Las piezas del rompecabezas del enigma de la irrupción al fraccionamiento de Zavaleta, donde vive el candidato a gobernador por el PRIANRD-SI, Eduardo Rivera Pérez están armándose después de que informara que fueron cuatro personas las que atacaron a sus vecinas, ingresaron a la casa por la parte trasera del jardín y aparentemente habrían huido en dos vehículos.
El abanderado a gobernador de Puebla, Eduardo Rivera declaró que las víctimas viven frente a su hogar en la calle Cañada de la colonia Santa Cruz Buenavista y conviven con 11 residencias más. El departamento de sus vecinas es tradicional, con tres recamaras, sitio en el que los atacantes estuvieron agrediéndolas por más de 40 minutos.
Aunque en el fraccionamiento hay una reja de seguridad y un portero, los atacantes lograron meterse a la vivienda “por la parte trasera” a través de una escalera.
A las 21:22 horas, solo tres personas, entre ellos una mujer de origen colombiano, ingresaron a la residencia de sus vecinas para someterlas, golpearlas y supuestamente preguntarle directamente a una de ellas por su esposo “el político”, a quien le advirtieron que lo iban a “recibir de un plomazo” en la cabeza.
“¿Por qué tienen ellos esa precisión o por qué ellas tienen esa precisión (del horario)? porque tienen momentos de salida de una de sus hijas (…) Ellos tienen una puerta electrónica en donde se registran los accesos a su propio domicilio”, explicó Rivera.
La vecina no quiso revelar su domicilio porque Liliana Ortíz y su hijo estaban solos, por lo que fueron amordazadas, golpeadas y casi asfixiadas.
Una víctima escapa saltando del segundo piso
Eduardo Rivera reiteró que se trató de un intento de atentado contra su persona y que la razón por la cual los hechos no llegaron a suceder, como posiblemente los delincuentes lo plantearon, es porque una de las hijas de su vecina logró escapar y saltar a más de seis metros desde su ventana, en el segundo piso.
“Logra escapar y literal del segundo piso de su casa se intenta solamente aventar por la ventana para poder salir del lugar donde estaban atadas (…) Se cuelga de la ventana, se tira y empieza a gritar”, añade.
Sus vecinos, junto con Liliana Ortíz, la apoyaron para pedir atención del servicio de urgencias. “La vigilancia de la caseta reacciona, como los vecinos, entre ellos mi esposa que se encontraba en ese momento, y acuden a apoyar esta situación”, puntualiza Rivera.
Fue la propia Liliana Ortíz quien confirmó que una de las víctimas se acercó y le dijo que el atentado era en contra de ella y su familia por estar en la política.
“Cuando sale mi vecina, me dice esto era para ti, para ustedes”, declaró Liliana Ortíz, de manera breve en una entrevista.
Los prófugos: dos aún desconocidos
Eduardo Rivera declaró que fueron cuatro personas las involucradas, las cuales huyeron en dos unidades.
Reveló que la policía del fraccionamiento logró identificar uno de los vehículos y reportó a las autoridades la unidad para su intervención.
En su reacción de búsqueda, los elementos de la Policía Municipal detuvieron a una pareja a bordo de una camioneta Jeep Patriot en una gasolinera junto al centro comercial Solesta en la avenida Atlixcáyotl, a 5 kilómetros de su vivienda.
Eduardo Rivera declaró que hay dos personas que participaron en los hechos en calidad de desconocidas y que siguen prófugos. Posiblemente, sugirió que iban viajando en la otra unidad, aunque no proporcionó más detalles.
Rivera Pérez confió en que las autoridades den con otras dos personas prófugas y el autor intelectual de este intento de agresión e intento de atentado en su contra.
Al respecto, desestimó la línea de investigación de la Fiscalía General del Estado por robo a casa habitación, al referir que artículos de valor como la cartera y computadoras no fueron extraídas de la vivienda en la que se dieron los hechos violentos.
“Las vecinas tienen sus celulares, tienen sus computadoras, yo quiero ser también muy cuidadoso, ¿no? tiene su monedero, la señora, y lo que yo pregunto, algo muy relevante, ¿cuarenta minutos? O sea, es de sentido común, ¿cuarenta minutos? Para estar dentro de un domicilio amagando y esperando a que llegara el político (…) vamos a suponer que fuera el robo, ¿no? El robo y entonces esperar a que llegara el político. O sea, ¿qué estaban esperando si ya las tenían sometidas? ¿Qué estaban esperando si ya las tenían amordazadas, golpeadas, sangrando a la señora? A tal grado que uno de los delincuentes dijo, ya no la golpees porque la vas a matar”, finalizó.
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