En semanas recientes hemos visto los abiertos, incluso descarados coqueteos de los priistas Alejandro Armenta Mier y Javier López Zavala. También Fernando Manzanilla nos obsequió una postal inolvidable. Expriista, exmorenovallista, excorderista, ahora se acerca afanoso y comedido a Andrés Manuel y sin empacho se toma la foto con Manuel Bartlett, ambos con un pasado represor y autoritario, pero también ambos, ahora se dicen “progresistas”.

 

Y por supuesto no podía faltar el perredista poblano que busca tender puentes con el tabasqueño. En horas recientes el senador de la República Miguel Barbosa Huerta manifestó que retira su apoyo a las aspiraciones presidenciales del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera y que a título personal respaldará a Andrés Manuel López Obrador.

 

Con esta maniobra, Barbosa quema sus naves en lo que queda del perredismo y se lanza al vacío político. Unos días antes, en un salto semejante su compañero de cámara Armando Ríos Piter abandonó al Partido del Sol Azteca.

 

Estas acciones son el reflejo de un fenómeno nacional. En todos los estados del país las huestes amarillas abandonan el anquilosado y desgastado instituto para migrar hacia las filas de Morena. Es una verdadera desbandada, una estampida desesperada.

 

La altura política del senador de origen tehuacanero lo obliga a guardar las formas y conservar la compostura. El legislador convocó a una rueda de prensa, sentado en la majestuosa mesa del Instituto Belisario Domínguez ofreció sus argumentos para abandonar a Mancera y hacerle un guiño coqueto y atrevido a López Obrador.

 

Desde hace meses eran claras las evidencias de los flirteos de Barbosa. En más de una ocasión hizo públicos llamados a un acercamiento entre Morena y PRD. El tenor de esos llamados fue desde la mesura hasta el tono suplicante, implorante.

 

Barbosa es un político experimentado, lleno de mañas. Y en el contexto de la sucesión poblana el juego de Miguel tiene una clara implicación.

 

En más de una ocasión Barbosa ha declarado sus abiertas intenciones de buscar la gubernatura de Puebla. Así lo ha externado a una veintena de medios nacionales y otros tantos locales. Solo que con el Partido del Sol Azteca la aspiración era una utopía, un sueño imposible. Pero con MORENA todo cambia.

 

Miguel Barbosa llega a sumarse a las filas de Armenta, Zavala, Manzanilla, Espinosa y otros tantos que apuestan a convertirse en el abanderado del partido del Peje. La referencia a los nombres señalados es obligada, sin embargo las diferencias políticas son abismales.

 

Barbosa tiene una estructura propia. Chueco o derecho, edificante o lastimoso tiene un equipo propio  que hizo en su paso de lustros por el PRD; un equipo que Miguel tiene en el bolsillo. Su presencia política es mucho más relevante que la de Manzanilla o José Juan Espinosa. Y por supuesto su congruencia es más sólida que la de Armenta o Zavala.

 

La pregunta medular es: ¿Barbosa buscará ser el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla?

 

La respuesta es: sí, lo buscará con todos los recursos de que pueda disponer. Con todos. Aunque en este momento declare que no busca afiliarse a Morena.

 

Al tiempo.

 

 

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