El alcalde de Atlixco, José Luis Galeazzi inaugurará el tapete monumental de flores, el próximo 7 de abril en el Zócalo para recibir la primavera en el municipio. La obra se dividirá en cuatro bloques, dualidad, glifo prehispánico de Atlixco, Valle de Atlixco y La Piedad.

La Dualidad

Obra del pintor Oaxaqueño Rufino Tamayo, inspirada en la cosmogonía náhuatl, esta obra retrata la lucha de los elementos que originan la vida: por un lado el bien, la luz, la sabiduría y por el otro, el mal a través de las tinieblas.

El reptil simboliza el día, la serpiente emplumada representa al dios Quetzalcóatl en cálidas tonalidades, el cuerpo semienroscado y la boca abierta que se aproxima a su opuesto con el sol en lo alto.

El jaguar representa la noche a través del dios Tezcatlipoca, sobre un fondo en tonalidades frías, con la luna descendiendo y la ‘Osa Mayor’ sirviendo de escenario para que el jaguar despliegue su ferocidad atacando con dientes y garras a la serpiente emplumada.

Mientras se desencadena la lucha entre estos dos animales, el cielo se ilumina a medida que amanece, al parecer la pelea ha provocado un choque de tonalidades entre matices rojos y azules los cuales se mezclan en el centro.

Tamayo realiza su propia versión pictórica fuerte en colorido y expresividad “El combate ha empezado y los dos animales abren sus fauces para amenazarse mutuamente. La tensión del centro del mural se desvanece en los extremos del lienzo donde lo masculino y lo femenino se identifican con el sol y la luna, con el día y la noche, con la vida y la muerte”.

Valle de Atlixco

Nuestro hermoso valle de Atlixco representado en flores, teniendo como fondo nuestros dos bellos volcanes, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.

Emanando de nuestro volcán Popocatépetl cenizas en forma de glifos, que representan un lenguaje poético el cual se va convirtiendo en flores las cuales junto con el sol bañan nuestro valle, también representado por nuestro emblemático cerro de San Miguel al frente.

La Piedad

Imagen, representando el dolor y sufrimiento experimentado por la santísima Virgen María mientras mantiene en su regazo a Jesús recién bajado de la cruz, después de haber realizado el sacrificio supremo por la humanidad.