Falleció el séptimo arzobispo de Puebla, don Rosendo Huesca y Pacheco, quien queda registrado en la historia como el arzobispo de la reconciliación de los poblanos que años antes se habían confrontado y mantenido al estado polarizado frenando su desarrollo.
Don Rosendo Huesca y Pacheco originario de Huajuapan de León Oaxaca llegó en la década de los cincuentas a cursar sus estudios en el Seminario Palafoxiano, y como arzobispo vivió la dicha de convertirse en el primer anfitrión del papa peregrino Juan Pablo II en 1979, que inició su pontificado asistiendo a Puebla para reunirse con cardenales, arzobispos y obispos del continente americano en la III Conferencia del CELAM.
Su fallecimiento ocurrió a las 3 de la mañana de éste sábado 25 de noviembre. Muchos años padeció problemas bronco respiratorios como secuela de una visita que hizo a una cueva en la que respiró el guano de los murciélagos
También enfrentó los estragos del síndrome de Menie que finalmente le controlaron los médicos.
En el año de 2008 al cumplir los 75 años de acuerdo a los canones de la iglesia católica, presentó su renuncia, y fue hasta el 5 de febrero de 2009 cuando el papa Benedicto XVI designó a don Víctor Sánchez Espinosa como su sucesor, convirtiéndose en el arzobispo emérito de Puebla.
Es justo destacar que en 1976 estuvo a punto de convertirse en el sexto arzobispo de Puebla, pero la activa ultraderecha poblana, promovió una campaña en su contra desde Puebla hasta la Santa Sede, en donde finalmente se designó a don Ernesto Corripio Ahumada como el sucesor de don Octaviano Márquez y Toriz quien había mantenido una estrecha relación con los grupos más conservadores.
Don Rosendo Huesca supo hacer un cuidadoso trabajo de reconciliación con todos los grupos de católicos de Puebla. Muy especialmente supo entablar puentes de comunicación con grupos liberales y de otras religiones con lo que en todo momento sumó en favor de la paz
Como estudiante siempre destacó con los mejores promedios. Como sacerdote se abocó a impulsar el deporte entre los jóvenes. Como obispo auxiliar y arzobispo, dio lo mejor, como en su ejercicio de catedrático en la Universidad Autónoma de Puebla y en otras instituciones de educación superior.
Su personalidad nunca varió desde seminarista. Gustaba de convivir con gente de todos los sectores y condiciones. No rehuía invitaciones, disfrutaba todo tipo de comida y bebida. Al finy al cabo que Jesús demostró en las bodas de Caná, que la convivencia humana y ordenada es grata a Dios.
Siempre vivió con su señora madre Panchita y sus hermanas Reyna, Agustina y Carmelita, con éstas últimas vivió al convertirse en arzobispo emérito en una sencilla casa de la colonia el Carmen, en donde cada mañana salía a caminar.
Descanse en paz, sus restos son velados en la capilla del Seminario Palafoxiano durante tres días.