A Europa le preocupa un impacto petrolero como el de 1970


Mark Landler /Francfort, Alemania


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En Europa, donde un mercado crediticio fuerte ha provocado menos caos que el de Estados Unidos, la gente se está centrando en otro temor económico: un impacto petrolero al estilo del de los 1970. Gordon Brown, el Primer Ministro de Gran Bretaña, y Jean Claude Trichet, el gobernador del Banco Central Europeo, han advertido sobre los peligros de un nuevo impacto petrolero en Europa.


Los costos del combustible en aumento han provocado huelgas de pescadores y choferes de camión desde España a Escocia. Bloqueos han paralizado las carreteras en las afueras de Madrid y Barcelona.


Los temores de que el aumento elevado en los precios del petróleo pueda iniciar una espiral inflacionaria se reforzaron cuando la Unión Europea dio a conocer cifras que muestran que los costos por hora de la fuerza de trabajo se incrementaron drásticamente en el primer trimestre, y están creciendo a su ritmo más rápido desde principios de 2003.


Un efecto dominó parecido ocurrió después del primer impacto petrolero en 1973, y dejó a Europa con un legado de inflación y estancamiento que requirió de una década para desaparecer, así como de una recesión dolorosa a principios de los ochenta.


“La memoria histórica del primer impacto petrolero es mucho más fuerte para los europeos que para los estadounidenses”, dijo Daniel Yergin, presidente de Asociados para la Investigación Energética de Cambridge. “Para los estadounidenses, el recuerdo es de las filas para la gasolina. Para los europeos, fue el final del milagro económico de la posguerra”.


El y otros expertos previenen contra la exageración en comparar a 2008 con 1973. Europa, dicen, está mejor equipada para absorber estos tipos de impactos de lo que estaba hace 35 años: con una moneda firme y compartida, un banco central independiente, y economías abiertas y más flexibles.


No obstante, debido a la desaceleración del crecimiento al mismo tiempo que aumentan los salarios y los precios, hay similitudes inquietantes.


“Hay descontento entre los trabajadores, que en la actualidad, como en los setenta, sienten que los han estafado”, dijo Holger Schmieding, principal economista europeo del Bank of America en Londres. “Tienen que gastar más dinero en combustibles, así es que tienen menos para gastar en otras cosas, y quieren que se les compense”.


El incremento drástico en los costos por la fuerza de trabajo, dijeron economistas, casi garantiza que el Banco Central Europeo aumente las tasas de interés el mes entrante. Un aumento en la tasa, dijeron, sería una advertencia severa a los sindicatos para que no usen la inflación para sacarle a los empleadores aumentos elevados.


Durante una rueda de prensa en Fráncfort, Trichet dio una breve lección de historia para subrayar que el Banco no repita los errores de sus predecesores reaccionando con demasiada lentitud a la inflación.


“En Europa se puede datar el primer impacto petrolero en el comienzo de un crecimiento mucho más bajo y el desempleo generalizado. Una gran cantidad de economistas también dicen eso, y confío en que los gobiernos recuerden esos impactos en forma muy lúcida en cuanto a los peligros”.


El primer ministro de Gran Bretaña Brown ha hecho un llamado a dar una respuesta mundial coordinada a los precios del petróleo en aumento, y quiere que sea “de la más alta prioridad” en una reunión de líderes del Grupo de los Ocho de los países industrializados, a llevarse a cabo en Japón el mes entrante. Nicolás Sarkozy, el Presidente francés, propuso la reducción de los impuestos a la gasolina.


Sin embargo, los líderes políticos tienen relativamente pocas opciones para detener el alza en los precios del petróleo, razón por la cual se ha puesto la mayor parte de la atención en los bancos centrales, y, en particular, en el Banco Central Europeo.


Tras sorprender a los mercados enviando la señal de que podría incrementar las tasas en julio, el Banco tranquilizó a los inversionistas —por medio de comentarios que hicieron Trichet y otros miembros de su consejo de gobierno—, en cuanto a que no planea embarcarse en una nueva ronda de incrementos a las tasas.


“Sacudieron el barco en un momento muy delicado”, dijo Thomas Mayer, el principal economista europeo del Deutsche Bank. “Fue como estar en la cocina con una fuga de gas y que alguien encendiera un cerillo”.


Más allá del tema de cómo se comunica el Banco, Mayer dijo que le inquieta que las tasas en aumento agraven la desaceleración en Europa. Comentó que también duda que la política monetaria pueda desalentar los incrementos salariales, en particular en países como España, que indexan los salarios con la inflación.


Mayer está entre los escépticos de las analogías con relación al primer impacto petrolero. El Deutsche Bank elaboró una lista de factores presentes en Europa en los setenta —política fiscales relajadas, sindicatos poderosos, bancos centrales políticamente débiles, políticas comerciales proteccionistas y así sucesivamente—, y encontró que casi en todas las áreas, Europa es más abierta y flexible hoy que en esa época.


Eso hace que la estanflación —la combinación de la inflación con el estancamiento que se apoderó de Europa después del primer impacto— sea menos probable en esta ocasión, aquí o en cualquier otra economía avanzada, dijo Mayer.


Dado que los sindicatos son menos fuertes, la inflación salarial aún no es un problema en toda Europa. Mientras que los costos por fuerza de trabajo en España aumentaron 5.7 por ciento en el primer trimestre de 2008, se desaceleraron en Francia y Alemania. Los recientes acuerdos salariales con los empleados del sector público en Alemania aún podrían elevar sus cifras.


La respuesta del Banco Central Europeo a los precios del petróleo, dijo Mayer, le recuerda los años setenta que la hiperinflación alemana de los veinte, situación que ayudó, para combatir la inflación, a crear el Bundesbank, el banco central alemán que influyó enormemente en el banco europeo.“El BCE ha tenido una reacción muy al estilo del Bundesbank”, comentó, y agregó que en los setenta, “lo hizo bien”.

 

 

 

 


 
 
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