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Invitado Especal
La Quintacolumna


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Temas Constitucionales

Guillermo Pacheco Pulido

 

DERECHOS FUNDAMENTALES Y LA ECONOMÍA


Con mucha atención venimos observando los fenómenos económicos que se presentan alrededor del mundo. No es una ociosidad, sino la evidente necesidad de entender que la globalización ha producido la interdependencia de las economías nacionales.


Ante ese fenómeno, es indudable que lo que suceda en países desarrollados inmediatamente producirá consecuencias en nuestro país. El problema que se vive en la economía norteamericana ante la tendencia de retardar o de plano suspender el pago de la deuda de créditos hipotecarios por los deudores de ese país, ha generado en las dos últimas semanas un conjunto de acciones especulativas en las bolsas de valores.


Anteriormente, los fenómenos económicos que sucedían en alguna nación, no necesariamente afectaban a otras. A partir del triunfo del neoliberalismo, todo cuanto ocurre nos afecta o nos puede generar problemas, máxime si no tenemos la capacidad de observarlos y de responder oportunamente ante los cambios vertiginosos.


No es de nuestro agrado establecer que la sociedad se encuentra sometida a las reglas de la economía, pero negar su influencia en todos los espacios de la actividad humana es hoy una torpeza. Nos guste o no es indudable que la generación de riqueza y su adecuada distribución es el factor fundamental para el mantenimiento de las instituciones políticas y sociales.


En una primera intención debemos referir que los derechos fundamentales de todas las personas están por encima de otros factores que permiten la convivencia humana, de ahí que las instituciones públicas y privadas se vean obligadas al respeto, a los derechos y a la dignidad del ser humano.


A pesar de lo anterior, es necesario reconocer la realidad y parece que ciertos actores privilegian a la economía sobre la política, los derechos y la ley. Hoy más que nunca tenemos la obligación de encontrar nuevos equilibrios, porque no se trata de reducir importancia a los factores económicos que facilitan el desarrollo, sino que, necesariamente al mismo tiempo, se garantice en una sociedad democrática el respeto a los derechos.


Nuestra Constitución no se reduce a la elaboración de un catálogo de derechos que conocemos como garantías individuales; tampoco es un documento que establezca la forma de gobierno y el modo de organización del mismo. Analizando diversos preceptos de la Constitución encontramos que la rectoría económica del Estado es una responsabilidad del gobierno federal y debe ser también apoyada por los gobiernos estatales, municipales y por los particulares.


El artículo 25 claramente determina que el crecimiento económico debe dirigirse al desarrollo nacional para garantizar que sea integral y sustentable; que fortalezca la Soberanía de la Nación y su régimen democrático, permitiendo la generación del empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza; y a la vez, el ejercicio y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales.


El precepto anterior tiene un peso impresionante porque diseña un esquema integral y equilibrado, en donde el factor económico es un instrumento para alcanzar objetivos más importantes como son la soberanía nacional, la justa distribución de la riqueza, el ejercicio de la libertad y la protección de la dignidad de las personas. Por lo tanto, todos tenemos la obligación de entender que la sociedad contemporánea no puede estar sometida a cuestiones de economía que reduzcan de manera dramática su nivel de vida y el ejercicio de sus derechos.


Lo anterior es importante reflexionarlo ante fenómenos como el de la alteración de los mercados de valores y monetarios, observando la intervención de bancos centrales para reducir las actitudes especulativas derivadas de algunos aspectos inestables de la economía global. Observamos la intervención del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal de Estados Unidos que han inyectado cerca de 150,000 millones de dólares para contener una nueva crisis global en los mercados.


Por otro lado, se aprecia una gran intranquilidad en el sector laboral que empieza a impulsar manifestaciones, protestas, paros y huelgas. El sindicato de la empresa ferroviaria GDL Deutsche Bahn, había iniciado un movimiento para suspender los servicios en traslados de mercancías y de personas en largo recorrido, sin embargo, el Tribunal de Núremberg determinó prohibir en forma cautelar la huelga planteada por el sindicato, en razón del perjuicio económico que podría generar en toda Alemania.


Nos percatamos entonces que la tensión que produce los requerimientos de las personas y de grupos sociales, como los sindicatos, ante el fenómeno económico, está llevando a la toma de decisiones de carácter contradictorio, pues en lugar de favorecer a la persona, sus necesidades, sus derechos libertarios y sus dignidades, se atiende primeramente el aspecto del mantenimiento de la situación económica, cuestión que resulta compleja de entender.


Los mexicanos hemos vivido crisis económicas que, en el mejor de los casos, han detenido el desarrollo nacional y por ello debemos estar atentos ante estas situaciones mundiales pues de complicarse, evidentemente tendrían efectos nocivos para todos nosotros y podrían generar un mayor retroceso en problemas tan graves como el combate a la pobreza y a la delincuencia.

 

Estas cuestiones son tan delicadas, que no podemos emitir opiniones que resulten extremas o ingenuas. El nivel de vida de las personas depende, sin lugar a dudas, de una economía próspera pero no podemos negar que hoy es completamente difícil establecer controles sobre la economía cuando ésta sufre afectaciones por cuestiones que suceden en Asia, Europa o en la Unión Americana, razones por las que no debemos construir debates ideológicos en cuestiones tan complejas. Es importante estar atentos y lograr los acuerdos de las reformas a las instituciones del Estado, ya que se convierten en cuestiones que no podemos dejar para mañana.


 

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