Instalación de ambulantes deja 50 mil pesos diarios


Juan de Dios Bravo se queda con las ganancias


Esto, de acuerdo con las cuotas que ingresan a la Secretaría de Gobernación municipal, sin que sean reportadas a la Tesorería, así, el acuerdo para que permanezcan los ambulantes en las calles del centro los fines de semana generan ganancias al mes de casi 700 mil pesos


Yonadab Cabrera Cruz

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La indefinición del nuevo gobierno municipal para reubicar a los ambulantes y sacarlos del Centro Histórico, provoca que Juan de Dios Bravo se embolse alrededor de 50 mil pesos cada día que se instalan los vendedores informales en las calles del primer cuadro de la ciudad.


Esto, de acuerdo con las cuotas que ingresan a la Secretaría de Gobernación municipal, sin que sean reportadas a la Tesorería, así, el acuerdo para que permanezcan los ambulantes en las calles del centro los fines de semana generan ganancias al mes de casi 700 mil pesos.


Estos datos, de acuerdo al censo que realizó la Segob municipal en la administración anterior, donde se registraron 800 ambulantes, quienes para vender su mercancía pagan cuotas diarias entre 50 y 100 pesos, de acuerdo al grupo de comerciantes al que pertenezcan.


En un recorrido que realizó Cambio por la calle 5 de Mayo el fin de semana pasado, se pudo apreciar que estos vendedores nuevamente se instalaron, argumentando que se debe respetar el acuerdo que signaron con la gestión de Enrique Doger Guerrero, el cual estipula que se pueden colocar en las calles del primer cuadro de la ciudad los días viernes, sábado, domingo y lunes, hasta que se concrete su reubicación.


Un integrante de la asociación de ambulantes de Silvia Cervantes, reveló a Cambio que los líderes de las 21 organizaciones nunca informan a sus agremiados los acuerdos a los que llegan con la Secretaría de Gobernación, ellos sólo se limitan a pagar sus cuotas: “y a veces nos dicen si nos instalamos o no, pero nunca nos detallan lo que pactan con el ayuntamiento”, expresó el comerciante.


Además, aseveró que en las temporadas de altas ventas, como en el caso de Día de Muertos, Navidad y Semana Santa, los ambulantes deben pagar su cuota diaria y además deben dar un pago extra, para que se les permita instalarse en estas épocas del año.


Por ello, informó que el número de vendedores ambulantes varía sobre todo en las fechas antes mencionadas: “por ejemplo en diciembre éramos 900 vendedores, rebasamos el padrón que tiene el ayuntamiento, pero es por lo mismo, son temporadas de altas ventas y por eso también nos cobran una cuota extra, que en diciembre fue de 500 pesos”.


Pero sin importar, si es temporada alta o no, lo que sí es un hecho es que a la Secretaría de Gobernación del municipio entran en estos cuatro días alrededor de 160 mil pesos, que acumulados en un mes son alrededor de 640 mil, en una estimación promedio. Dicho dinero se queda entre los líderes, quienes según el vendedor consultado por Cambio, se quedan con 20 por ciento, mientras que el resto es para los funcionarios de primer nivel de esta dependencia, incluyendo a su titular.

 

Juan de Dios ya encontró su mina de oro: Jorge Nasta


Para el presidente de los comerciantes del Centro Histórico, Jorge Nasta, los rezagos en la reubicación de los ambulantes y la inoperancia de Juan de Dios Bravo se debe más a que este último encontró “su caja chica”, para hacerse de dinero a costa del ayuntamiento y de los vendedores informales.


“Por eso no los quiere reubicar, es él quien está retrasando los trabajos y las negociaciones, si ya el ayuntamiento les regaló un predio, qué más quieren los señores. Además ellos estaban de acuerdo en que se iban a pasar en las condiciones en las que estuviera, pero como ya vio Juan de Dios dónde está la mina de oro, pues ahora su tirada es dejarlos que se instalen no nada más cuatro días, sino toda la semana.”


Incluso, aseguró que hay un contubernio entre los inspectores de la Segob municipal y los comerciantes para que les avisen los días en que hay operativos, a cambio de un pago, un refresco o una bebida alcohólica.


“Los ambulantes se llevan a los inspectores a un bar que está en el parque de San Luis, ahí los sobornan y se hacen sus amigos, para que los ayuden cuando llegan los operativos del ayuntamiento.”

 


 
 
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