Partiendo del libro del Génesis, este relato entre cuento, leyenda y parábola nos recuerda que el hombre y la mujer tendremos que trabajar con el sudor de nuestra frente para poder vivir.

 

Para erigir a América –entendiendo los Estados Unidos- se tuvo que traer esclavos negros a trabajar. La lucha de estos ahora llamados afroamericanos estuvo llena de sudor y sangre.

 

Ya en etapas anteriores en Grecia, cuna de la filosofía, Aristóteles reconocía la esclavitud como un derecho natural. Los romanos tomaron de la filosofía y su sabiduría, pero la hicieron práctica, tuvieron una etapa siniestra con sus esclavos.

 

Si leemos a los clásicos ingleses de los siglos XVI, XVII  y hasta XVIII, vemos que en las fábricas trabajaban mujeres y niños a la par de adultos. Fue una etapa en la que también se practicó sin ningún principio ético.

 

En México los trabajadores del campo y de la construcción tuvieron un poco más de dignidad hacia sí mismos, pero también rayaron en la esclavitud.

 

El derecho que rige las actividades en la sociedad fue el hilo conductor para ir humanizando el trabajo

 

Con salarios más justos y horarios de 12 a 18 horas diarias, en México en la Constitución de 1917, algunos constituyentes tuvieron el tino de crear las condiciones del trabajador con todos sus derechos humanos y claro, sus obligaciones.

 

Pero desgraciadamente surgieron sindicatos que con el pretexto de defender a la clase obrera se convirtieron en una dictadura de personas; en las cuales el líder sindical aún en estos días se aprovecha de los trabajadores para prebendas y puestos como diputados y senadores engolosados con las mieles del poder. Ellos y sus familias se perpetuán en las cúpulas de las organizaciones. Este es el fenómeno en que el PRI, para garantizar una tranquilidad social aparente tiene una gravísima responsabilidad.

 

El uno de mayo en Puebla era celebrado con desfiles y manifestaciones de horas, en que los trabajadores como sumisos corderos saludaban la tribuna oficial donde se encontraba el gobernador en turno y sus dirigentes por sus beneficios económicos.

 

Esto sucedió hasta los años noventa, ya con la apertura democrática y de partidos políticos se fueron limitando estas manifestaciones, porque se convirtieron para bien en peticiones de mejoras laborales. Supresión de sus líderes sindicales y de una democracia auténtica, no de mentiras y rollos.

 

Ahora en 2017 en plena cuarta revolución industrial, por ejemplo, Puebla era una ciudad con una variada y rica industria textil hoy remplazada con máquinas que no desfilan, o protestan y cuando se averían son remplazadas por las de última generación.

 

La clase obrera desgraciadamente como los dinosaurios y muchas otras cosas, se encuentra en extinción.

 

 

Sin embargo, la gente vive más y la tecnología le obliga a comprar cosas que les promueven en televisión, pero que no pueden comprar.