El primer procedimiento legal por feminicidio en Puebla inició formalmente este fin de semana luego que la Fiscalía General del Estado (FGE) acusó a Francisco Javier M. por este delito cometido en contra de su cónyuge: Gabriela Bautista Ruiz, a quien asesinó de una cuchillada en el cuello y al menos 20 golpes más en el cuerpo el pasado 8 de enero.
El sujeto fue detenido en casa de sus padres 48 horas después de matar a su víctima y se negó a declarar sobre lo ocurrido, además pidió la duplicidad del término constitucional para definir su situación legal por lo que será hasta este martes cuando el juez de control David Rodríguez González decida si se le vincula, o no, a proceso.
La amenazó varias veces con matarla
Durante la audiencia de formulación de imputación llevada a cabo el pasado viernes en la Casa de Justicia de la zona centro, el agente del ministerio público hizo del conocimiento del juez que la víctima recibía constantes amenazas de muerte por parte de Francisco Javier.
Gabriela Bautista también conocida como María Antonia Ruiz Bautista, vivía con su victimario en una casa de la colonia Del Valle en donde sus hijos la visitaban pese a la negativa de Francisco, quien recurrentemente los corría al tiempo en que a ella la amenazaba de muerte e insultaba.
Según las autoridades, el ultimo altercado de este tipo que presenciaron los hijos de la hoy occisa ocurrió el pasado 7 de enero, cuando ambos la visitaron pero Francisco en estado de ebriedad, los corrió y amenazó con matarla “por andar puteando en su casa”.
La golpeó 20 veces y después le cortó la yugular
Al momento de hacerle de conocimiento el delito por el que se le acusa, el ministerio público señaló que en total Gabriela presentaba 20 golpes en diferentes partes del cuerpo, pero fue la cortada en el cuello a la altura de la yugular la que la privó de la vida la madrugada del sábado 8 de enero mientras discutían, ambos en estado etílico.
Aún en estado de ebriedad, Francisco la enredó en una cobija, le dio vuelta con un alambre y posteriormente dejó el cuerpo encerrado en un cuarto de su vivienda, para después irse a refugiar en casa de sus padres, de quienes aún dependía económicamente.
El padre de Francisco junto con los hijos de Gabriela fueron quienes descubrieron el cuerpo casi 48 horas después, permitiendo que elementos de la policía estatal detuvieran a este sujeto y lo pusieran a disposición del ministerio público.