Actualmente, 15 bebés viven con sus madres en los centros penitenciarios de Puebla, lo que representa un 60 por ciento más en comparación con el año 2015 cuando eran nueve, de acuerdo con información de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
Del total, diez de los casos se concentran en el penal de San Miguel, dos en Cholula y un número similar en las cárceles de Huachinango e Izúcar de Matamoros.
La edad de las madres recluidas va desde los 19 hasta los 40 años de edad. En el caso de los infantes, sus edades van desde de los 11 días de nacidos hasta los cinco años. En el caso del de cinco años, es una excepción, debido a que el artículo 32 del Reglamento de los Ceresos para el estado, indica que la edad de los menores que residan con sus madres recluidas no debe pasar de los tres años.
En los reportes que ha emitido la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha dado cuenta que las cárceles poblanas son un auténtico infierno para las mujeres que por alguna razón terminaron recluidas ahí.
Los Centros de Readaptación Social de la entidad han sido los peor evaluados por el organismo a nivel nacional, puesto que se han detectado redes de prostitución, además de maltrato y sobrepoblación.
Según la ley, las reclusas no pueden tener todo el tiempo a sus hijos en sus celdas, pues si no han cumplido con sus penas cuando éstos cumplan los tres años de edad, deben ser enviados con algún familiar, ya que representan un gasto al erario público, puesto que se les debe proveer alimentos.