Jueves, 02 de Mayo del 2024

Puebla, la tragedia 30 horas después

Puebla, la tragedia 30 horas después
Miércoles, 20 Septiembre 2017 23:35
Luis García / @luis_ggarnica

En el centro de acopio en el Zócalo de la ciudad capital, cientos de personas en su mayoría jóvenes, trabajaban a marchas forzadas. En el perímetro de la zona acordonada donde perdieron la vida la menor de edad y la encargada del transporte escolar que la llevaría a su casa



Edificios cuarteados, calles acordonadas, flores y veladoras en cada esquina en donde ocho personas perdieron la vida en el municipio de Puebla, es el panorama del día después del sismo de 7.1 grados que sacudió el centro del país este martes.


Desde las primeras horas se escucharon sirenas de ambulancias y policías en inmediaciones de la zona que quedó restringida en el Centro Histórico de la ciudad, aunque las labores de rescate ya habían terminado, y sólo personal de Protección Civil así como ingenieros realizaban inspecciones en los inmuebles históricos que resultaron con daños, entre ellos la   Casa del Alfeñique.


En el recorrido que realizó  CAMBIO observó que al pie de la torre ubicada en la esquina de la 11 Poniente y 11 Sur de la escuela Héroes de la Reforma, de la que se desprendieron pedazos de escombro y arrebató la vida de Zoé Nicole Crescencio de cinco años de edad y a María Mino Palacios de 50 años, alguna persona colocó una ofrenda que incluía veladoras y un ramo de flores.


Más tarde en el perímetro de la zona acordonada donde perdieron la vida la menor de edad y la encargada del transporte escolar que la llevaría a su casa, una alumna integrante de la banda de guerra de esta institución entonó unas notas en memoria de las fallecidas.


Ante la calles del primer cuadro de la ciudad exentas de vehículos y con las personas movilizándose a pie, sobre la 16 de septiembre frente al número 907, un conjunto de veladoras, un pequeño ramo de rosas y un poster con la leyenda ‘Viva México’ rompían con el vacío de la calle para recordarles que en ese lugar Ehidi Diego Dattot de 20 años de edad e Irma de la Luz Espinoza de 38 años, quienes durante el sismo, al salir de su lugar de trabajo para ponerse a salvo fueron golpeadas por las piedras que caían de la parte alta del edificio, motivo por el que perdieron la vida.


Demasiada ayuda, mal organizado y pocos refugiados


En el centro de acopio habilitado en el Zócalo de la ciudad capital, cientos de personas en su mayoría jóvenes, trabajaban a marchas forzadas para clasificar, empacar y subir a los vehículos toda la ayuda que llegaba.


Todo lo contrario ocurrió en el albergue para 400 personas instalado en el Centro Expositor al que un día después del sismo tan sólo arribaron cerca de 20 personas. En este refugio para los damnificados, la mayoría de los voluntarios se encontraban sin hacer nada y dejaron que un pequeño grupo se encargara de realizar todas las tareas.


Además, los alimentos ya preparados que la gente llevaba eran demasiados para los 20 afectados que buscaron refugio, que en su mayoría eran indigentes, ocasionando que la comida lista para consumirse se fuera acumulando sin que fuera repartida.


Por si fuera poco, el control interno de los víveres que recibieron, a cargo del personal que labora en el refugio era bastante deficiente pues no tenían registro exacto de lo que ingresaba y mucho menos de a dónde enviarlo.