Estamos conscientes de que las lluvias de esta temporada no tienen precedente, y que este problema no es privativo de una zona.

A la vista está el trabajo de múltiples cuadrillas de trabajadores que hacen su mejor esfuerzo cuando paran las lluvias, lo cual no resulta suficiente, porque además se tiene la experiencia de que el bache que se repara, horas después con la fuerza de las precipitaciones, las aguas se llevan el material.

El problema se produce en todas las calles alternas a las nuevas vialidades construidas con cemento hidráulico.

El Ayuntamiento por segundo año consecutivo tiene en marcha una campaña denominada ‘Bachetón’ para que todos reportemos los baches de las calles, mostrándolos con fotografías y su ubicación, detallando las calles  entre las que se localiza.

El problema es que hoy son tantos los baches, que la gente ya se desanimó a detenerse para buscar el ángulo para fotografiarlo, para mostrarlo en su dimensión, tomar los datos de su localización y enviar la información para que sea tomado en cuenta para su reparación.

El problema hoy es que hay tantos, que al circular los conductores van concentrados para localizarlos y rodearlos, con el objetivo de cuidar sus vehículos. Aunque hay que reconocer que a las horas pico, resulta imposible librarlos, porque al querer hacerlo corremos el riesgo de chocar o mínimo darle un rozón al auto de al lado.

Y cuando los aguaceros se registran en forma intensa, el conductor trata de mantenerse en su carril, y va con toda precisión de bache en bache, con los consecuentes riesgos de ponchaduras y rajadas de las llantas.

Hay que reconocer que de esta crisis los grandes beneficiados son los talleres de talachas, que lo mismo rematan llantas ya gastadas que en mejores condiciones, y de acuerdo al fenómeno de la sobredemanda encarecen sus servicios y aplican tarifas con tabuladores según el modelo del vehículo. Entre más modesto menos caro. Y entre más lujoso y nuevo más caro, sobre todo cuando se trata de auxiliar en el sitio del desperfecto.