El 16 de enero de 2025, colapsó la nave Starship de SpaceX durante su séptimo vuelo de prueba desde la plataforma de Boca Chica, Texas.
Aunque el despegue se desarrolló sin incidentes, el vuelo terminó en un colapso de la nave durante el ascenso. Aproximadamente ocho minutos después del lanzamiento, la nave sufrió una “desintegración no programada”, perdiendo comunicación con el centro de control.
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La misión, que tenía como objetivo desplegar satélites de prueba y realizar una serie de experimentos para mejorar la tecnología de la nave, incluyó pruebas de su sistema de protección térmica. Aunque la nave no logró completar el vuelo, SpaceX reportó que el propulsor Super Heavy regresó exitosamente a tierra, lo que marca un éxito parcial en la misión.
El colapso de la nave Starship representa un importante retroceso para SpaceX, que sigue trabajando en su objetivo de desarrollar una nave espacial totalmente reutilizable para misiones futuras, incluidos viajes tripulados a Marte. La compañía ha declarado que continuará investigando las causas del fallo para mejorar la fiabilidad de futuros lanzamientos.
Este incidente subraya los desafíos técnicos que enfrenta SpaceX en su ambiciosa misión de explorar el espacio profundo. Sin embargo, la empresa reafirma su compromiso con sus objetivos a largo plazo. Esto con la esperanza de alcanzar los avances necesarios a través de estas pruebas.