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Miércoles, 01 Febrero 2017 03:33

Prólogo del nuevo gobierno: los que ya bailaron, que se sienten

Prólogo del nuevo gobierno: los que ya bailaron, que se sienten Escrito Por :   Arturo Rueda

Pero que nadie confunda el señorío, la lealtad, el agradecimiento y las buenas formas como una incapacidad congénita para ejercer el poder, gozar de sus prebendas y pagar sus costos. El reloj de la Historia no se detiene, y el nuevo inquilino de Casa Puebla enfrentará su juicio cuando entregue el poder. Asumirá sus aciertos y equivocaciones. Solamente él, no su pretendido poder en la sombra


Las reglas escritas y no escritas del poder señalan que, inexorablemente: ¡Muerto el Rey, Viva el Rey!

 

Ni el régimen más longevo ni el más dictatorial, ni el más autoritario, sobrevive al paso del tiempo.

 

Por supuesto, en las monarquías, faraonazgos y dictaduras, el fin del poder coincide con el final de la vida física del tatiasca.

 

Si vivió mucho y era un buen rey, qué bueno.

 

Si vivió mucho y era un mal rey, pues qué malo.

 

La democracia se inventó para ponerle un límite temporal al poder y acelerar su transmisión. Por ese simple hecho, es la mejor forma de gobierno.

 

Pese a ese principio pro tempore, casi todos los gobernantes sueñan con rebasarlo y seguir mandando mediante interpósita persona.

 

Escogen a un sucesor a modo que, casi siempre, en lugar de títere termina convirtiéndose en verdugo.

 

Muy pocos, por decir nadie, han logrado traspasar ese umbral temporal y lo han pagado caro.

 

Plutarco Elías Calles mangoneó y mangoneó hasta que Lázaro Cárdenas lo exilió del país.

 

Maximino Ávila Camacho ejerció un maximato oprobioso en Puebla hasta que fue envenenado por sus propios partidarios.

 

Salinas de Gortari tuvo el sueño de la reelección a través de Colosio, y antes de concretarlo, se lo mataron.

 

Este día, Antonio Gali Fayad asume la gubernatura y se va a equivocar quien piense que hay un poder detrás del trono.

 

Una sombra visible que manda, ordena, mientras el titular del Ejecutivo observa mansamente.

 

Que en lugar de gobernador, hay títere.

 

El nuevo gobernador enfrenta muchos retos pues su reloj no es sexenal, sino de apenas veinte meses.

 

Su etapa será breve, pero convulsa, y su margen de acción es reducido pues arranca acotado en numerosos frentes.

 

El viejo régimen controla el Congreso, la Fiscalía General, la Auditoría Superior del Estado, el Instituto Estatal Electoral, el Tribunal Electoral, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el Tribunal Superior de Justicia, Acción Nacional.

 

Peor aún, por negociación, decisión propia, pago de facturas, ratificó a cinco secretarios del morenovallismo en su propio gabinete, quienes sufrirán el día a día de atender a un ex jefe u obedecer al actual.

 

Peor aún, desde ya se la ha impuesto una sucesora.

 

La Secretaría General de Gobierno, el punto neurálgico del poder, se mantuvo para el morenovallista Diódoro Carrasco, lo que genera dudas en la instauración del maximato.

 

Con tantos, nada hará más daño que los personeros del viejo régimen que propagan la existencia de un jefe político que no es Tony Gali.

 

Algunos de ellos, a periodicazos, ya entendieron el nuevo juego, los necesarios reacomodos, los nuevos estilos.

 

Pero que nadie confunda el señorío, la lealtad, el agradecimiento y las buenas formas como una incapacidad congénita para ejercer el poder, gozar de sus prebendas y pagar sus costos.

 

El reloj de la Historia no se detiene, y el nuevo inquilino de Casa Puebla enfrentará su juicio cuando entregue el poder. Asumirá sus aciertos y equivocaciones. Solamente él, no su pretendido poder en la sombra.

 

Muerto el Rey, Viva el Rey.

 

 

Los que ya bailaron, que se sienten.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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