Marín jr., dueño del Frente Juvenil Revolucionario


-Crónica-


Carlos Alcaraz Ramírez

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Llegó tarde, pero lo compensó con fotos para sus admiradoras de Izúcar de Matamoros. Mario Marín García, el hijo del gobernador del estado, fue la verdadera estrella de la toma de protesta a la nueva dirigencia estatal del Frente Juvenil Revolucionario.


Mientras Alejandro Armenta divagaba sobre el papel del nuevo PRI socialdemócrata, Citlalli García, secretaria general de la “nueva sangre revolucionaria”, se arremolinaba en su asiento, giraba la cabeza a un lado y otro prodigando su sonrisa, destapaba una botella de agua, sonreía nuevamente y platicaba alegre con Miguel Ángel Fierro, el nuevo presidente.


Amén de su animosidad, Citlalli destacaba del resto de la plana mayor del FJR por su vestido negro con tenues rayas claras mientras el resto de los representantes de la “nueva sangre revolucionaria” portaba sobrios trajes negros con camisa blanca.


Un maestro de ceremonias anunció que Alejandro Armenta, ampliamente aplaudido y saludado, tomaría protesta a la dirigencia del FJR. Sin embargo, a la hora de la protesta, el responsable fue Miguel Ángel Fierro.


El discurso de bienvenida a cargo de la inquieta García Ceja no pudo ser más breve: “Éste es su evento, hay que disfrutarlo, bienvenidos”, y regresó a su asiento a continuar su charla con quien le hiciera caso.


El secretario técnico del FJR, Pedro García, emitió un discurso que ni siquiera en los lugares comunes relativos a la construcción de una “mejor sociedad” pudo ser claro: con voz titubeante, García aseguró que los jóvenes son “los hombres y las mujeres del mañana”, exigió que los jóvenes sean “tomados en cuenta”, y pidió abrir “los espacios que la juventud tanto hemos (sic) reclamado”.


Miguel Ángel Fierro, exchofer de Francisco Ramos Montaño (director del Instituto Poblano de la Juventud) y presidente estatal del FJR, con pésima dicción destacó el papel que asumen los “nuevos valores juveniles” en el “nuevo ciclo” del partido. Y, luego de criticar que muchos jóvenes no se interesen en los asuntos políticos de la entidad, habló “a nombre de los jóvenes que guardan silencio” para subrayar que, con él al frente, no habrá “nada ni nadie en contra el FJR”. Y en un ataque de furia arremetió contra “la derecha reaccionaria” que quiere acabar “con la esperanza”.


El presidente de los priistas grandes, Armenta Mier, alabó la unidad de la Asamblea Nacional del PRI, en la que el otrora partidazo se transformó en un “partido moderno del siglo XXI”, en un partido socialdemócrata.


Pero la verdadera figura del evento, sin hablar ante el micrófono, fue Mario Marín García, hijo de gobernador del estado. Llegó tarde, se colocó en la silla que ocupaba Miguel Ángel Fierro cuando éste hizo uso del micrófono y, en su calidad de dirigente de la agrupación Todos los Jóvenes, recibió los saludos de los oradores en turno.


Al concluir el acto, mientras brindaba con vino blanco, Marín García fue el más fotografíado. Una chica de Izúcar le pedía emocionada a un joven de camiseta roja con el lema “la nueva sangre revolucionaria” que le tomara una foto con el hijo del gobernador. “Mi amiga está enamorada de él. Que se muera de envidia”. Y Marín accedió.

 

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