La suerte está echada para el morenovallismo, pero también para el alcalde Banck quien hizo valer su posición de jefe político en la capital: el Congreso local aprobará un techo financiero de 590 millones de pesos y solamente le recortará 210 de la petición original avalada por el Cabildo. De ese recurso, la mitad se destinará al equipamiento en seguridad pública, y el resto a pavimentaciones y obras públicas.

El debate interno se resolvió a favor de los argumentos esgrimidos por el presidente municipal: sin dinero, no hay forma de garantizar la victoria electoral en Puebla capital. Sin las 176 nuevas patrullas y por lo menos 200 puntos de videovigilancia, la delincuencia continuará actuando sin freno, y la demanda de seguridad pública se convertirá en la principal razón de voto para 2018. Razón de voto en contra del morenovallismo.

Menos pesaron los argumentos en contra emitidos al interior del propio grupo: la contratación de un adeudo derrumba la política de comunicación del ‘sin pedir un peso prestado’, además que se convirtió en una bandera inesperada para Jorge Estefan Chidiac quien hasta ayer mantenía el consenso de la bancada para rechazar su aprobación y convertir la negativa en un punto de impulso para el tricolor.

Las urgencias le ganaron a las conveniencias: las encuestas demuestran que la percepción de inseguridad se convirtió, en apenas semanas, en el talón de Aquiles del grupo morenovallista rumbo a los comicios del 2018. Y sin importar quiénes sean los candidatos, cualquiera de los aspirantes a la alcaldía como Aguilar Chedraui, Mario Riestra o el propio Banck sufrirían las consecuencias.

Las voces críticas al interior del morenovallismo tuvieron éxito limitado pues la petición se recortó en 210 millones, los cuales parecen poco relevantes frente a los 590 que sí tendrá Banck. Quizá si iban a beberla, era mejor que la derramaran y le dieran los 800 millones. ¿Por qué? Porque de todos modos el PRI podrá lanzar sus críticas, además que el municipio llegará a los 10 más endeudados del país.

Del otro lado, sin embargo, en el Congreso podrán decir que actuaron con responsabilidad al estudiar detenidamente la petición y aprobar un techo financiero conforme a la capacidad de pago que tiene el Ayuntamiento. Será un argumento, también, para tratar de convencer a algunos legisladores priistas de romper la disciplina que pretende imponer Estefan Chidiac.

El balón está en la cancha del alcalde que consiguió el 75 % del recurso que buscaba y ahora, sí o sí, deberá dar los resultados en su estrategia anticrimen. Lo peor que puede pasar es que la ola de violencia continúe sin control y además el morenovallismo tenga que cargar el San Benito de la deuda municipal. Es decir, que las condiciones electorales del 2018 empeoren.

Banck tiene el instrumento que necesitaba, y de su acción de gobierno depende el futuro electoral del morenovallismo, aun de sus rivales potenciales al interior del mismo grupo. La prioridad es detener la ola de violencia, sobre todo en el transporte, y luego ejecutar la obra de pavimentaciones. Harían bien en remar en la misma dirección.