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Miércoles, 25 Enero 2017 03:04

Ley y Dignidad

“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” es una frase que por años se atribuyó al general Porfirio Díaz, pero que, según diversas fuentes, fue escrita por un intelectual de Nuevo León, Nemesio García Naranjo, que hoy vuelve a cobrar vigencia.


México enfrenta un hito en su historia moderna al tener, en Estados Unidos, más que a un socio comercial, a un referente de los próximos años.

 

La asunción a la presidencia estadunidense de Donald Trump marca, sin duda, un alto en el camino y la oportunidad para el Gobierno de México de fijar posturas y aclarar paradas.

 

Por eso, el presidente Enrique Peña Nieto asistirá el 31 de enero a reunirse con Donald Trump y la próxima semana los secretarios de Relaciones Exteriores y Economía, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, estarán en Estados Unidos con representantes de la nueva administración estadunidense.

 

Ahí, el Gobierno de México comenzará una intensa negociación en todos los ámbitos: comercial, financiero, político, económico, que permitirá al país obtener beneficios de una situación que invita a la imaginación, la firmeza y el talento.

 

Muchos, ante los retos y circunstancias que se presentan hubieran dado un paso de costado o decidido administrar el tiempo.

 

El presidente Enrique Peña Nieto decidió, con base en la ley, debe anunciar a todos los mexicanos los principios que regirán las negociaciones con Estados Unidos y los objetivos que se persiguen.

 

Los objetivos son soberanía nacional; respeto al estado de derecho, respeto a las leyes de México y Estados Unidos; visión constructiva y propositiva; integración de Norteamérica, y negociación integral.

 

Esos objetivos van a guiar las negociaciones con Estados Unidos y van a permitir a la administración del presidente Peña Nieto conducirse, libremente.

 

México es una nación soberana, que eso quede claro y en este caso, el ejercicio de la soberanía implica que, en el proceso de negociación, el único interés es el de México y el de los mexicanos.

 

Lo dijo el presidente Peña, el diálogo será con seguridad, con dignidad, firmeza y confianza en las fortalezas de México.

 

Hoy muchos quisieran ver al Gobierno de México estupefacto, inmóvil ante los nuevos tiempos, pero ese deseo se ha visto frustrado con una actitud decidida, basada en la ley y con firmeza.

 

Por eso los diez objetivos anunciados por el presidente Peña en la negociación adquieren relevancia.

 

Que exista un compromiso del gobierno de Estados Unidos, de garantizar el trato humano y respetar los derechos de los migrantes mexicanos; que cualquier proceso de repatriación de migrantes indocumentados que realice el gobierno de Estados Unidos, sea de manera ordenada y coordinada y que los protocolos y acuerdos que se han alcanzado, se mantengan y mejoren, siempre sobre la base de un trato digno y también respetuoso; el desarrollo del Hemisferio debe ser una responsabilidad compartida. Los gobiernos de México y de Estados Unidos deben asumir un compromiso concreto para trabajar de manera conjunta, en promover el desarrollo de los países de Centroamérica.

 

Además, asegurar el libre flujo de remesas de los connacionales que viven en Estados Unidos, evitando que se dificulte o encarezca su envío. A noviembre del año pasado, las remesas de los mexicanos sumaron más de 24 mil millones de dólares; el gobierno de Estados Unidos debe asumir el compromiso de trabajar corresponsablemente con México, para detener el ingreso ilegal de armas y de dinero de procedencia ilícita; preservar el libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México. Los intercambios comerciales entre los tres países deben estar exentos de cualquier arancel o cuota, como ha ocurrido desde 2008.

 

También se buscará fortalecer la competitividad de Norteamérica y sus cadenas regionales de suministro, incrementando las exportaciones mexicanas a Estados Unidos y Canadá, sobre una base de sana competencia y el desarrollo de sectores de mayor valor agregado; al modernizar el marco comercial de América del Norte, los gobiernos deben incluir nuevos sectores, como las telecomunicaciones, la energía y el comercio electrónico; proteger el flujo de inversiones hacia México. El Gobierno de la República se asegurará que nuestro el país siga siendo un destino confiable y atractivo para invertir.

 

Y, entre ambos países, trabajar  por una frontera que una y no que divida.

 

 

Así va el Gobierno de México a la negociación, con la ley y con la dignidad que los mexicanos merecen.

 

 

 

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