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Domingo, 22 Octubre 2017 21:19

El candidato priista que no será priista

El candidato priista que no será priista Escrito Por :   Arturo Rueda

Pero todo está candente en el tricolor al grado de que si el sábado se le puso en charola todo a Meade para visitar al priismo, e incluso se tuvo que cancelar la comida con empresarios en la casa de Pepe Chedraui, hoy llega la respuesta inmediata: una amplia gira de Osorio Chong con pretexto del sismo


El traje a la medida del candidato presidencial Meade continúa en plena confección con el apoyo de los priistas que, por primera vez, llevarán como abanderado a un no militante, algo que suena a tabú en el partidazo.

 

En efecto: el viernes en la sesión de Consejo Político Nacional, se avaló el Reglamento para la Elección de Dirigentes y Postulación de Candidatos. En esa nueva normatividad se eliminó la obligación de que un candidato simpatizante o externo se tuviese que afiliar al PRI una vez que obtuviera la candidatura.

 

Es decir, el objetivo es que el Candidato Presidencial del PRI en campaña electoral, pueda decir, defender, gritar, vociferar, que no es priista.

 

Es decir, el candidato presidencial del PRI va a utilizar todos los instrumentos del PRI -movilización, estructuras, seccionales, prerrogativas, tiempos oficiales, logotipo, oficinas, comités estatales, municipales- pero no se va asumir como priista y hasta va a poder renegar de ellos.

 

No va a adherirse a los Documentos Básicos. No va a aceptar sus Estatutos. No se va a identificar con su historia o su praxis. 

 

Las bases del tricolor han sido avasalladas, dice la ex gobernadora Ivonne Ortega pues la militancia ha perdido todo valor.

 

Probablemente no se equivoca en la devaluación de la militancia, pero en la guerra por venir, nada mejor que el PRI tenga un candidato que reniegue del PRI. Si se trata de ganar, probablemente sea la mejor estrategia.

 

Así, al igual que niega documentos básicos e ideología, podrá negar los escándalos de corrupción de los gobernadores como Duarte, Borge e incluso los del propio Peña Nieto.

 

Si se trata de ganar, es una receta funcional, probada.

 

En Puebla por ejemplo, Gali fue candidato del PAN y nunca se afilió como militante. No acude a reuniones formales del partido, en campaña siempre se asumió como ciudadano y le funcionó.

 

Por supuesto, el problema de tal modelo son las consecuencias en caso de ganar: el partido es un vehículo, pero el conductor no tiene compromiso con él.

 

Es libre de cualquier obligación: gobernar con priistas, promover su programa y en última instancia, la de entregar el poder a otro priista.

 

Al PRI se le usa y se le desecha, como advirtió Manlio Fabio Beltrones en la entrevista con Reforma.

 

No es parte de la liturgia, pero en el PRI hay una convulsión interna que más tarde que temprano se expresará públicamente.

 

El temor entre los priistas es evidente: ¿Qué impedirá que Meade se convierta en un nuevo Zedillo?

 

¿Alguien que sin remordimientos pueda entregarle el poder a otro partido como el PAN?

 

En ese sentido, Juan Bustillo ha escrito una columna luminosa que bien merece ser leída atentamente como el mensaje informal que envía un grupo de priistas.

 

Una alerta no expresa de éxodo en caso de que Meade sea designado como candidato.

 

Cito al experimentado periodista: “Todo tiene una explicación: Si Zedillo fue candidato por default, no se sintió obligado con Salinas; nada le debía. Suplió a Colosio con él porque no había otro. La Constitución cerró el paso a todos, en especial a su secretario de Hacienda, Pedro Aspe.

Si este es el razonamiento, el Presidente Meade tampoco deberá nada a Peña Nieto. Lo habría postulado porque no tiene a otro que reúna las cualidades necesarias en este momento de crisis de figuras priistas”.

 

Imperdible texto titulado ‘¿Meade, el Zedillo de Peña Nieto?’

 

No sé si los priistas están preparados para intentar llevar al poder a otro perfil semejante al que los traicionó en 2000.

 

Puede que sí, y que por eso se le hayan rendido en su visita a Puebla.

 

Pero todo está candente en el tricolor, al grado de que si el sábado se le puso en charola todo a Meade para visitar al priismo, e incluso se tuvo que cancelar la comida con empresarios en la casa de Pepe Chedraui, hoy llega la respuesta inmediata: una amplia gira de Osorio Chong con pretexto del sismo.

 

Lastiri de plano ni se apareció en la rendición del PRI poblano a Meade.

 

Que nadie se equivoque en el mensaje. Se entiende que Estefan queme sus naves por Meade, pero ¿y los demás?

 

 

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