Édgar Valdez Villarreal, mejor conocido como “La Barbie”, realizó cenas privadas y grandes fiestas en antros exclusivos mientras dirigía actividades delictivas vinculadas al Cártel de los Beltrán Leyva.
Acapulco, Guerrero, se convirtió para “La Barbie” en un lugar para realizar tanto actividades ilícitas como sociales.
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El narcotraficante frecuentaba antros como Baby’O y Believe en Acapulco.
En zonas residenciales de Acapulco, como Brisas del Marqués, “La Barbie” organizaba cenas lujosas en las que se ofrecían platillos preparados por chefs particulares, bebidas costosas y donde en ocasiones se cerraban tratos vinculados al narcotráfico.
De acuerdo a expedientes, “La Barbie” pidió cerrar completamente un restaurante en la Zona Diamante para una cena privada. En este lugar, las meseras fueron obligadas a sentarse con él y su círculo cercano. Durante la reunión, se entregaron sobres con dinero en efectivo, relojes de lujo y vehículos a modo de pago o incentivo.
Las fiestas realizadas por el narcotraficante eran grabadas por su equipo de seguridad. En cada evento, se requisaban los teléfonos celulares y se controlaba el acceso bajo un protocolo cerrado.
