren la figura de candidatura común, el virus morenovallista que se extiende por el país. El grupo de Madero-Moreno Valle impulsa a la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, relacionada con el tema de los casinos, para la gubernatura. Pero en el escenario hay otros tiradores.

 

 

En las manos de Peña Nieto se encuentra el destino del PRI en Jalisco y Nuevo León: si cede, ooooootra vez, al chantaje, el proyecto morenovallista tendrá un nuevo escalón y aliados en su camino rumbo a Los Pinos. En esos estados habrá batallas cruentas, y en una de esas se pierde en control de dos de los cinco estados más importantes del país. En la apuesta a todo o nada del mexiquense, el PRI se perfila como el perdedor.

 

 

 

 

 

 

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