Xalapa, Veracruz.-  A Mara Fernanda Castilla la despidieron en un río de lágrimas jóvenes, de sus amigos que cada vez más viven de cerca la violencia, que vieron interrumpidas sus sonrisas con el feminicidio de alguien con quien crecieron y a quien dijeron adiós.

Después de una misa, el cortejo fúnebre llegó a un panteón al suroeste de la ciudad de Xalapa, en donde más de 300 personas  se rodearon el punto donde sería sepultada la joven que hace año y medio se fue a Puebla para estudiar Ciencias Políticas.

Los llantos de dos jóvenes rompieron un silencio apenas alterado por murmullos y ruidos de un camión de volteo que traía un cargamento de coronas que habían llevado amigos y familiares a la sala de velación el día anterior.

Y comenzó un rezo.

"Con la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos"... frase seguida del ritual religioso, las repuestas de amén, palabras frente al féretro de madera.

Un descanse en paz abrió el paso a los misterios, a más rezos... a más llanto.

En un costado los familiares lanzaban flores, lágrimas, palabras, y al pie del ataúd sus amigos más cercanos se doblaron, sus rostros invadidos de lagrimas, se apretaban unos a otros los hombros, se daban palmadas.

Todos los reunidos Le tendieron a Mara ese río de lagrimas para el camino a seguir después de despedirla, con tanto amor y dolor.