El clip de video dura poco más de 60 segundos, no hay disparos ni muertos, pero no por eso deja de ser escalofriante: en la colonia Universidades, a unos metros de Ciudad Universitaria, dos sujetos asaltan con pistola en mano a una jovencita, probablemente estudiante de la BUAP que llevaba cargando una maleta de acampar, un saco de dormir y unos hojas en los brazos.
La escena grabada por una cámara de seguridad el 19 de mayo del presente año alrededor de las seis de la mañana, refleja cómo la delincuencia ataca a plena luz del día. Luego de amagarla con la pistola, los dos sujetos derriban a la jovencita y le propinan puñetazos ya que está caída en el suelo. Proceden a despojarla de sus pertenencias y uno de ellos parece ahorcarla mientras el otro se carga en la espalda los objetos del hurto.
Ambos sujetos huyen caminando y pese a la intimidación y la violencia, la muchacha se levanta, alza sus hojas y procede a correr detrás de ellos en una persecución tímida. Uno más de los cientos, miles de asaltos con violencia que vivimos los poblanos los cuales no llegan a la cifras de la Fiscalía porque las denuncias no se presentan, aunque los delitos ocurran.
Delincuentes de todos calibres ‘azotan’ Puebla, la sociedad luce indefensa y las policías están rebasadas por un fenómeno del que ya nadie se salva. Si no es robo de autopartes, es robo con violencia a los negocios y ahora, robo de vehículos que prácticamente se ha triplicado respecto al mismo periodo anterior. Los reportes de asaltos al transporte público se multiplican sin control.
El gabinete de seguridad del gobierno estatal festeja que de acuerdo al corte de abril, las cifras de incidencia delictiva del SNSP indican una reducción del 18 % en el total de delitos cometidos el primer cuatrimestre del año comparado con 2016.
Sin embargo, en la realidad, todos los días recibimos reportes de asalto en el transporte público en Hola Tropitroles, así como de autopartes y en negocios. La mayor parte de estos delitos se cometen con lujo de violencia.
En el morenovallismo o ‘morenogalicismo’, como quieran llamarle, andan a la greña peleándose las posiciones para 2018. Que si Martha Erika en la gubernatura, que si Banck es el plan B que ya recorre el estado, que si todos se pelean la alcaldía, que si Eukid quiere la senaduría, que las diputaciones federales y las locales. Por supuesto la preocupación suprema, es la candidatura presidencial, la máxima prioridad.
Mientras eso ocurre en la política, en la sociedad estamos indefensos ante una delincuencia desatada como nunca antes la habíamos sentido. No hablamos del tema de los huachicoleros, sino del ratero que te ataca cuando vas caminando o en el transporte público, o cuando estás en tu negocio o casa. El ‘criminalillo’ que anda impune, roba un Oxxo, mata un vigilante, se le sale un tiro en la autopista y asesina a un bebé. Del delincuente de un día sí y otro también.
Los datos del SNSP también revelan la ola de violencia. Con un registro de 255 casos en el primer cuatrimestre del 2017, es la cifra más elevada de homicidios dolosos en los últimos 19 años, con lo que ocurre uno cada 12 horas.
Durante el primer cuatrimestre del año pasado se robaron mil 226 vehículos, y en el mismo periodo de éste se alcanzó la cifra de tres mil 44, registrándose un aumento de 148 %. Esto quiere decir que en 2016, cada tres horas se robaban un vehículo, y para 2017 se roban uno cada hora.
Dos de cada cinco robos que se producen en Puebla son con violencia, según datos publicados por la SNSP. En lo que va del año, tales hechos aumentaron en un 31 % respecto al 2016 cuando se registraron tres mil 176 casos, en éste fueron un total de cuatro mil 167 denuncias.
El total de robos que contempla a negocios, transportistas, vehículos, hogares, entre otros, aumentó un 17.3 por ciento. Es decir, mientras que en 2016 se registraron siete mil 716; este año ya son más de nueve mil casos. Lo que significa que cada 20 minutos hay un robo en todo el estado.
Los morenovallistas o los ‘morenogalicistas’, deberían asomarse a lo que ocurre en el Edomex, donde la principal razón de voto en contra del PRI no es López Obrador, sino el hartazgo por la inseguridad, especialmente los asaltos al transporte público.
Antes de seguirse peleando, deberían atender la crisis de seguridad pública, o luego van a chillar como chilla el PRI en el Estado de México.