Bromas grotescas, los regalos para Montero


El cumpleaños 54 de MMS fue el escenario para disfrutar la decadencia del periodista y el nacimiento de un payaso sin gracia


Parodiando a un comediante, Jesús Manuel Hernández le obsequió públicamente al secretario de Gobernación una faja, un kit de cremas reductivas y un vale para una exploración rectal


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Selene Ríos Andraca

 

 

Mario Montero Serrano tuvo que esperar 54 años para recibir los dos mejores regalos de su vida: un vale para una exploración rectal con el urólogo Carlos Arroyo y una súper faja para disimular la gordura, y  es que, inesperadamente, el periodista Jesús Manuel Hernández saltó al escenario para emular a Beto“El Boticario” con una intervención cómica-mágica-musical.


Si el objetivo del columnista era hacer reír a los más de 600 invitados al Salón Cantabria del hotel Intercontinental para el cumpleaños de Mario Montero, lo logró, pero a costa de burlarse de su amigo, el secretario de Gobernación.


Mientras tanto, en la mesa principal del salón, el nivel de las risas de Mario Montero pasaron de un silencio divertido a un estruendoso encabronamiento, cuando Jesús Manuel Hernández tuvo la delicadeza de mostrar un guante elástico del famoso urólogo.


Tras saludar a la mitad de sus invitados y a punto de tomar asiento en la mesa principal, en la que lo acompañaron Blanca Alcalá, Pedro Ángel Palou Pérez, Guillermo Jiménez Morales, Valentín Meneses y Enrique Agüera, Mario Montero vio como el autor de la columna Por Soleares subió al estrado y pidió silencio “para unas breves palabras”.


Pero las breves palabras se convirtieron en un show cómico estilo Seinfield, aunque claro sin la chispa del comediante neoyorkino. Ya que los primeros chistoretes del periodista no causaron ni un pujido entre los asistentes.


“Que pase Fátima con el regalo”, pidió Jesús Manuel Hernández desde el estrado, y una esbelta y guapa mujer se levantó de una mesa con una bolsa de papel estraza y caminó lentamente hacia el periodista.


Hernández argumentó que tenía dos preocupaciones para esa fiesta: qué decir ante los invitados y qué regalarle al festejado. Acto seguido extrajo un libro de su mágica bolsa color café.


En la mesa, Enrique Agüera confió en que el libro fuera el Kama Sutra “Pero no para que lo uses, sino para que lo firmes”, le dijo el rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) al festejado. Montero sonrió tímidamente.


Pero no. El libro fue La Ciencia de la Salud del cardiólogo español Valentín Fuster: “Este libro te lo doy para que vivas muchos años, porque como tu amigo deseo que vivas muchos años, es el mío, ya está subrayado.”


Los asistentes aplaudieron. Hasta ese momento, Montero Serrano estaba tranquilo, sonreía tímidamente, pero aún sonreía sinceramente. Agradeció con un ademán, palpándose el pecho.


Pero la gracia de Jesús Manuel rompió con el romanticismo de la escena del libro. Se inclinó hacia su bolsa mágica y sacó una caja con una súper faja para disimular la gordura y para corregir la posición: “Para que te sientes derecho, tú eres derecho, pero otros no, pero ésta es para que te pares y te sientes derecho.”


Y por si la burla no fuera poca. Jesús Manuel Hernández explicó que la faja no sólo era para esconder la panza, sino que venía incluido un kit de cremas para adelgazar: “Te las untas y te pones la faja.”


Las risas en la mesa comenzaron a disminuir notablemente. Montero Serrano se recargó sobre su mano para observar con mayor detenimiento cómo su amigo Jesús Manuel Hernández lo dejaba en ridículo frente a la clase política y empresarial de Puebla, como si para el secretario fuera fácil soportar la ausencia del gobernador Mario Marín Torres, quien arribó al convite con cuatro horas de retraso y acompañado de su delfín Javier López Zavala.


Pero lo peor apenas estaba por comenzar. El conductor radiofónico sacó un pedazo de papel y lo leyó: “Es un vale para Mario Montero Serrano para una exploración rectal.”


Silencio en el Salón Cantabria.


Incomodidad en la mesa principal.


“Es con el urólogo Carlos Arroyo, es un excelente médico. Además, mi querido amigo, mide como dos metros de altura, tiene ojos verdes, su madre es francesa y tiene unas manos…”


Explotó en la mesa principal una carcajada forzada. Era Mario Montero, sí, el festejado.


Como en todo show, el último número fue el mejor, puesto que el periodista sacó un guante elástico del famoso urólogo: “Para que lo vayas conociendo”, soltó.


Anonadados algunos, ofendidos otros y divertidos los pocos, aplaudieron el término del acto, en lo que Hernández se acercó a Montero para entregarle personalmente sus regalos. Para no hacerlo todo tan político, dijo. Gracias, respondió Montero.

 

Datos curiosos de la fiesta

 

Mario Marín Torres llegó con cuatro horas de retraso.

 

Javier López Zavala y sus adeptos brillaron por su ausencia las primeras horas de la celebración.

 

El invitado especial fue el cantautor Arturo Castro.

El bloque de diputados antizavalistas dominaron la presencia legislativa: Rocío García Olmedo, Jorge Ruiz, Luis Alberto Arriaga, Mauricio Hidalgo y Pablo Fernández del Campo.

El zavalista Juan de Dios Bravo estuvo en el convite media hora y se retiró.

Los secretarios Gerardo Pérez Salazar, Pericles Olivares, Roberto Morales, José Antonio López Malo, Javier García Ramírez y Rodolfo Igor Archundia no llegaron a la fiesta.

El postre fue una charolita de dulces típicos.

 

Seré diputado: Marín


Pasadas las seis de la tarde, Mario Marín arribó al cumpleaños de su secretario de Gobernación y en la entrada, algunos diputados le pidieron una foto al gobernador.


—Algún día seré diputado— le dijo Marín a Montero.


—Sí señor algún día será diputado— le respondió el secretario.

 

El saludo Montero-Zavala

 

—Felicidades— dijo Javier López Zavala.


—Gracias por venir, mi secretario.

 

 

 

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