Clientelismo y autoritarismo del Plátano, según Álvaro Delgado

 

El periodista de Proceso profundiza en la crisis y división del PAN agudizadas en la elección del candidato perdedor del PAN


En un texto revelador, a través de las páginas de su más reciente libro “El Engaño, prédica y práctica del PAN el autor analiza el papel que han jugado actores políticos como Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile, Jorge Ehlinger, Toño Sánchez Díaz de Rivera y Rafael Moreno Valle, entre otros, en los dos últimos procesos electorales


Efraín Núñez Calderón

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En su más reciente libro El Engaño, prédica y práctica del PAN, el periodista Álvaro Delgado aborda la profunda crisis y división del blanquiazul poblano, agudizadas por las irregularidades en el proceso de selección de Toño Sánchez Díaz de Rivera como candidato a la alcaldía capitalina.


En un texto revelador, el autor de El Yunque, la ultraderecha en el poder, critica las prácticas de compra de votos, clientelismo, autoritarismo y sumisión ante el poder presidencial, en las que ha incurrido el PAN desde las elecciones de 2006.


El autor analiza el papel que han jugado actores políticos como Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile, Jorge Ehlinger, Toño Sánchez Díaz de Rivera y Rafael Moreno Valle, entre otros, en los dos últimos procesos electorales.


El también reportero de la revista Proceso retoma las irregularidades como la compra de votos, el ofrecimiento de puestos públicos en los que incurrió el equipo de campaña de Sánchez Díaz de Rivera para lograr la candidatura a la presidencia municipal de Puebla.


De igual forma, denuncia que las dirigencias estatal y municipal del PAN, representadas por Rafael Micalco y Ehlinger solaparon estas anomalías para propiciar la llegada a la candidatura de quien a la postre perdería las elecciones frente al PRI.


Álvaro Delgado reitera que Sánchez Díaz de Rivera es uno de los líderes de la organización El Yunque, cercano a Bernardo Ardavín Migoni, jefe general de la organización secreta. Asimismo, asegura que Ana Teresa Aranda y Francisco Fraile —quienes a su vez buscaron la candidatura— son también militantes de la secta:


“La jefatura general de la organización secreta, había emitido —meses antes— su decreto: Sánchez Díaz de Rivera sería —a costa de lo que fuera— el candidato.”


En el capitulo 17, el autor analiza los pormenores de esta designación: “Sánchez Díaz de Rivera logró cimentar su candidatura de manera anómala, se sirvió de la diputación federal y recurrió al clientelismo que tanto solía criticar como dirigente de la Coparmex (…) A punto de los golpes —el pasado 1 de julio— las facciones antagónicas cruzaban imputaciones dentro y fuera del salón. Pero se impuso la furia de los derrotados ‘¡Ganó el Yunque, ganó el Yunque’”, destaca el autor en su libro.


Asimismo, recordó la denuncia realizada por la diputada federal Violeta Lagunes —cercana a Aranda— en el sentido de que Toño Sánchez les ofreció cargos públicos a quienes no eran adeptos a él para que se sumaran a su campaña:


“Sánchez Díaz de Rivera cayó: reconoció que ofreció las 51 chambas en su hipotético gobierno municipal, y lo justificó como parte de un trueque habitual: ‘Se le hizo un planteamiento, y eso es lo más natural y lo más normal. Se le hizo partiendo de lo que ella dijo, que Anatere le ofreció cuatro secretarías. Que no se dé baños de pureza ni que le den vértigos de castidad, porque está muy lejos de eso’”, apunta Delgado.


En otro orden, en El Engaño, el autor publica una entrevista concedida por Luis Paredes Moctezuma —publicada en el semanario Proceso—, ex edil capitalino que fue expulsado del PAN el 25 de mayo de 2005 por la Comisión de Orden del PAN de Puebla y quien recuperó sus derechos partidistas años después.


En esta conversación, Paredes Moctezuma asegura que decidió autoexiliarse para evitar ser asesinado por la colusión de intereses entre el PAN controlado por el Yunque y el gobierno de Mario Marín Torres.


Asimismo, en el apartado titulado “la neta de Ana Teresa”, evidencia que la ex titular del DIF nacional no ha contado en sus últimas aspiraciones con el apoyo de la cúpula de su partido en Puebla. Para ello refiere la nota publicada en 2004 en el periódico Síntesis, firmada por Érika Rivero Almazán en la que Aranda hace un diagnóstico del PAN en Puebla en la coyuntura del proceso interno por la gubernatura.


En su discurso ofrecido el 14 de febrero de ese año en San Martín Texmelucan, Aranda dijo que le faltaban “agallas” a Luis Felipe Bravo Mena, entonces presidente nacional del PAN, por no hacer nada para que ella fuera la candidata a la gubernatura:


“Tras la difusión de las expresiones de Ana Teresa Aranda el PAN de Puebla guardó silencio. Seis años después, derrotada una vez más en la convención municipal, Aranda Orozco saldría del Centro de Convenciones en medio de la furia de sus seguidores y la alegría de sus enemigos”, asegura el autor.

 

Los pactos de AN
con Mario Marín


Álvaro Delgado menciona insistentemente al gobernador Mario Marín Torres en su texto, pues refiere el pacto que tuvo la dirigencia nacional del blanquiazul con el mandatario previo a las elecciones presidenciales de 2006.


En el capítulo 15, “Hemorragia priista al PAN”, el autor recuerda la reunión secreta que sostuvieron Espino y Mario Marín, en Atlixco, días antes de las elecciones de 2006, en la que presuntamente se acordó el apoyo del Gobierno de Puebla a la campaña de Felipe Calderón.


De igual forma, Delgado refiere que tras dicha reunión, Espino reclutó a la campaña blanquiazul a ex alcaldes priistas sancionados por corrupción o violación de los derechos humanos.


En ese mismo capítulo, se recuerda la coalición histórica del PAN y el PRI en la elección de gobernador en Chiapas, en la que el delegado del CEN del PRI, Víctor Hugo Islas —cercano a Marín según el escritor—, acuerda con Manuel Espino el apoyo económico de Acción Nacional a favor de la campaña priista. Esta conversación fue publicada en la prensa nacional.


Para el autor, Antonio Solá, uno de los principales operadores de la campaña de Calderón Hinojosa, fue quien le recomendó al hoy presidente de México en campaña “sacarle la tarjeta roja” a Marín, tras “enjuiciarlo” públicamente por los agravios en contra de la periodista Lydia Cacho.

 

 

 

 

 

 

 

 


 
 
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