Los panistas y ahora los morenistas, son víctimas del mismo dolor, según sus propios dirigentes: la invasión de oportunistas que llegan a sus filas, para ver qué sacan.
Le informamos la semana pasada que los panistas temían ser invadidos por gente ajena a Acción Nacional para decidir por la designación de candidatos débiles que perdieran ante el PRI.
El PAN ya tuvo dos experiencias en eso, y sus dirigentes y viejos militantes no han entendido nada. Ellos creen que eso se debe a jugadas sucias de políticos priistas que quieren debilitarlos para las elecciones del 2018.
No es así. Ellos mismos se han debilitado al abrir sus puertas a todos los expulsados o auto-expulsados de otros partidos, que se les unen sin el más mínimo conocimiento de lo que es y ha sido ese partido a lo largo de casi 80 años de existencia. Desde el principio, el PAN puso candados excesivos a quienes aspiraran a ser panistas, ya que tenían que pasar por un periodo de varios años, como el que las órdenes religiosas imponen a sus novicias. Y de ese extremo pasaron al otro, al de la apertura total y sin condiciones.
Le contamos aquí que la primera ola de neo-panistas llegó en los años ochenta, procedente de organizaciones empresariales que fueron priistas, pero que se enojaron con el PRI, cuando José López Portillo nacionalizó la banca; la segunda ola de neo-panistas llegó en Puebla con la postulación, por parte del PAN, de Rafael Moreno Valle como candidato de ese partido a la gubernatura poblana.
Moreno Valle fue un priista destacado, pero rompió con el Revolucionario Institucional cuando se dio cuenta que no sería postulado como candidato a senador y luego a gobernador, como era su propósito, y todos sus simpatizantes se pasaron al PAN sin ningún problema, formando la corriente ‘morenovallista’ que prevaleció durante todo el sexenio, haciendo a un lado a los neo-panistas de los ochenta, como éstos habían hecho a un lado a los llamados ‘doctrinarios’ muchos de los cuales, salieron de su partido voluntariamente, entre ellos don Luis Calderón Vega, uno de los integrantes del grupo fundador, padre de Felipe Calderón, que llegaría a ser presidente de la república pocos años después de la muerte de don Luis.
Ahora los morenistas, por voz del ex candidato a gobernador en la pasada elección local, Abraham Quiroz, ‘truenan’ contra los oportunistas que se están adhiriendo al partido de López Obrador sin conocer siquiera los objetivos que persigue Morena, sintetizados en los principios de no mentir, no robar, no traicionar.
Parece que la reacción para defender a su partido es tardía. Ya todos los partidos tienen en marcha su proceso de selección de candidatos, y los ‘morenistas’ apenas van a empezar a hacer a un lado, poniéndoles candados a los que llegando de otros partidos, pueden distorsionar sus principios y no ser leales servidores del pueblo.
Como dice el dicho ‘tarde piaste amigo pollo’. Será sumamente difícil que a estas alturas, cuando ya están invadidos por todas partes, quieran hacer una limpia en vísperas de elecciones.
A los morenistas como a los panistas, los invadieron desde hace tiempo expulsados y auto-expulsados de todos los partidos. Salvo excepciones, que las hay y muy importantes, todos van, como también llegan al PRI oportunistas que no tienen ni idea de lo que es la política como actividad profesional comprometida con la sociedad.
Es una percepción muy arraigada entre los diversos sectores sociales, que para hacerse rico en este país, sólo hay dos vías: ser narcotraficante o miembro de las bandas del crimen organizado o ser político y llegar a ocupar un buen puesto, apoyado por un buen ‘padrino’.
La pérdida de valores cada día está abarcando más a los integrantes de la sociedad mexicana y se hace más evidente en los grupos dedicados a delinquir o a gobernar y he ahí el problema.
El problema al que se enfrentan los panistas y los morenistas de la pérdida de sus valores partidistas, de la pérdida de su ideología y lógicamente de su identidad, es culpa de ellos y de nadie más. Quieren apantallar con tener a un montón de gente para infundir ‘miedo’ entre la ‘mafia del poder’ y no se dan cuenta que ellos ya están invadidos por esa mafia, todo por no entender que los partidos políticos, deben ser integrados por militantes con oficio, con ideología política, con sensibilidad social y que sus organizaciones deben estar bien estructuradas y bien organizadas, como si fueran un ejército para luchar por hacer que en este país haya justicia, igualdad de oportunidades para todos, lo que se logra con educación, salud y trabajo bien retribuido y no con palabrería llena de promesas que no se pueden cumplir, por absurdas.
Don Javier López Zavala, el primer candidato priista que ha perdido una elección de gobernador, dijo ayer que sigue siendo priista, pero que puede dejar ese partido, si el PRI no lo designa su candidato a gobernador, como lo está pidiendo la gente.
Y conste que bajo advertencia no hay engaño.
Pero el tema de la conferencia de prensa a que convocó don Javier, no fue para tratar lo de sus aspiraciones, sino para tratar el problema de la inseguridad en Puebla.
Estuvo acompañado con dirigentes de varias colonias de la ciudad y de su zona conurbada, que dijeron estar agobiados por la inseguridad que prevalece en el transporte público y en las mismas colonias, sobre todo las llamadas populares, por las acciones de bandas de jóvenes delincuentes.
Dijo que se recurrirá a las autoridades para ver este problema con el interés que merece y después hablará de sus aspiraciones de ser candidato a gobernador, nuevamente, sea por el PRI o por algún otro partido.