Despido injustificado en la Consejería Jurídica


Dejan desamparada a una mujer que tiene cinco hijos y está endeudada


A pesar de contar con los justificantes médicos, y de encontrarse en una precaria situación, la consejera jurídica Claudia Rivadeneyra no se tentó el corazón para despedirla argumentando faltas administrativas


Edmundo Velázquez

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Madre de cinco hijos y endeudada por el tratamiento médico de una de sus hijas, Patricia Vara Gutiérrez fue víctima de un despido injustificado en la Consejería Jurídica, debido a que faltó dos días por enfermedad a su trabajo.


A pesar de contar con los justificantes médicos, y de encontrarse en una precaria situación, la consejera jurídica Claudia Rivadeneyra no se tentó el corazón para despedirla argumentando faltas administrativas.


A través de una carta al gobernador Mario Marín Torres, la ex funcionaria pide que tome cartas en el asunto para ser restituida como subdirectora de Enlace Institucional con Entidades. Además pide que su caso sea analizado por la Secretaría de Desarrollo Evaluación y Control (Sedecap) debido a la serie de irregularidades con las que se dio su despido.


En la carta, a la cual esta redacción tuvo acceso a una copia, se habla de cómo la consejera jurídica Claudia Rivadeneyra mantiene una actitud de despotismo y terrorismo laboral entre sus trabajadores, de la que la misma Patricia Vara fue víctima.


Y es que la ex funcionaria se mantiene sometida al pago de un costoso tratamiento médico así como de las operaciones que necesitó su hija Estefani, quien por padecer de leucemia tuvo que someterse al trasplante de médula ósea en una institución privada de salud.


De acuerdo al relato de Patricia, su despido fue absurdo. Ella padeció una gripe que se le complicó entre los días 20 de mayo y 10 de junio. Aún así, los primeros días en que sufrió la enfermedad asistió sin problemas.


Sin embargo, para atenderse acudió a un médico particular para no faltar a su trabajo debido a “las complicaciones que representa el atenderse en el Issstep”, según refirió en su denuncia. Mientras tanto no faltó y siguió acudiendo a su trabajo al someterse a tratamiento médico.


Pero el día cuatro de junio su padecimiento se agravó por lo que pidió permiso a su jefe inmediato, Manuel Herrera Quijada, y a la titular administrativa, María Guadalupe Flores Santos. Ambos funcionarios pidieron que comentara su salida a la subconsejera de los consultivo, María Eva Josefina Lozada Carmona, quien también estuvo conforme con su salida por motivos de salud.


La trabajadora acudió a la clínica médica 2 del Issstep, pero al ver lo difícil del trámite, prefirió ir mejor nuevamente a un médico particular. El jueves 5 de junio de 2008 amaneció mejor de salud y se fue a trabajar. Pero el viernes 6 de junio se volvió a agravar su padecimiento, por lo que se mantuvo aliviándose los días viernes, sábado y domingo.


El lunes 9 de junio le dieron dos días de incapacidad en el Issstep, por lo que faltó con justificante médico. Aún así cuando volvió a trabajar se encontró con que le pedían su renuncia.


“A nombre de la licenciada Eva Lozada y de la licenciada Claudia Rivadeneyra te pido tu renuncia (…) la licenciada Eva Lozada, quien es tu jefa inmediata te perdió la confianza y ya no puede trabajar así contigo, el motivo no lo sé, pero es lo que ella le dijo a la licenciada Claudia Rivadeneyra y entre las dos tomaron la decisión de pedirte la renuncia”, fue la justificación que le dio a Patricia Vara, la titular de la dirección administrativa, María Guadalupe Flores Santos. Luego de negarse a firmar una renuncia  Patricia acudió con la consejera jurídica para saber por qué la corría sin justificación.


En la entrevista la propia consejera comentó que Patricia no le simpatizaba y con eso básicamente justificaba su salida. “No tienes por qué no trabajar con quien no te cae (sic)”, le dijo Rivadeneyra al respecto. Luego de esto a Patricia se le ha impedido volver a su trabajo e incluso se le ha sacado de las oficinas.


“Mi peor pecado fue enfermarme, no avisar primero a Eva Lozada, ser mujer, ser trabajadora e intelectualmente capaz de aprender donde quiera que me pongan a trabajar (…) aguanté muchísimo, más de lo narrado aquí, pero todo ello obedeció a la simple necesidad económica de salvar la vida de mi hija…”, termina la trabajadora en su carta donde exige al gobernador de Puebla parar tantas irregularidades en su contra.

 


 
 
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